M¨¢s cerca de Al Capone que de Eliot Ness
Kerik, opci¨®n frustrada de Bush para Seguridad Nacional, tiene el armario lleno de esqueletos
Cuanto m¨¢s se conocen los detalles de la vida profesional y personal de Bernard Kerik m¨¢s crece la impresi¨®n de que el menor de sus problemas es el de haber tenido una empleada dom¨¦stica ilegal. Tras el monumental planchazo que la Casa Blanca sufri¨® la semana pasada, cuando Kerik retir¨® su nominaci¨®n para dirigir el Departamento de Seguridad Nacional porque se dio cuenta de que hab¨ªa empleado a una mujer sin papeles, la luz del foco sobre el superpolic¨ªa arroja otros detalles inquietantes, desde su lucrativa relaci¨®n con una compa?¨ªa de armas hasta el v¨ªnculo con un empresario de la construcci¨®n que podr¨ªa muy bien trabajar para los Soprano.
La guinda, en una Administraci¨®n poco propensa a la ligereza de costumbres, ha sido la revelaci¨®n de que Kerik mantuvo relaciones extramatrimoniales con dos mujeres a la vez. Casi habr¨ªa que decir que la Casa Blanca se ha salvado de un esc¨¢ndalo mayor: el que se habr¨ªa desencadenado si Kerik hubiera sido confirmado por el Senado.
El ex jefe de polic¨ªa de Nueva York era amigo de un empresario vinculado a la mafia
Kerik mantuvo una lucrativa relaci¨®n con una compa?¨ªa de armas
El 3 de diciembre, Bush propon¨ªa a Bernard Kerik, de 49 a?os y jefe de la polic¨ªa de Nueva York durante el 11-S, como responsable de Seguridad Nacional, un monstruo de 180.000 funcionarios, resultado de la fusi¨®n de 22 organismos. Bush alab¨® el papel jugado por Kerik -un hombre de Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York- en el atentado y le agradeci¨® "aportar su experiencia en seguridad y sus capacidades profesionales al servicio de uno de los puestos m¨¢s importantes del Gobierno". Incluso los senadores dem¨®cratas de Nueva York celebraron la propuesta.
Una semana despu¨¦s, el fiasco: Kerik cay¨® en la cuenta de que hab¨ªa empleado a una mujer sin documentos. Es algo que ha pasado antes con nominaciones presidenciales, pero era especialmente fuerte en su caso, porque una de las competencias de Seguridad Nacional es el control de la inmigraci¨®n. "Es culpa m¨ªa y de nadie m¨¢s", dijo Kerik, que ha avergonzado al presidente y dejado en muy mal lugar a Giuliani, un hombre que acaricia la idea de sentarse alg¨²n d¨ªa detr¨¢s del Despacho Oval.
Queda en entredicho el proceso de selecci¨®n de la Casa Blanca, que presume de eficacia y que queda por los suelos tras haber llevado a cabo una investigaci¨®n "especial". Esa investigaci¨®n pas¨® por alto que Kerik, destinado en Bagdad para formar a la polic¨ªa iraqu¨ª, prefer¨ªa salir de patrulla con guardaespaldas surafricanos a la b¨²squeda de fieles de Sadam Husein, seg¨²n Newsweek, y que dur¨® all¨ª s¨®lo tres meses, de los seis previstos. Y esa investigaci¨®n no fue capaz de tomar nota de algo que ya se supo hace cuatro a?os, cuando Kerik fue nombrado jefe de la polic¨ªa de Nueva York: su relaci¨®n social con un empresario de la construcci¨®n de New Jersey, Frank DiTommaso, al que se le atribuyen lazos con dirigentes de la mafia -de la familia Gambino- y del que supuestamente habr¨ªa recibido regalos por valor de varios miles de d¨®lares. El expediente abierto no descubri¨® comportamientos criminales, pero la duda qued¨®, y Giuliani, que va de sorpresa en sorpresa, ha asegurado que nadie le dijo nada de esta relaci¨®n antes de nombrar a Kerik jefe de la polic¨ªa de Nueva York.
Sin ser ilegal, tampoco ha ayudado a Kerik el dato de su r¨¢pido enriquecimiento: de guardi¨¢n de prisiones y humilde agente neoyorquino a jefe de la polic¨ªa de Nueva York y, a continuaci¨®n, millonario, gracias a los 6,2 millones de d¨®lares obtenidos al liquidar las stock options que hab¨ªa recibido de Taser Internacional, una empresa de armas de descarga el¨¦ctrica que le contrat¨® y que tiene relaciones comerciales con Seguridad Nacional y con cientos de departamentos de polic¨ªa de todo el pa¨ªs.
El perfil de duro polic¨ªa sacrificado que cautiv¨® a Bush qued¨® definitivamente resquebrajado con la cr¨®nica rosa revelada por el tabloide Daily News de Nueva York. Casado -tras dos divorcios, uno p¨²blico y otro mantenido en secreto- con Hala Matli, una enfermera de origen sirio que trabajaba en la cl¨ªnica dental a la que iba Kerik y con la que tiene dos hijos -el primero, concebido en unas vacaciones en Mallorca, dice el diario-, el ex polic¨ªa tuvo relaciones "en un discreto apartamento de Manhattan" alternativamente con una empleada del servicio de prisiones y con Judith Regan, la editora de su libro de memorias, El hijo perdido, libro para el que Kerik utiliz¨® -y fue multado por ello- a tres polic¨ªas que investigaron sobre su madre, una prostituta que le abandon¨® y que acab¨® sus d¨ªas de forma violenta.
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