Deuda
Exprimiendo un tanto el ¨¦xito conseguido por este espect¨¢culo no precisamente nuevo -fue estrenado en 1999 en Buenos Aires-, el quinteto Les Luthiers se ha dado otra pasada por la geograf¨ªa espa?ola para volver a presentar Todo por que r¨ªas ante aquellos rezagados de sus seguidores espa?oles que se lo perdieron en su anterior visita a Madrid, hace un a?o. La verdad es que este dato, junto al hecho de que en el vest¨ªbulo del hotel se vendieran todos sus espect¨¢culos grabados en formato DVD, hac¨ªa levantar un ligero tufillo a despedida, que es de esperar no sea tal. Porque ser¨ªa dif¨ªcil plantearse la vida sin acudir de tanto en tanto a la ventana surrealista a trav¨¦s de la cual Mundstock, Rabinovich, L. Puccio. N¨²?ez Cort¨¦s y Maronna redefinen con su canto un mundo imposible de ser tomado absolutamente en serio sin incurrir en la locura o la desesperaci¨®n.
Les Luthiers
Marcos Mundstock, Carlos L¨®pez Puccio, Carlos N¨²?ez Cort¨¦s, Jorge Maronna y Daniel Rabinovich (voces e instrumentos). Palacio de Congresos. 30, 40 y 60 euros. Madrid, 24 de noviembre.
As¨ª que, de nuevo apoltronados en un recinto francamente c¨®modo, hubo ocasi¨®n de comprobar la belleza y retranca de la voz de Marcos Mundstock, el talento como clown musical de Daniel Rabinovich y lo bien que tocan con humor el pianista Carlos N¨²?ez Cort¨¦s, el violinista Carlos L¨®pez Puccio y el guitarrista Jorge Maronna. El repertorio fue id¨¦ntico al de su anterior visita, as¨ª que poco hay que a?adir a la ejecuci¨®n y efectos en el p¨²blico de la Serenata t¨ªmida, la ¨®pera sacra Daniel y el Se?or, el tango Gloria de Mastropiero, o la obra sanitaria Loas al cuarto de ba?o. Tampoco a la parodia radiof¨®nica que despachan a cuatro manos y dos voces Mundstock y Rabinovich. Como en los toros, de nuevo dos orejas y rabo.
Pero -y hay un pero que surge del fanatismo por el grupo y que es m¨¢s que probable que sea compartido por muchos lectores-, puestos a repetir, desde aqu¨ª se ruega a estos monstruos del humor que den a los espa?oles -a sus seguidores m¨¢s veteranos y a los m¨¢s nuevos- la oportunidad de escuchar en directo piezas m¨ªticas como La Bossa Nostra, Oi Gado?a ya, El Teorema de Tales, la Serenata Mariachi o la mism¨ªsima y primigenia Cantata laxat¨®n, cuyos textos proceden del prospecto de un conocido laxante argentino, entre muchas otras piezas maravillosas que han ido enganchando a los vagones de espectadores al descacharrante tren de Les Luthiers. Nos lo -se lo- deben.
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