La sesi¨®n m¨¢s triste
Los cines Astoria y Victoria, dos de las ¨²ltimas salas cl¨¢sicas de M¨¢laga, proyectan su ¨²ltima pel¨ªcula
Manuel Mart¨ªnez recuerda las fechas relacionadas con los cines Astoria y Victoria como si fueran sus novias o sus hijas. Como el d¨ªa de la inauguraci¨®n del Astoria, el 19 de enero de 1966, cuando se proyect¨® My fair lady y se don¨® la recaudaci¨®n a la Cruz Roja. O como el d¨ªa en que se reabri¨® el Victoria, el 22 de diciembre de 1979, una sala abierta desde 1913 que se tir¨® abajo en 1968 por exigencia municipal. Y sin duda, quedar¨¢ grabado en su memoria el 9 de diciembre de 2004, el d¨ªa en que ambos cines proyectaron sus ¨²ltimas pel¨ªculas, Melinda & Melinda y Luna de Avellaneda, y cerraron para convertirse en apartamentos y oficinas.
El cierre de los contiguos Astoria y Victoria, en la plaza de la Merced, con 1.022 y 400 butacas respectivamente, dejan al Andaluc¨ªa como el ¨²ltimo reducto en M¨¢laga de aquellos grandes cines cl¨¢sicos de pantalla ¨²nica en el centro de las ciudades. Manuel Mart¨ªnez, de 60 a?os, es el gerente de ambas salas, Despu¨¦s de 41 a?os, no puede evitar la tristeza en su ¨²ltima tarde. "Me hubiera gustado jubilarme con mis 65 a?os, me he criado aqu¨ª", dice.
Manuel se queda con la sensaci¨®n de que "se pod¨ªa haber evitado el cierre" de dos locales que se han "dejado morir poco a poco", hasta quedar con el aspecto destartalado que ahora tienen, y con una programaci¨®n mezcla de cine independiente en versi¨®n original subtitulada y de pel¨ªculas rebotadas de otras salas, lejos de resultar novedosas. Pero peor que el cierre, que los empleados pueden entender por la escasa rentabilidad de unas salas que algunas tardes no tienen ni un espectador, resulta la forma de tratar a unos trabajadores que han dedicado casi toda la vida a estos cines.
"Hemos limpiado el cine, arreglado lo roto, porque nos daba verg¨¹enza ajena, sin que los jefes vinieran aqu¨ª ni una vez en 20 a?os", asegura Dolores L¨®pez, Loli, la taquillera, de 47 a?os, que empez¨® en el ambig¨² del Astoria a los 14. "Estamos hechos polvo, de los nervios", dice. A ella, como a los otros cuatro trabajadores en plantilla, les ofrecieron por carta irse a otro cine en Sevilla -"lo hacen porque saben que no nos podemos ir"-, o una indemnizaci¨®n de 20 d¨ªas por a?o, por debajo de la que les corresponde. Y nada para los siete trabajadores eventuales, algunos de los cuales llevan a?os con contratos mensuales a trav¨¦s de empresas de trabajo temporal.
No hab¨ªan tenido m¨¢s noticias hasta ayer, cuando los empleadores ofrecieron a dos de los trabajadores fijos pasar al cine Andaluc¨ªa o dos a?os de sueldo ¨ªntegro. Loli es una de ellas, pero no lo tiene claro. El Andaluc¨ªa, al otro lado de la calle, "es una muerte anunciada", asegura. Y es que el ¨²ltimo cine cl¨¢sico de M¨¢laga, en peor estado todav¨ªa que los que ayer cerraron, se convertir¨¢ probablemente en un hotel. "Quiero la indemnizaci¨®n que me corresponde, para poder vivir hasta que encuentre otro trabajo, ya sabes lo dif¨ªcil que es a mi edad", dice, sin poder contener las l¨¢grimas. Se las enjuga para sacarse unas fotos de recuerdo con sus compa?eros, mientras pasan su ¨²ltima tarde en su casa.
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