Cinco lectores en busca de una novela

La colombiana Laura Restrepo, ganadora del ¨²ltimo Premio Alfaguara de novela por Delirio, lleva meses viajando por Espa?a y Am¨¦rica Latina para presentar su libro y terminaba esta semana en Guadalajara esa gira que, seg¨²n ella, "ha sido m¨¢s importante que el mismo premio, y uno de los a?os m¨¢s estupendos de mi vida".

Pero nunca hab¨ªa tenido una presentaci¨®n tan ins¨®lita como la que le depar¨® la FIL, una f¨®rmula totalmente original y que tiene una eficacia y un candor extraordinarios. La feria se ha hecho con un importante banco de lectores an¨®nimos, de las procedencias m¨¢s diversas, a los que les hace llegar el libro elegido y luego convoca a cinco de ellos para que se conviertan en cr¨ªticos de la obra.

Este a?o le toc¨® el turno a Laura Restrepo, y as¨ª calific¨® la autora de Delirio esa experiencia cuando los lectores terminaron de decir qu¨¦ les hab¨ªa parecido la novela: "Esta presentaci¨®n es un lujo". Con ella estaban en la mesa un ama de casa, un estudiante de bachillerato, un contable, un licenciado en Comunicaci¨®n y una maestra, y todos comentaron con la soltura de un escritor bien avezado, lo que les hab¨ªa provocado el libro. La autora tomaba notas de lo que o¨ªa, algo infrecuente en las presentaciones en las que el autor y el presentador se saben de memoria lo que se va a decir.

El ama de casa vio en la novela de Laura Restrepo "una representaci¨®n de la locura cotidiana que no est¨¢ s¨®lo en las personas, sino en el aire de los que vivimos"; la maestra se sorprendi¨® de la puntuaci¨®n del libro, que representa el delirio (el bueno y el malo), pero que a ella le desconcert¨® como lectora, hasta que se acostumbr¨® a identificarla con el estilo mismo de la novela; el titulado en Contadur¨ªa P¨²blica se vio identificado con Delirio porque representa al final la conciencia cotidiana de la vida en una gran urbe, "una novela en la que se observa el momento m¨¢s gracioso y tambi¨¦n el m¨¢s dram¨¢tico de la vida"; a veces, dec¨ªa el lector, ley¨® la novela en la consulta del m¨¦dico, y observ¨® que las risas que le produc¨ªa pod¨ªan hacer pensar a los restantes pacientes que ¨¦l tambi¨¦n estaba preso del delirio que la autora describe. El estudiante de bachillerato confes¨® que no pod¨ªa soltar el libro; primero se enfrent¨® al mamotreto y se pregunt¨® c¨®mo iba a hincarle el diente, y luego no pudo reprimir una pregunta a la autora: "?Usted fue una Agustina burguesa o un Midas Mac Alister provinciano?". Y, en fin, el licenciado en Comunicaci¨®n explic¨®: "Delirio me sabe a sangre, porque me sabe a lo que sabe la vida".

A prop¨®sito de la sangre

Estaban en la sala el presidente del jurado que le concedi¨® el premio a Laura Restrepo, Jos¨¦ Saramago, y otros dos premiados de Alfaguara, Sergio Ram¨ªrez y Xavier Velasco. Ante todos, la escritora revel¨® su entusiasmo por este formato de presentaci¨®n. Y entre las muchas cosas que dijo respondiendo a sus lectores, destacaron dos: no usa las puntuaciones habituales porque las novelas se han llenado "de palos, palos de di¨¢logos, palos, muchos palos, y ya no los usa ni Garc¨ªa M¨¢rquez, que es tan cl¨¢sico, y adem¨¢s esto me viene de Saramago". Y esta otra: la referencia de la sangre viene de la primera vez que vio un muerto; en Colombia siempre hay una primera vez: un hombre malherido lleg¨® a la puerta de su casa, en la que s¨®lo hab¨ªa ni?os; el hombre pidi¨® un vaso de agua, y de pronto ella -ten¨ªa seis a?os- vio brotar sangre del hombre y ¨¦ste fue muriendo poco a poco, desangr¨¢ndose; en alg¨²n momento pens¨® si por aquellos agujeros por donde brotaba la sangre saldr¨ªa tambi¨¦n el agua que ella le hab¨ªa dado. Y termin¨® con esta frase: "Ninguna alegr¨ªa es definitiva, no hay final alguno que sea definitivo".