El Acantilado rescata las memorias ¨ªntegras de Chateaubriand
El ensayista franc¨¦s Marc Fumaroli destaca la "extraordinaria actualidad" del libro
Tuvo que pasar casi un siglo para que Las memorias de ultratumba, de Fran?ois Ren¨¦ de Chateaubriand (1768-1848), fueran recuperadas en Francia tal como ¨¦l deseaba que se publicaran. Jean-Claude Berchet fij¨® el texto en 1989, incluyendo las partes eliminadas, y, ahora, El Acantilado traduce por primera vez al espa?ol la versi¨®n ¨ªntegra. Marc Fumaroli, autor de la introducci¨®n, destac¨® ayer "la tensi¨®n y extraordinaria actualidad" del libro.
Rafael Argullol, que present¨® el libro en Barcelona junto a Fumaroli, afirm¨® que es "uno de los grandes textos de la cultura moderna" y subray¨® su "car¨¢cter de libro maldito" durante mucho tiempo. "Por su complejidad formal, a la que se a?adieron dificultades pol¨ªticas y comerciales" y, sobre todo, "por su fondo". "En mi ¨¦poca de estudiante estaba casi prohibido, porque se le tachaba de reaccionario, porque no se ajustaba al canon progresista. Afortunadamente, esos resortes r¨ªgidos se han disuelto. La etiqueta de obra reaccionaria estaba equivocada".
"El libro tiene partes muy bellas, en las que del mundo aristocr¨¢tico se pasa al democr¨¢tico", a?adi¨® Fumaroli. "Por una parte, hereda la tradici¨®n cl¨¢sica de las memorias y, por otra, sigue Las confesiones de Rousseau". Fumaroli valor¨® la "originalidad e incluso la marginalidad del libro y su "tensi¨®n y extraordinaria actualidad". "La derecha le consideraba derrotista y la izquierda, nost¨¢lgico", del antiguo r¨¦gimen. "Hay en ¨¦l una iron¨ªa cr¨ªtica sobre lo cl¨¢sico y una iron¨ªa y una cr¨ªtica implacable sobre la modernidad, que no crea espacios en los que se pueda vivir".
"Al leerlo", afirm¨® el ensayista y acad¨¦mico franc¨¦s, "se tiene la impresi¨®n de que para Chateaubriand, el ¨²nico lugar donde le era posible vivir era su propia obra. Se construy¨® un castillo en el que a la vez se sent¨ªa exiliado y como en su propia casa".
Para Argullol, uno de los aspectos importantes de estas memorias es "su car¨¢cter transversal, su capacidad de pasar de un terreno a otro", transversalidad que coincide con la del Zibaldone, de Leopardi.
"Es un texto inmenso", dijo Argullol, que se?al¨® sus partes preferidas: "Su descripci¨®n de la infancia. Las p¨¢ginas que se refieren a la invasi¨®n y a la retirada de las tropas napole¨®nicas de Rusia, en las que encuentro ciertas concomitancias con Guerra y paz, de Tolst¨®i: la ¨¦pica en el sentido moderno. Tambi¨¦n me parecen espl¨¦ndidas las ¨²ltimas p¨¢ginas, en las que reflexiona sobre la vejez".
Memorias de ultratumba tiene 2.722 p¨¢ginas, en dos vol¨²menes que se venden en una caja. Chateaubriand recorre su vida, desde su nacimiento y sus or¨ªgenes hasta casi sus ¨²ltimos a?os. Adem¨¢s de la introducci¨®n de Fumaroli, incluye un pr¨®logo de Jean-Claude Berchet, en el que explica la g¨¦nesis de estas memorias.
Las cosas no salieron seg¨²n hab¨ªa previsto Chateaubriand y fue, desde luego, un libro maldito. Dedic¨® m¨¢s de 40 a?os a su redacci¨®n y ¨¦sta avanz¨® a golpe de crisis. El escritor dise?¨® minuciosamente la estructura del libro y decidi¨® que se publicara p¨®stumamente.
Ahogado econ¨®micamente, en 1836 se cre¨® una sociedad que compr¨® sus derechos, de lo que despu¨¦s se lamentar¨ªa amargamente. Quiz¨¢ porque tardaba en morir m¨¢s de lo previsto, seg¨²n Fumaroli, la sociedad cedi¨®, en 1844, a sus espaldas, los derechos para su publicaci¨®n por entregas en La Presse. Chateaubriand se vio obligado a revisarlo y suprimi¨® muchos pasajes (por ejemplo, los referidos a madame R¨¦camier). Crey¨® que todo estaba bajo control, pero no fue as¨ª. La Presse elimin¨® la divisi¨®n de las memorias en libros y cap¨ªtulos, "indispensable para la comprensi¨®n misma del texto", escribe Berchet. Y lo peor: en la edici¨®n en 12 vol¨²menes, de 1848 a 1850, se reprodujo sin cambio alguno, "con la bendici¨®n de los ejecutores testamentarios", lo que hab¨ªa aparecido en La Presse.
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