Riccardo Muti rescata a Salieri para la reapertura de la nueva Scala de Mil¨¢n
Tras casi tres a?os de obras, anoche se abri¨® un remozado y resplandeciente teatro
La Scala de Mil¨¢n renaci¨® anoche. El teatro de ¨®pera m¨¢s c¨¦lebre del mundo resplandeci¨® como nunca tras casi tres a?os de obras y una inversi¨®n de 61 millones de euros para una velada de reinauguraci¨®n que atrajo al Gobierno italiano casi en pleno, a varios dignatarios extranjeros y a lo m¨¢s florido de la sociedad milanesa. Como el primer d¨ªa, el 3 de agosto del a?o 1778, cuando Italia no hab¨ªa nacido todav¨ªa y Mil¨¢n era austriaca, se escuch¨® Europa reconocida, dirigida por Riccardo Muti, ¨®pera del maldito Antonio Salieri que s¨®lo se hab¨ªa interpretado en esa ocasi¨®n. Fue una noche de extraordinario triunfo para Muti, los cantantes, la orquesta y el propio Salieri, culminada con una ovaci¨®n de diez minutos.
La reconstrucci¨®n, dirigida por el arquitecto Mario Botta, luc¨ªa m¨¢s dentro que fuera. El teatro de la Scala, una de cuyas virtudes est¨¦ticas era la sencillez y la discreci¨®n, gan¨® con las obras una protuberancia en forma de torre el¨ªptica destinada principalmente a alojar un sistema esc¨¦nico controlado por ordenadores. La capacidad de creaci¨®n de los escen¨®grafos se multiplic¨® espectacularmente, al precio, lamentado por muchos milaneses, de recargar las espaldas de uno de los edificios m¨¢s representativos de la ciudad. La fachada, en cualquier caso, se embelleci¨® anoche con rosas y una espectacular iluminaci¨®n. Las rosas eran 20.000 en total, 2.000 de ellas en color rojo Scala y destinadas a las zonas m¨¢s nobles del interior. El vest¨ªbulo no hab¨ªa cambiado, aunque las l¨¢mparas de cristal, limp¨ªsimas, parec¨ªan desprender m¨¢s luz, y los bustos y estatuas brillaban.
La gran diferencia se encontraba en la sala. El nuevo parqu¨¦ flotante mejoraba la ac¨²stica. Las butacas, flamantes, dispon¨ªan en el respaldo de un sistema electr¨®nico de subtitulaci¨®n a los principales idiomas, incluido el japon¨¦s. Y el terciopelo del patio y los palcos proporcionaba una sensaci¨®n de mullidez lujosa. La catedral de la alta sociedad milanesa, la m¨¢s rica de Italia, fue bendecida por el cardenal Tettamanzi, como lo fue, tras la reconstrucci¨®n de 1947, por el entonces obispo Giovanni Battista Montini, futuro papa Pablo VI. El Patronato de la Scala hab¨ªa cursado invitaciones a George W. Bush, Vlad¨ªmir Putin y Tony Blair, entre muchos otros estadistas. Al final hubo que conformarse con el rey Harald de Noruega, el gran duque de Luxemburgo, el presidente de Suiza y los primeros ministros de Bulgaria, Croacia y Albania. Adem¨¢s de Silvio Berlusconi, por supuesto, que acudi¨® en compa?¨ªa de su esposa, Ver¨®nica, y de dos de sus hijas y con una comitiva de siete ministros. Unos 800 agentes de polic¨ªa y guardaespaldas se encargaron de la seguridad en el interior, mientras 150 policiales manten¨ªan fuera un cord¨®n para evitar que se aproximaran los manifiestantes que, en nombre de San Precario, patrono de los trabajadores eventuales, reclamaban una legislaci¨®n laboral digna.
La ¨®pera Europa reconocida fue dirigida por el maestro de cabecera de La Scala, Riccardo Muti, con escenograf¨ªa de Luca Ronconi y Pierluigi Pizzi. La partitura del ballet central se hab¨ªa perdido, lo que oblig¨® a Muti a reinventarla a partir de otras piezas de Salieri. El reparto tambi¨¦n tuvo que ser adaptado, ya que dos de los cinco papeles correspond¨ªan, originariamente, a cantantes masculinos castrados. En la velada de ayer fueron interpretados por las sopranos Daniela Barcellona y Genia Kuhmeier. El resto de los cantantes fueron Diana Damrau, en el papel de Europa, Desiree Rancatore y Giuseppe Sabatini.
Riccardo Muti quiso que el renacimiento de la Scala supusiera tambi¨¦n un renacimiento de Antonio Salieri, el maestro italiano que tuvo la desgracia de ser contempor¨¢neo de Wolfgang Amadeus Mozart. En cuanto muri¨® el genio de Salzburgo empez¨® a difundirse una leyenda seg¨²n la cual Salieri hab¨ªa participado, de alguna forma, en el asesinato de Mozart, y mientras se engrandec¨ªa la figura del m¨²sico austriaco, se empeque?eci¨®, hasta casi desaparecer, la de Salieri. "La ¨®pera que he elegido contiene pasajes maravillosos, dignos del mejor Mozart", asegur¨® Muti, para quien la fama de servil, cortesano y ultraconservador de Salieri carec¨ªan de importancia frente a "la brillantez de su trabajo". "La Scala sigue siendo la referencia de much¨ªsimos teatros oper¨ªsticos y salas de conciertos de todo el mundo, y espero que nuestro ejemplo contribuya a que Salieri vuelva a ser programado y disfrutado", concluy¨® Riccardo Muti.
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