Esteve y Ponce atacan de nuevo

Esteve y Ponce, que ahora cuentan con otras colaboraciones, hace mucho tiempo que andan por ah¨ª haciendo re¨ªr al espectador con sus disparatadas ocurrencias, que tienen tanto que ver con el teatro de texto fragmentado en escenas breves como con una gestualidad que a veces lo desmiente. Acostumbran a tratar la actualidad seg¨²n unos criterios como de picaflores, de manera que m¨¢s que textos teatrales en sentido estricto hacen retazos susceptibles de muy diversas interpretaciones.

Hay que decir que una de las claves de su ¨¦xito es el entusiasmo. Un entusiasmo que hay que entender en su sentido primigenio, como es la capacidad de poner en juego una enorme energ¨ªa para ensalzar los acontecimientos m¨¢s banales. Tienen, por eso, algo del Beckett de Molloy, en el sentido de elaborar sofisticadas estrategias para afrontar problemas de apariencia m¨¢s bien rid¨ªcula (lo que algo dice sobre la estupidez cong¨¦nita de tanta conducta humana), pero tambi¨¦n de la ¨¦poca dorada del cine mudo y, sobre todo, de una propensi¨®n al absurdo del clown que desde?a toda reflexi¨®n trascendente, o ascendente, o descendente, da lo mismo. Y todo sin sufrir jam¨¢s la tentaci¨®n del desaliento.

Claves de cine mudo

?Vale la pena criticar todo esto? Basta con observarlo, y apreciar sus numerosos aciertos, y a veces todo lo contrario, sin necesidad de ponerse demasiado serios. La referencia a las claves del cine mudo se acompa?a muchas veces de una palabrer¨ªa dislocada que a su vez se acompa?a de la gestualidad que la desmiente o la confirma, seg¨²n convenga, de manera que Esteve y Ponce, sin desmerecer la apoyatura del gesto, han reinventado un g¨¦nero que parec¨ªa agonizante y que, a su manera, revitalizan.

Se trata del non sense, aunque ese recurso central albergue en ocasiones m¨¢s de un zarpazo inesperado. En esta ocasi¨®n, a cuenta de las relaciones de tres amigos seriamente enfermos que desean ser enterrados en tumbas consecutivas, aunque ese apunte es s¨®lo un pretexto para ofrecer una serie de situaciones dislocadas, entre el musical y un texto que a veces parece dada¨ªsta, m¨¢s que absurdo.

En cualquier caso, la acumulaci¨®n de ocurrencias (unas m¨¢s afortunadas que otras) resulta algo deslavazada, y coexisten los momentos brillantes con los prescindibles. Lorena L¨®pez, nuevo fichaje de la compa?¨ªa de Esteve y Ponce, tiene una notable presencia esc¨¦nica.