Pablo y Miguel
A primeros de diciembre de 1934, es decir, hace 70 a?os, Pablo Neruda y Miguel Hern¨¢ndez sellaron su amistad en las calles de Madrid. Ambos se hab¨ªan conocido cinco meses antes en la tertulia de Cruz y Raya, donde pontificaba Bergam¨ªn junto a Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo, Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales y Jos¨¦ Herrera Petere. Este segundo encuentro iba a ser premonitorio y decisivo. El escritor chileno hab¨ªa descubierto, seg¨²n sus palabras, a un poeta "salido de la naturaleza como una piedra intacta, con virginidad selv¨¢tica y arrolladora fuerza vital". Miguel se hab¨ªa topado, tal y como confesar¨ªa tiempo despu¨¦s, con un poeta "de tama?o de gigante cuya voz es un clamor oce¨¢nico, un lamento demasiado primitivo y grande". En febrero del 35, Neruda se traslad¨® a la capital de Espa?a como c¨®nsul adjunto de Chile y se llev¨® con ¨¦l al joven de Orihuela. No pod¨ªa desperdiciarse un talento como el de Hern¨¢ndez ni permitir que se marchitara en una ciudad de provincias varada y lev¨ªtica.
Neruda hizo cuanto estuvo en su mano para colocar a Miguel en la corte. Emple¨® a fondo sus influencias y contact¨® con el vizconde de Mamblas, jefe de Relaciones Culturales del Ministerio de Estado, para que tratara de colocarlo en alg¨²n despachito funcionarial. El vizconde no dud¨® en extender cuanto antes el nombramiento, siempre y cuando el poeta especificara sus preferencias y el trabajo que mejor pod¨ªa desarrollar. Miguel Hern¨¢ndez, aturdido, cubierto de cavilaciones, tard¨® bastante en responder. "Con ojos brillantes del que ha encontrado la soluci¨®n a su vida", nos cuenta Neruda, "me dijo: ?No podr¨ªa el vizconde encontrarme un reba?o de cabras por aqu¨ª cerca de Madrid?".
Pocas semanas despu¨¦s, el autor de El rayo que no cesa comenzaba a trabajar, junto a Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo, en la enciclopedia Los Toros. No tuvo m¨¢s empleo en su vida ni m¨¢s salario que aquellos 50 duros mensuales. La amistad con Neruda la mantuvo hasta la muerte. "Querido Pablo", escribi¨® Miguel desde la c¨¢rcel de Torrijos en junio de 1939, "me acuerdo como nunca de ti, te necesito como nunca...".
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