Laboratorio Documenta
La originalidad de Barcelona tiene menos que ver con su dominio de la ret¨®rica urban¨ªstica que con su verso supuestamente libre, que ha hecho de ella una ciudad que se alza sobre sus aguas maternales para rechazar los razonamientos r¨ªtmicos consensuados. Es ese disentimiento, esa insensatez, la que domina el ensue?o que la llevar¨¢ a la concha de su propia transformaci¨®n interior. Barcelona es una inmigrante, pero tambi¨¦n una arist¨®crata condenada a sufrir por su altivez y sus remilgos.
El oto?o empez¨® extra?o en la parte de la ciudad m¨¢s patizamba, el barrio del Bes¨°s. Fue el 22 de septiembre, cuando sobre el Instituto de Ense?anza de esta zona cercana al recinto del F¨®rum, aterriz¨® un hobrecillo extra?o. Su refinamiento contrastaba con lo ordinario y excesivo de aquella reclusi¨®n dom¨¦stica suburbana. En el gimnasio del centro, una veintena de periodistas y el equipo de direcci¨®n del Macba le ayudaban a colocar la "cuarta pared" de un museo en miniatura que servir¨ªa de diafragma entre dos mundos opuestos: en el exterior, la precariedad y fragilidad humana muy cerca de un entorno demasiado amable -el F¨®rum- para tantas "vidas desnudas" (Walter Benjamin); en el interior, la sublimaci¨®n a la que el arte somete los conflictos de la sociedad. En aquel paisaje poslunar, Roger Buergel, nuestro ET, explicaba las l¨ªneas b¨¢sicas de la exposici¨®n ?C¨®mo queremos ser gobernados?, un proyecto que ofreci¨® al Macba en 2003 como prueba piloto en el que basar¨ªa su futuro dise?o de Documenta XII, cuando el comisario alem¨¢n todav¨ªa era candidato m¨¢s entre otros cuatro para dirigir la macroexposici¨®n de Kassel en 2007.
La obra de Alejandra Riera es un relato tartamudo sobre aquellos que no tienen voz
Roger Buergel (Berl¨ªn, 1962),
que enmarca su trabajo en un proyecto m¨¢s amplio que se inici¨® en L¨¹neburg, continuar¨¢ en Miami y Viena, hab¨ªa decidido que Barcelona ser¨ªa su centro de operaciones, as¨ª que proyect¨® tres exposiciones de forma encadenada que se situar¨ªan en el ombligo de la ribera del Bes¨°s, el complejo fabril de Palo Alto y un centro c¨ªvico en La Mina. Tras la inauguraci¨®n, Buergel declar¨®: "Me alegro de que la gente no haya ido al F¨®rum, se han dado cuenta de que s¨®lo era un gran pretexto, a nivel local de manera obvia, pero tambi¨¦n de forma m¨¢s global, porque pretende mostrar que los conflictos del mundo se pueden solucionar con consenso, y eso no es cierto, el consenso es algo que se consigue al final de una confrontaci¨®n, pero plantearlo como forma de comunicaci¨®n de entrada es un error, un control sin l¨ªmites. Vemos c¨®mo muchos pa¨ªses europeos est¨¢n aplicando este consenso y c¨®mo explota por todas partes, como en Alemania".
La intenci¨®n de Buergel era que
aquella exposici¨®n -clausurada el 7 de noviembre- transmitiera la idea de la importancia del arte en "la creaci¨®n de una opini¨®n p¨²blica mundial que reclama democracia planetaria y la distribuci¨®n sin exclusiones de los bienes comunes", a trav¨¦s de la obra de autores que desde hace unos meses est¨¢n en la colecci¨®n del Macba, como los alemanes Andreas Siekman y Harun Farocki, el franc¨¦s Patrick Faigenbaum, la austriaca Ines Doujak, los colectivos Archivo Tucum¨¢n Arde, Ex Argentina o Situaciones.
Un caso paradigm¨¢tico es el de la argentina Alejandra Riera (1962). Su obra form¨® parte de la muestra program¨¢tica de Buergel, Things we don't understand, en la Generali Foundation de Viena (1999); el Macba acaba de comprar su v¨ªdeo Entre/acto I: "Im¨¢genes de frontera", que ahora se incluye en la exposici¨®n maquettes-sans-qualit¨¦, en la Fundaci¨®n T¨¤pies, junto a cuatro trabajos m¨¢s, aunque la artista haya preferido convertirla en un espacio imaginario, un refugio que deja sitio a las m¨²ltiples voces de los desheredados.
El trabajo de Alejandra Riera,
que particip¨® en la Documenta XI, es muy ilustrativo de lo que le interesa a Buergel: se trata de una artista que rechaza la autor¨ªa -su proyecto es colectivo-, que habla de personas y lenguas "sin atributos". Repudia su lengua materna (se comunica s¨®lo en franc¨¦s), su trabajo es procesual, nunca resuelto, pues est¨¢ "en huelga"; son maquetas interrumpidas, sin "cualidad", distribuidas por las paredes del s¨®tano de la fundaci¨®n. Como un libro ca¨ªdo de la biblioteca borgeana, la obra de Riera es un relato tartamudo sobre los que no tienen voz (uno de los casos que se ilustran es el de la presa pol¨ªtica kurda Leyla Zana), que se compone de fotograf¨ªas, leyendas y documentos de v¨ªdeo. Tambi¨¦n es un trabajo atravesado por la paradoja, la de una artista que trabaja en un idioma que no es el suyo y que habla sobre personas a las que les han arrebatado su lengua.
Vemos c¨®mo el arte -"esa manera soberana de ver las cosas", seg¨²n Buergel- se est¨¢ poniendo a prueba en Barcelona. El fracaso o el ¨¦xito de la Documenta XII de Kassel depender¨¢, en parte, del esfuerzo de su secreta fatiga, o de su necesaria curiosidad.
maquettes-sans-qualit¨¦. travail en gr¨¨ve/ trabajo en huelga. Fundaci¨®n T¨¤pies. Arag¨®n, 255. Barcelona. Hasta el 16 de enero de 2005.
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