La mirada inquietante

No es una imagen de fortaleza, tampoco de fragilidad. Es una mirada inquisitiva pero no invasiva. Imma Mons¨® (Lleida, 1961) mira y analiza a una distancia que no es consecuencia de la altivez, sino de la timidez. Menos mal. Si a la curiosidad inmensa que siente hacia sus semejantes le hubiera acompa?ado un arrojo semejante nos hallar¨ªamos ante un fen¨®meno.

Mons¨® aplica esta misma curiosidad y capacidad anal¨ªtica a sus libros. A la distancia ella prefiere llamarla iron¨ªa, una herramienta que le permite quitar hierro a unas historias protagonizadas por personajes que podr¨ªan ser clientes de Oliver Sacks o criaturas de Thomas Bernhard, un autor con quien nuestra escritora ha confesado troncharse de risa.

Hizo su aparici¨®n en 1996 con No se sap mai (Edicions 62; Nunca se sabe, Tusquets), una primera novela que sorprendi¨® porque revelaba a una escritora con aquello que se suele llamar un mundo propio. Desde entonces, Mons¨® ha publicado dos novelas m¨¢s, Com unes vacances (Edicions 62; Como unas vacaciones, Tusquets) y Tot un car¨¤cter (La Magrana; Todo un car¨¢cter, Alfaguara) y dos libros de cuentos, Millor que no m'ho expliquis (La Magrana; Mejor que no me lo cuentes, Alfaguara) y Marxem, pap¨¤. Aqu¨ª no ens hi volen (La Magrana).

La utilizaci¨®n de personajes con comportamientos que rozan lo patol¨®gico es la estrategia seguida por Mons¨® para enfocar cuestiones como la memoria y el olvido, la posibilidad de adoptar una identidad diferente a la adjudicada en el reparto, la monoton¨ªa y la cotidianidad, la percepci¨®n y los sentidos, las relaciones entre madres e hijas... Son personajes que se mueven en mundos cerrados, en coordenadas casi teatrales, en textos que reflexionan tambi¨¦n en c¨®mo se construyen los discursos y en la dificultad de una comunicaci¨®n precisa entre las personas.