Otra revoluci¨®n de terciopelo
Obtendr¨¢ otro premio la revoluci¨®n de terciopelo en Europa? Cuando los manifestantes ucranios en las calles heladas de Kiev colocan flores en los orificios de los escudos de metal de las fuerzas antidisturbios, nos est¨¢n enviando dos mensajes desesperados pero llenos de dignidad: "Queremos entrar en Europa" y "Queremos hacer esto a la europea". Es decir, pac¨ªficamente, sustituyendo el viejo modelo jacobino-bolchevique de cambio violento de r¨¦gimen por el nuevo modelo europeo de revoluci¨®n de terciopelo; como en Praga y Berl¨ªn en 1989, como en Serbia cuando cay¨® Milosevic; como en Georgia, donde, hace un a?o, el presidente popular entr¨® en el Parlamento con una rosa en la mano.
Lo que est¨¢ en juego estos d¨ªas no es tan s¨®lo el futuro de Ucrania. Es tambi¨¦n el futuro de la propia Rusia y, por consiguiente, de toda Eurasia
Por una vez, la direcci¨®n de la UE ha hablado con tanta claridad como Washington. "No aceptamos estos resultados. Creemos que son fraudulentos", ha dicho Bot
"Tenemos que mantener la posici¨®n inequ¨ªvoca de que la desobediencia civil pac¨ªfica es una reacci¨®n leg¨ªtima, incluso necesaria, al fraude electoral"
Si nosotros, desde nuestro c¨®modo refugio en la Europa institucional a la que estos manifestantes pac¨ªficos miran con anhelo y esperanza, no nos apresuramos a apoyarles con todos los medios a nuestro alcance, traicionaremos los ideales que afirmamos representar. Es posible que ma?ana sea ya demasiado tarde. Escribo estas l¨ªneas el mi¨¦rcoles por la tarde. ?Qui¨¦n sabe qu¨¦ habr¨¢ ocurrido en Ucrania cuando se publiquen? Por el momento, los dos bandos siguen respetando el primer mandamiento del nuevo catecismo europeo: nada de violencia. ?Pero cu¨¢nto tiempo aguantar¨¢n?
Durante la campa?a de las elecciones presidenciales, unos gorilas daban palizas a los seguidores del candidato proeuropeo, V¨ªktor Y¨²shenko. Pero una joven manifestante de Kiev todav¨ªa puede expresar su esperanza en una soluci¨®n pac¨ªfica: "Como en Georgia hace un a?o..., como deber¨ªa ser en un pa¨ªs civilizado".
Resulta fascinante lo directa que es la cadena de aprendizaje de las revoluciones de terciopelo en Europa. Uno de los grupos m¨¢s activos en la oposici¨®n democr¨¢tica de Ucrania es el llamado Pora, "ya es hora", que es exactamente lo que gritaban las muchedumbres en la plaza de Wenceslao, en Praga, en noviembre de 1989. Los activistas estudiantiles de Pora recibieron lecciones personales de resistencia no violenta de los estudiantes serbios del grupo Otpor (resistencia), que estuvo en primera l¨ªnea cuando derrocaron a Milosevic. Esos mismos serbios ayudaron tambi¨¦n al movimiento de vanguardia de Georgia, Kmara (basta ya). El martes pasado se vio una bandera georgiana en la plaza de la Independencia de Kiev. En Tbilisi, el presidente de la revoluci¨®n de la rosa en Georgia, Mijail Saakashvili, interrumpi¨® el discurso de conmemoraci¨®n del primer aniversario para dirigir unas palabras de aliento, en ucranio, a sus "hermanos y hermanas" de Kiev.
Lech Walesa, el antiguo dirigente de Solidaridad -aquel movimiento polaco padre de todas las revoluciones pac¨ªficas en Europa-, ha aceptado una invitaci¨®n de la oposici¨®n ucrania para ir a Kiev a servir de mediador.
Trucos grotescos
Los trucos del otro bando tambi¨¦n son conocidos. Lo m¨¢s importante es la grotesca utilizaci¨®n de la televisi¨®n estatal para favorecer al candidato pro ruso, V¨ªktor Yan¨²kovich. (Las televisiones estatales son las Bastillas de nuestra ¨¦poca). Luego, unas torpes intervenciones de Mosc¨², incluidas dos visitas del presidente ruso y ex funcionario del KGB, Vlad¨ªmir Putin. Intimidaci¨®n. Censura. Mentiras. Trucos sucios; entre ellos, la novedad, al parecer, de dar a los partidarios de Yan¨²kovich m¨²ltiples tarjetas de votantes para que pudieran "votar pronto y votar muchas veces" en diversas circunscripciones. La oposici¨®n ucrania les llama, ir¨®nicamente, "votantes libres". Se dice que a los mineros de la regi¨®n de Donbass les est¨¢n llevando en autobuses a la capital para aclararles las cosas a esos mariquitas de liberales. (Algo parecido hicieron los sucesores de Ceausescu para conservar el poder en Rumania). Y luego est¨¢n las incre¨ªbles cifras de participaci¨®n, similares a las de las antiguas dictaduras de Europa del Este, y que han llegado a dar, en un colegio, m¨¢s del 100%. ?Qui¨¦n dice que Europa es aburrida?
Sin embargo, lo m¨¢s probable es que, hasta el martes, muchos europeos occidentales ni siquiera supieran que se estaban celebrando elecciones presidenciales en Ucrania. Lo ¨²nico que nos interesaba era la del presidente de Estados Unidos. Y, para nuestro bochorno, los estadounidenses han hecho seguramente m¨¢s para apoyar a la oposici¨®n democr¨¢tica en Ucrania y llamar la atenci¨®n sobre las infracciones electorales que Europa occidental. Los polacos, chechos y eslovacos s¨ª han intervenido de forma m¨¢s activa, porque saben lo que est¨¢ en juego.
Lo que est¨¢ en juego no es s¨®lo el futuro de Ucrania, que pueda orientarse hacia Europa, Occidente y la democracia liberal, o vuelva al autoritarismo y la Rusia de Putin. Es tambi¨¦n el futuro de la propia Rusia y, por tanto, de toda Eurasia. Si Rusia recupera Ucrania, adem¨¢s de Bielorrusia, volver¨¢ a ser una Rusia imperial, tal como desea Putin. Si Rusia ve c¨®mo Ucrania avanza hacia Europa y Occidente, tendr¨¢ la posibilidad de empezar a ser tambi¨¦n, con el tiempo, una naci¨®n-estado m¨¢s normal, liberal y democr¨¢tica. Porque en estos momentos, con Putin, Rusia sigue una trayectoria distinta, peor, y los dirigentes occidentales se han mostrado pusil¨¢nimes respecto a ella. Todos hemos ca¨ªdo en la pol¨ªtica del apaciguamiento. Como es natural, tambi¨¦n interviene una lucha de poderes mundial. Georgia, desde que tiene el nuevo Gobierno, se ha convertido en aliado de Estados Unidos. Ucrania, con Y¨²shenko, podr¨ªa hacer lo mismo. Pero, sobre todo, se volver¨¢ hacia Europa. En los ¨²ltimos tiempos, los m¨¢s fervientes partidarios de Europa est¨¢n en la periferia, y ninguno como los ucranios. Lo que esperan, un d¨ªa, es incorporarse a la UE, no a EE UU. A corto plazo, nuestra capacidad de acci¨®n es limitada.
Por una vez, la direcci¨®n de la UE ha hablado con tanta claridad como Washington. "No aceptamos estos resultados", ha dicho el ministro holand¨¦s de Exteriores, Bernard Bot, en nombre de la presidencia actual de la Uni¨®n. "Creemos que son fraudulentos". Bien dicho, se?or Bot. Y Javier Solana, lo m¨¢s parecido que tiene la UE a un ministro conjunto de Exteriores, ha advertido de que la relaci¨®n de Ucrania con la Uni¨®n Europea depender¨¢ de su relaci¨®n con la democracia. Y en la cumbre UE-Rusia, celebrada el jueves, le transmitieron un claro mensaje al presidente Putin. Ahora bien, es evidente que la crisis inmediata debe resolverse de manera interna, entre los propios ucranios. Pero tenemos que mantener la posici¨®n inequ¨ªvoca de que la desobediencia civil pac¨ªfica es una reacci¨®n leg¨ªtima, incluso necesaria, al fraude electoral. Y que el uso de la fuerza militar para negar al pueblo el derecho a la protesta pac¨ªfica es algo que no se acepta en la Europa del siglo XXI. Son precisamente lugares como Kiev, m¨¢s que Bruselas, los que nos permiten ver la gran historia que puede contar Europa, si supi¨¦ramos contarla. Es la historia de una expansi¨®n constante de la libertad, desde la situaci¨®n de hace 60 a?os, en la que no hab¨ªa m¨¢s que un pu?ado de pa¨ªses en libertad precaria y pr¨¢cticamente todo el continente estaba en guerra, hasta la situaci¨®n actual, en la que no hay m¨¢s que dos o tres pa¨ªses europeos que carezcan verdaderamente de libertad y casi todo el continente vive en paz.
Ser m¨¢s libres
Orwell escribi¨® que "desde dentro, todo parece peor". Sean cuales sean sus fallos vistos desde dentro -y son muchos-, la UE, para los dem¨¢s, es un gran polo de atracci¨®n y un promotor de la libertad. Casi todos nuestros vecinos quieren incorporarse a ella para ser m¨¢s libres (adem¨¢s de m¨¢s ricos) y asegurar las libertades por las que muchos de ellos han luchado en sus revoluciones de terciopelo. A largo plazo, decir que una Ucrania democr¨¢tica tendr¨¢ su sitio en la UE es el mejor respaldo que podemos dar a los dem¨®cratas de aquel pa¨ªs. Eso s¨ª, de forma inmediata, lo que hace falta es la advertencia m¨¢s dura y firme que puedan hacer Europa, Estados Unidos y cualquier otra democracia con influencia en Kiev o Mosc¨².
Un grupo de estudiantes de Lviv nos env¨ªan este llamamiento a trav¨¦s de la p¨¢gina web de la BBC: "Confiemos en que Yan¨²ko-vich no decida volver los ca?ones contra nosotros... No dej¨¦is que maten nuestra voluntad".
Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia
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