Madrid y Barcelona acortan distancias
Intelectuales catalanes debaten en el C¨ªrculo de Bellas Artessobre el tradicional enfrentamiento entre ambas ciudades
La charla ten¨ªa un t¨ªtulo premonitorio: Barcelona-Madrid: reflexiones al vuelo. Y fue el vuelo el que fall¨®. El periodista y escritor Arcadi Espada sufri¨® ayer los contratiempos del puente a¨¦reo y se qued¨® en tierra. En Barcelona. No pudo asistir al debate que acogi¨® el C¨ªrculo de Bellas Artes y en el que s¨ª participaron Tom¨¢s Cuesta (moderador), Valent¨ª Puig, Ignacio Vidal-Foch y Francesc de Carreras. Todos intelectuales y catalanes dispuestos a quitar hierro en una tarde desabrida al tradicional enfrentamiento entre la capital y Barcelona.
Hombres de letras que poco debatieron porque ten¨ªan muchas cosas en com¨²n. Sobre todo una: su oposici¨®n a los nacionalismos radicales. Acompa?¨¢ndoles en la mesa hab¨ªa otro catal¨¢n acogido en Madrid: el consejero de Cultura y Deportes, Santiago Fisas. Y, entre el p¨²blico, muchos pol¨ªticos y gente del mundo del f¨²tbol como el presidente del Atl¨¦tico de Madrid, Enrique Cerezo.
Vidal-Folch: "El dominio nacionalista en Catalu?a ha deteriorado la vida cultural"
De Carreras: "Nos quieren meter en la cabeza que Espa?a es un Estado en construcci¨®n"
Tambi¨¦n estuvo presente el autor teatral Ignacio Amestoy, y en mitad del debate entr¨® un catal¨¢n que estos d¨ªas dirige obra en el teatro Alb¨¦niz: Albert Boadella. Su repentina aparici¨®n en la sala hizo girar las cabezas a todos los presentes, que le siguieron con el rabillo del ojo hasta que se sent¨®, en la primera fila. "La lengua tiene que ser algo funcional. Qu¨¦ man¨ªa tienen algunos de convertirla en una fuerza de choque entre dos culturas", coment¨® despu¨¦s el controvertido autor catal¨¢n, ya fuera de la sala.
Todos, dispuestos a ir m¨¢s all¨¢ del enfrentamiento Real Madrid-Bar?a; de las disputas pol¨ªticas; de si Madrid merece o no acoger los Juegos Ol¨ªmpicos o de an¨¦cdotas de ¨²ltima moda como la de distinguirse con una pegatina en el coche: el toro de Osborne para los coches "espa?olistas" y el burro catal¨¢n para los "catalanistas".
Y se abri¨® el debate. Francesc de Carreras cont¨® que la Catalu?a nacionalista le ve como un "mal catal¨¢n". "Soy el moro amigo, el que viene a Madrid y dice a los madrile?os lo que quieren escuchar. Como hac¨ªan los moros con los soldados espa?oles que iban a Marruecos", ironiz¨®. Para algunos gobernantes, en Catalu?a hay cultura de los buenos y cultura de los malos, dijo. "La de los buenos es la que se hace en catal¨¢n. La de los malos, para ellos, es la otra. A unos se les subvenciona y a otros no", denunci¨®.
"Espa?a no es Espa?a, sino el Estado espa?ol, nos quieren meter en la cabeza que somos un peque?o estado en construcci¨®n", agreg¨®. Y puso un ejemplo: el catal¨¢n que llega a Atocha con aires de "Aqu¨ª llega Catalu?a" y que si un taxista le contesta mal vuelve a Barcelona diciendo "Es que Espa?a me trata mal". "Psicosis alocada", zanj¨® De Carreras, que quiso diferenciar entre la Catalu?a oficial y la real, la de la calle, ajena muchas veces a esta confrontaci¨®n.
Su compa?ero de mesa, Valent¨ª Puig, que escribe en catal¨¢n, advirti¨® de que no se puede entender la cultura catalana sin integrarla en Espa?a. "Yo, por escribir en catal¨¢n, no soy m¨¢s catal¨¢n que el resto", aclar¨®. El biling¨¹ismo, para todos, es una manera de enriquecer las culturas. El que afirm¨® sentirse igual en Madrid que en Barcelona fue Ignacio Vidal-Folch, colaborador de EL PA?S. "En Barcelona voy al Ateneo, que es igual que el de Madrid: socios vetustos, cuadros oscuros. Tambi¨¦n en Barcelona voy mucho a comprar libros de viejo a la calle Taller, y me dar¨ªa lo mismo hacerlo en la cuesta de Moyano", ejemplific¨®. Tanto all¨ª como aqu¨ª, Vidal-Folch se relaciona con escritores cubanos, uruguayos, colombianos. Ver la tele en Madrid es como estar en Barcelona: "Enciendes el televisor y est¨¢ Lorenzo Mil¨¢ en un canal, su hermana Mercedes con Gran Hermano, Xavier Sard¨¢... ?S¨®lo se ven catalanes cuando haces zapping!".
Los ponentes coincidieron en que la confrontaci¨®n Madrid-Barcelona es fruto de un "falso conflicto", un debate artificial. Y recordaron que a lo largo de la historia siempre ha habido intelectuales de ambos bandos que han tratado de unir puentes. Dal¨ª y Garc¨ªa Lorca, Unamuno y Maragall.
"?Y ahora? ?A qui¨¦n le toca?", pregunt¨® alguien del p¨²blico. "Hombre, la verdad es que yo no me veo llamando a Ray Loriga y dici¨¦ndole 'vamos a unir Madrid con Barcelona...", dijo VidalFolch. El relevo de los intelectuales lo ha tomado, de alguna manera, Internet. El ciberespacio es el que est¨¢ uniendo a nuevas generaciones de catalanes y madrile?os, y el reponsable, en parte, de que el enfrentamiento no sea tan visceral como hace a?os, concluyeron.
Adem¨¢s de los invitados famosos, hab¨ªa un p¨²blico an¨®nimo con Catalu?a como v¨ªnculo. Unos, por haber nacido all¨ª y vivir aqu¨ª; otros, por pasar las vacaciones en Catalu?a. Hab¨ªa hijos de catalanes y padres de catalanes. A una se?ora, "catalana y empresaria", no le hizo ninguna gracia una broma que hizo Valent¨ª Puig sobre los castells (los castillos humanos). "Yo me siento catalanista y nacionalista, pero no independentista. ?Por qu¨¦ da miedo la palabra nacionalista?", pregunt¨® en alto. Otra mujer, sentada detr¨¢s, le contest¨®: "Quiz¨¢s porque para algunos el nacionalismo implica sentirse mejor que el resto s¨®lo por el hecho de ser de un determinado lugar".
Vidal-Folch rompi¨® ese di¨¢logo con una reflexi¨®n: "Yo soy catal¨¢n, pero no nacionalista. Los 25 a?os de dominio nacionalista en Catalu?a a lo ¨²nico que han contribuido es a deteriorar la vida cultural de varias generaciones", sentenci¨®.
Hubo de todo, y muchos t¨®picos. Otra participante cont¨® que cuando va a Catalu?a de vacaciones con el coche de Madrid no lo puede sacar mucho a la calle por miedo a que se lo da?en. Otro hombre se quej¨® de que sus hijos madrile?os cuando ven a sus primos catalanes no les entienden. Catalanes que se han sentido agredidos en Madrid y madrile?os que se han sentido rechazados en Catalu?a. Amores y odios moderados que ayer se pusieron en com¨²n para llegar entre todos a la conclusi¨®n de que las nuevas generaciones ya est¨¢n empezando a recibir otro legado m¨¢s tolerante.
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