El pr¨ªncipe inc¨®modo

La figura de don Juan de Austria es una de las m¨¢s atractivas de la historia moderna de Espa?a. Hijo natural de Carlos V y por ello condenado a vivir a la sombra de su poderoso hermano Felipe II, general victorioso en la guerra de Las Alpujarras, comandante en jefe de la flota de Lepanto, esforzado reconquistador de T¨²nez, brillante cortesano en N¨¢poles, fiel servidor en el conflictivo escenario de Flandes y h¨¦roe prematuramente muerto en tierras belgas a la temprana edad de 31 a?os. En suma, una intensa vida jalonada de haza?as militares a la que un triste final pone la nota melanc¨®lica que permite la eleg¨ªa y la leyenda.

De ah¨ª que no resulte extra?o que casi al un¨ªsono reaparezcan en los escaparates dos obras con el objetivo de reconstruir la biograf¨ªa del celebrado personaje. El libro de Jos¨¦ Antonio Vaca de Osma, embajador, acad¨¦mico y publicista, tiene como principal m¨¦rito la pasi¨®n por el personaje. As¨ª, siguiendo un estricto orden cronol¨®gico, el autor nos permite acercarnos a los primeros pasos de don Juan de Austria, a sus andanzas entre Cuacos y Yuste cuando todav¨ªa era Jerom¨ªn y a la secuencia de los amores siempre epis¨®dicos del "pr¨ªncipe inconstante", para seguidamente pasar a la narraci¨®n de sus principales hechos en la guerra y en la pol¨ªtica, desde la revuelta de los moriscos hasta sus ¨²ltimas empresas en Flandes. Una aproximaci¨®n c¨¢lida en la que la figura del h¨¦roe se destaca luminosa frente a un tel¨®n de fondo oscurecido por la permanente enemistad de sus antagonistas.

Sin embargo, este mismo fervor por el biografiado limita el valor de la obra. En efecto, por un lado, el an¨¢lisis del contexto hist¨®rico peca de cierto simplismo al explicar en muchas ocasiones la complicada realidad pol¨ªtica de la ¨¦poca por medio de los sentimientos de los individuos, ya sea el recelo de Felipe II, ya sea el resentimiento de Guillermo el Taciturno. Por otro, algunas de las afirmaciones del libro suscitan serias dudas, bien porque sin discusi¨®n se den por demostrados hechos controvertidos (como el fomento por parte de Antonio P¨¦rez y de la princesa de ?boli de la resistencia flamenca, que "para ellos pod¨ªa ser un negocio"), bien porque, tras el oportuno debate de las alternativas, se opte por la variante m¨¢s novelesca en otras cuestiones inciertas (como la teor¨ªa del envenenamiento como causa de la muerte del protagonista), bien porque se acojan en sus p¨¢ginas meras leyendas, como el espont¨¢neo toque f¨²nebre de las campanas de Velilla del Ebro. Finalmente, el texto despide un aroma de literatura hist¨®rica de otros tiempos, tanto por su anticuado utillaje conceptual como por su tono ¨¦pico, rayano en el manique¨ªsmo ("el astuto P¨¦rez frente al candoroso Don Juan") cuando no en la pura hagiograf¨ªa del "pr¨ªncipe caudillo", tratado como "ser egregio" o como "hombre se?alado por la Providencia".

Muy diferente se ofrece la

biograf¨ªa firmada por Bartolom¨¦ Bennassar, un historiador profesional de reconocido prestigio.El libro del hispanista franc¨¦s tiene la virtud de realizar una atenta relectura de todo el material de primera mano disponible y de apoyarse en todos los autores que previamente se han ocupado tanto del personaje como del periodo hist¨®rico. La figura de don Juan de Austria aparece as¨ª desvelada en todos sus aspectos, especialmente aquellos m¨¢s revestidos de misterio y m¨¢s rodeados de pol¨¦mica. As¨ª, se discuten las diferencias entre ambos hermanos: ?un "rey prudente" frente a un "pr¨ªncipe imprudente" o un "pr¨ªncipe inc¨®modo" para un "rey celoso"? Del mismo modo se valora matizadamente su actuaci¨®n como estratega: si Don Juan supo cumplir su cometido en la fase final de la cruel guerra de Las Alpujarras, su gloria militar est¨¢ estrechamente vinculada a la trascendental victoria sobre los turcos, mientras que en cambio la campa?a de 1572 no obtuvo los resultados esperados en parte a causa de su indecisi¨®n. En la consideraci¨®n de sus cualidades como pol¨ªtico, aunque el autor se suma a la serie de los que, posiblemente con raz¨®n, han reprochado a Don Juan cierta falta de visi¨®n de conjunto, tambi¨¦n alega en su descargo que sus talentos en este campo no pueden ser apreciados con claridad, pues sus poderes siempre estuvieron condicionados por las circunstancias, especialmente en los Pa¨ªses Bajos, donde la obligada aceptaci¨®n del Edicto Perpetuo limit¨® dr¨¢sticamente su capacidad de acci¨®n. Del mismo modo, el autor se mueve con extremada discreci¨®n ante asuntos tan debatidos como el asesinato de Escobedo o la muerte del h¨¦roe, provocada con mucha probabilidad por causas estrictamente naturales. Hay que decir, por ¨²ltimo, que al impecable rigor acad¨¦mico hay que sumarle la calidad de la pluma del historiador (y ocasional novelista, que este mismo a?o nos ha ofrecido su sugestiva ficci¨®n Todas las Colombias) para componer una de las mejores biograf¨ªas sobre el vencedor de Lepanto.