Cincuenta a?os pagando con dinero de pl¨¢stico
Diners Club introdujo en 1954 la primera tarjeta de cr¨¦dito en Espa?a para uso de los turistas norteamericanos
Las primeras tarjetas de cr¨¦dito circularon en Espa?a antes que el famoso seiscientos por las carreteras nacionales, un a?o antes: en 1954, Diners Club entreg¨® aquellas tarjetas de cart¨®n donde se le¨ªan los pocos establecimientos que admit¨ªan esta forma de pago. En los primeros momentos todo estaba pensado para que los norteamericanos pudieran pagar hoteles y restaurantes en sus vacaciones por Espa?a. Pronto se sumaron los primeros espa?oles (s¨®lo en masculino), pero no pod¨ªan usar su tarjeta m¨¢s all¨¢ de las fronteras patrias porque el r¨¦gimen recelaba de los movimientos de divisas.
"Entonces, tener tarjeta de cr¨¦dito era un descr¨¦dito. Cuando pagabas con ella te miraban como si no tuvieras dinero. Cost¨® mucho que las tiendas la admitieran. Y a¨²n cost¨® m¨¢s que el Instituto Espa?ol de Moneda Extranjera autorizase su uso para viajar fuera", recuerda Enrique Enrich. A mediados del siglo pasado ¨¦l era consejero de la compa?¨ªa Diners Club en Espa?a.
En 1949, Frank Mcnamara olvid¨® su billetero y su esposa tuvo que sacarle de tan embarazoso trance abriendo su bolso. Cenaban en Nueva York. ?Nunca m¨¢s!, pens¨® el atribulado caballero, y en 1950, con la ayuda de su abogado, crearon la Diners Club. Fue la primera tarjeta que cruz¨® el tel¨®n de acero. En Bulgaria, cuando se negociaba el establecimiento de la franquicia, un polic¨ªa se present¨® en los m¨¢s lujosos hoteles de Sof¨ªa para informar a los empleados de que muy pronto les pagar¨ªan con un trozo de pl¨¢stico. "Es igual que dinero y como tal deben aceptarlo. A partir de ahora, ingleses y americanos pagar¨¢n con ello. Deben estar muy atentos y escuchar lo que hablan".
En 1954, los espa?oles no pod¨ªan salir al extranjero con m¨¢s de 2.000 pesetas, pero "eso era ficci¨®n y mentira. Se sal¨ªa con las 2.000 pesetas y con la trampa". Trampas hab¨ªa varias; tambi¨¦n cuando se usaba la tarjeta en Espa?a. "En la mayor¨ªa de los establecimientos te hac¨ªan un descuento con tal de que pagaras en met¨¢lico", lamenta Enrich.
Ahora hay 2.000 millones de tarjetas de todas las clases y colores circulando por el mundo y el a?o pasado, entre compras y operaciones en cajeros, se movieron cuatro billones de euros, "seis veces el PIB [producto interior bruto] espa?ol". El presidente de la compa?¨ªa, Eduardo Rodr¨ªguez-Losada, ha compartido esta semana una comida con los primeros usuarios de la Diners para celebrar el 50? cumplea?os de la tarjeta.
Uno de ellos es Carlos L¨®pez-Quesada, que fue director de la Banca L¨®pez-Quesada, como su padre, y como su abuelo. "Yo viajaba mucho, era concursista de la h¨ªpica nacional, iba a Lisboa, Niza, Ginebra, Italia... En Ginebra estudiaba mi hija, y yo estaba all¨ª en 1957 con el club h¨ªpico en un concurso. De pronto se presentaron mi mujer y mis suegros. Fue la primera vez que pagu¨¦ con la Diners Club; ni una pega. Mi mujer espabil¨® y al d¨ªa siguiente se compr¨® un abrigo de piel". En 1980, la empresa sac¨® la tarjeta para mujeres, un pl¨¢stico rosa con una leyenda cursi: "Pour madame. Valid only in Spain". Cinco mil mujeres tuvieron esa tarjeta, todav¨ªa contra la cuenta del marido.
En la solapa del se?or L¨®pez-Quesada luce un brillante escudo del Real Madrid. Se lo puso el mism¨ªsimo Santiago Bernab¨¦u, que hizo la guerra con su padre. El hermano de don Santiago era el presidente de la compa?¨ªa Diners Club en Espa?a por aquellos a?os y muchos de los antiguos socios de Diners, como Ernesto Rohrbach, tienen un fuerte v¨ªnculo con el club futbol¨ªstico. "S¨ª se?orita, el a?o pasado me pusieron la medalla de oro del Real Madrid. Yo tengo la tarjeta Diners desde 1953. Aqu¨¦l fue un gran a?o: me cas¨¦, muri¨® Stalin, coronaron a la Reina Isabel II y conquistamos el Himalaya. Vi la tarjeta en una propaganda y, como me gustaba viajar mucho a Suiza, me apunt¨¦".
"Signo de distinci¨®n"
Nada tiene que ver con el Real Madrid el catal¨¢n Enrique Ullod, presidente de una compa?¨ªa multinacional. Conoci¨® la Diners en los a?os sesenta porque iba y ven¨ªa a Estados Unidos. "Me gusta porque tiene un cr¨¦dito ilimitado, ¨¦sa es la verdad; es un signo de distinci¨®n para cualquier ejecutivo de cierto nivel". La se?ora Ullod tambi¨¦n tuvo su pl¨¢stico rosicler.
Actualmente, Diners Club Espa?ol cuenta con 100.000 socios y m¨¢s de 250.000 establecimientos donde pagar con la prestigiosa tarjeta. Ya no se distingue entre hombres y mujeres, lo mismo da gastar en Espa?a que en el extranjero y tanto la disfrutan americanos como espa?oles.
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