La investigaci¨®n y la empresa en Espa?a
Gracias al desarrollo econ¨®mico y a las pol¨ªticas aplicadas en la d¨¦cada de los ochenta del pasado siglo, la investigaci¨®n espa?ola ha ido progresando desde el baj¨ªsimo nivel en que se encontraba durante la dictadura. Sin embargo, hemos avanzado mucho m¨¢s en la investigaci¨®n b¨¢sica que en sus aplicaciones tecnol¨®gicas. A¨²n predomina en la empresa la tendencia a mal comprar t¨¦cnica extranjera, e incluso a mal utilizarla despu¨¦s.
Es evidente que en Espa?a existe un problema cuantitativo de insuficiencia de esfuerzo en investigaci¨®n, pero, m¨¢s que aumentar sustancialmente las dotaciones p¨²blicas para investigaci¨®n, es necesario asumir y abordar el desequilibrio estructural existente.
Es necesario que la innovaci¨®n no dependa de tecnolog¨ªas adquiridas en el exterior
?ste se produce porque las empresas ejecutan en Espa?a s¨®lo un 52% de la investigaci¨®n total, frente a una media del 65% en la Uni¨®n Europea y a cifras de m¨¢s del 70% en los pa¨ªses m¨¢s avanzados (78% Suecia, 74% EE UU, 71% Alemania). Al mismo tiempo, las universidades efect¨²an en Espa?a un 30% de la investigaci¨®n total, frente a s¨®lo el 21% en la UE y el 14% en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, como EE UU y Jap¨®n.
Como consecuencia de este reparto, y dado el tipo de investigaci¨®n que efect¨²a cada uno de dichos agentes, el escaso esfuerzo de I+D espa?ol est¨¢, en t¨¦rminos relativos, sobredimensionado. La investigaci¨®n b¨¢sica supone en Espa?a algo m¨¢s del 20% del total, frente a cifras inferiores en los pa¨ªses m¨¢s avanzados, mientras que al desarrollo tecnol¨®gico s¨®lo se dedica en Espa?a un 41% del gasto total, frente a porcentajes que superan el 60% en otros pa¨ªses (por ejemplo, 61% en EE UU).
En consecuencia, el gran aumento de gasto en investigaci¨®n que necesita Espa?a para aproximarse a los pa¨ªses m¨¢s avanzados deben efectuarlo las empresas. Las pol¨ªticas p¨²blicas tienen, pues, que centrarse en conseguir que las empresas consideren la investigaci¨®n como un elemento fundamental de su estrategia de competitividad.
Por otra parte, el CSIC (1) tiene ya casi cien a?os de existencia y ha sido protagonista de la creaci¨®n de ciencia en Espa?a; necesita, sin embargo, una reforma radical que lo transforme en un organismo m¨¢s ¨¢gil y con una estructura menos burocratizada. Me atrever¨ªa a formular tres ideas sencillas al respecto:
- No puede estar integrado por funcionarios y con m¨¢s de cincuenta a?os de edad media.
- El Consejo debe promover una ciencia libre que no tenga relaci¨®n inmediata con las necesidades econ¨®micas del pa¨ªs. Pero tambi¨¦n tiene que tenerlas en cuenta y colaborar con el sector productivo. Para ello puede, junto con otros organismos p¨²blicos de I+D, como, por ejemplo, el Ciemat (2), establecer mecanismos que fomenten la competencia cient¨ªfica de los investigadores de dicho sector.
- Es preciso dotar al Consejo de autonom¨ªa real, para lo que se necesita modificar su estructura presupuestaria y el modo de reclutamiento de su personal.
El crecimiento que sostiene el empleo procede de la competitividad basada fundamentalmente en la innovaci¨®n, por lo que esta ¨²ltima debe ser uno de los objetivos fundamentales de la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola. Sin embargo, para que el crecimiento sea sostenible es necesario que la innovaci¨®n no dependa, como hasta ahora, de tecnolog¨ªas adquiridas del exterior o incorporadas a trav¨¦s de la importaci¨®n de equipos y pase a ser una innovaci¨®n tecnol¨®gica propia, generada a partir de una I+D orientada "de abajo arriba" por la demanda del mercado y de la sociedad.
Parece razonable, pues, la tendencia del proyecto de Presupuesto del 2005, que incrementa el esfuerzo financiero destinado a incentivar la I+D en las empresas, en mayor medida que el correspondiente a las OPI'S (3). Ello no obsta para que este ¨²ltimo haya quedado corto y debiera aumentarse un tanto.
En la misma l¨ªnea de pensamiento, quisiera hacer una reflexi¨®n sobre la posici¨®n espa?ola frente a las presiones para un aumento del gasto en investigaci¨®n de la Uni¨®n Europea.
Aunque a primera vista pueda resultar parad¨®jico, para apoyar la I+D en Espa?a es conveniente oponerse a un aumento de dotaciones para I+D en la Uni¨®n y, mucho m¨¢s, a un posible presupuesto comunitario aut¨®nomo de investigaci¨®n b¨¢sica. La raz¨®n es doble:
- Espa?a obtiene unos retornos inferiores a su aportaci¨®n al presupuesto comunitario de investigaci¨®n, lo que implica que estamos financiando a investigadores de otros pa¨ªses m¨¢s avanzados.
- Las perspectivas financieras para el periodo 2007-2013 de la UE incluyen tanto la investigaci¨®n como la cohesi¨®n (fondos estructurales, etc¨¦tera) dentro de un mismo cap¨ªtulo presupuestario denominado Crecimiento Sostenible. A Espa?a y a otros pa¨ªses con menor potencial de investigaci¨®n les conviene minimizar el gasto en investigaci¨®n comunitario para obtener unos mayores fondos estructurales, que puedan ser luego reconducidos internamente a la potenciaci¨®n de la I+D dom¨¦stica.
En resumidas cuentas, y a modo de colof¨®n de estas reflexiones, me gustar¨ªa resumir, telegr¨¢ficamente, algunos puntos que me parecen esenciales para la reforma de la investigaci¨®n espa?ola que se est¨¢ planteando:
- Fomento del gasto interno en I+D en el mundo empresarial.
- Reforma profunda del CSIC.
- Apoyo a la internacionalizaci¨®n de la actividad investigadora espa?ola y promoci¨®n de la participaci¨®n de cient¨ªficos e ingenieros espa?oles en proyectos de I+D internacionales.
- Fomento de la colaboraci¨®n tecnol¨®gica entre las empresas y las universidades.
- Conciertos para la creaci¨®n de medios cooperativos de I+D por grupos sectoriales de empresas medianas.
- Una moderaci¨®n en el calendario de las reformas en lo que concierne a la pol¨ªtica de I+D del Estado. Elaboraci¨®n de un Libro Blanco, consensuado con empresas y comunidades aut¨®nomas y, despu¨¦s, promulgaci¨®n de una Ley de la Ciencia, quiz¨¢ a primeros de 2006.
La apuesta espa?ola por el I+D+I es sobre
todo una cuesti¨®n de desequilibrio estructural
y no s¨®lo de falta de aportaci¨®n p¨²blica.
1. Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas. 2. Centro de Investigaciones Energ¨¦ticas, Medioambientales y Tecnol¨®gicas. 3. Organismo P¨²blico de Investigaci¨®n. Juan Manuel Kindel¨¢n es vicepresidente de la Fundaci¨®n G¨®mez-Pardo, de la Escuela de Minas. Ex presidente del Consejo de Seguridad Nuclear.
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