Una rendija en el tiempo
La sede de Gas Natural culmina sus 20 pisos en la Barceloneta con la Torre de las Aguas como testigo
Si 100 a?os pudieran resumirse en un instante, la fotograf¨ªa que ilustra esta p¨¢gina, captada ayer, lo reflejar¨ªa admirablemente. En primer plano, la nueva sede que Gas Natural levanta en un edificio de 20 plantas en la Barceloneta. Y al fondo, erguida entre el hueco que forman las moles de cristal, como una rendija en el tiempo, la Torre de las Aguas modernista, construida en 1905 en la vieja f¨¢brica de gas, cerrada poco antes de los Juegos Ol¨ªmpicos, en 1988.
No es corriente que una empresa regrese al lugar donde naci¨®. Gas Natural, la vieja Catalana de Gas, no s¨®lo ha sobrevivido 163 a?os, sino que su sede volver¨¢ el pr¨®ximo oto?o al lugar donde levant¨® su f¨¢brica. La empresa dejar¨¢ su hist¨®rica sede del Portal de l'?ngel y cerca de un millar de empleados trabajar¨¢n donde los prohombres del gas en Barcelona, el franc¨¦s Charles Lebon y el tarraconense Pedro Gil, levantaron la f¨¢brica que dio la primera luz de gas a la ciudad.
La empresa levanta su 'cuartel general' junto al lugar donde Lebon y Gil la crearon en 1841
La nueva sede de la empresa ha sido dise?ada por los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue. Ya est¨¢ totalmente levantada y casi acristalada junto a la vieja reliquia modernista del arquitecto Josep Dom¨¨nec Estap¨¤. La torre modernista se levant¨® para guardar las aguas amoniacales derivadas de la fabricaci¨®n del gas con carb¨®n de hulla ingl¨¦s. El dise?ador Quim Larrea define la Torre de las Aguas como ejemplo de "la arquitectura industrial catalana de primeros de siglo". A su lado se encuentra uno de los cinco gas¨®metros que tuvo la vieja f¨¢brica de gas y cerca el edificio de oficinas de Catalana de Gas, que ser¨¢ un centro dedicado a las nuevas energ¨ªas, precisamente en la que fue una de las zonas m¨¢s contaminadas de la ciudad.
La verdadera historia del gas arranca en las calles de Barcelona en 1842. El alumbrado p¨²blico por gas termin¨® con la estampa callejera de 60 empleados municipales que portaban una caja de candilejas, una escalera de mano y un farolillo para encender los faroles de aceite, seg¨²n narraba en un amplio informe, en abril de 1934, la revista mensual de la Sociedad de Atracci¨®n de Forasteros, dedicada ya entonces al noble fin de promover el turismo en la ciudad.
La producci¨®n de gas hab¨ªa arrancado en 1841, cuando el Ayuntamiento otorg¨® un contrato por 15 a?os a Lebon para iluminar las calles por gas, que entonces s¨®lo se alumbraban en algunas zonas en las noches sin luna. Lebon era el socio industrial que atesoraba los conocimientos t¨¦cnicos para obtener gas a partir del carb¨®n de hulla. Busc¨® un socio capitalista y lo encontr¨® en Pedro Gil, un potente empresario que era due?o de un terreno junto a la playa de la Barceloneta donde se acab¨® instalando la planta de gas, explica Mercedes Arroyo en su tesis doctoral La industria del gas en Barcelona 1841-1933. El lugar elegido, junto a la playa, era el ¨®ptimo: cerca del mar, por donde llegaba el carb¨®n de hulla desde Newcastle, y al borde de la v¨ªa del ferrocarril hacia Matar¨®, el primero de Espa?a, inaugurado pocos a?os despu¨¦s, en 1848. Ambos socios formaron la Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas y all¨ª funcion¨® la f¨¢brica entre 1841 y 1988.
Lebon y Gil no se entendieron. Sus disputas fueron larg¨ªsimas. De ellas es reflejo el archivo hist¨®rico de Gas Natural, a cargo de Anna Bragulat. All¨ª se guardan documentos sobre las discrepancias de ambos empresarios, que no impidieron que la empresa siguiera su camino sin Lebon a partir de la d¨¦cada de 1870, cuando el franc¨¦s se convirti¨® en un pertinaz competidor de La Catalana.
Las primeras calles alumbradas por gas estaban junto a la plaza del Palau. El tubo sal¨ªa de la f¨¢brica de la Barceloneta, cruzaba lo que ahora es la Ronda Litoral y saltaba hasta las calles Sant Miquel, Sant Joan y Sant Ferran, explica Bragulat. En una segunda fase se canalizaron el paseo de Isabel II y las plazas de Santa Maria, de Sant Jaume y del ?ngel, entre otras. Despu¨¦s les toc¨® el turno a la parte baja de La Rambla y las calles de Aviny¨®, Ferran, Cign¨¤s, Regomir, Nou de la Rambla y Hospital, entre otras. M¨¢s tarde empez¨® el consumo de gas dom¨¦stico y en cuatro d¨¦cadas la red se extendi¨® por el Eixample.
La f¨¢brica creci¨® y compr¨® terrenos adyacentes. Ni los intensos bombardeos que cayeron sobre ella en la Guerra Civil lograron parar su actividad. Josep Orts, que ha estudiado los bombardeos en la Barcelona durante esta etapa, dice que "la f¨¢brica de Catalana de Gas sufri¨® al menos siete bombardeos durante la contienda". El primero, el 29 de mayo de 1937, y el ¨²ltimo, el 24 de enero de 1939, dos d¨ªas antes de la entrada de las tropas franquistas en Barcelona.
En un a?o tan reciente como 1960 la empresa cambi¨® el sistema de producci¨®n: prescindi¨® del carb¨®n de hulla ingl¨¦s y lo sustituy¨® por las naftas para producir el gas.
A partir de la d¨¦cada de 1960 los tiempos corrieron deprisa. El ingeniero Pere Duran Farell fue nombrado director general en 1960 y en 1969 logr¨® la primera importaci¨®n de gas natural de Argelia. No lo tuvo f¨¢cil el perseverante ingeniero, que durante a?os fue a contracorriente. Su rival era Luis Valero Bermejo, entonces poderoso presidente de Butano y de Campsa, en la ¨®rbita del sector p¨²blico. En 1996 se inaugur¨® el gasoducto de Argelia y hoy el gas llega por ¨¦l o por barco. Vida larga la de esta empresa, hoy multinacional, que naci¨® con una concesi¨®n por 15 a?os.
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