El plan farmac¨¦utico del Gobierno
Sea bienvenida la norma de someter cada nuevo producto farmac¨¦utico a un an¨¢lisis coste / efectividad que permita fijar su precio en proporci¨®n a su utilidad terap¨¦utica. No pagar m¨¢s cara la novedad s¨®lo por ser novedad es una medida sustancial para mejorar la eficiencia y ajustar el consumo de f¨¢rmacos, siempre en renovaci¨®n. Es tambi¨¦n, junto con la independencia de la informaci¨®n farmac¨¦utica que producir¨¢ la Agencia Espa?ola del Medicamento, todo el haber (no despreciable, si realmente el Gobierno es capaz de ponerlo en pr¨¢ctica) de este plan estrat¨¦gico que me parece elaborado m¨¢s con ideas preconcebidas y af¨¢n de impresionar que con experiencia y atenci¨®n a las necesidades del Sistema Nacional de Salud y a la escasez de sus recursos. Concretamente encuentro que el plan es inoportuno, poco consistente, condesciende con la industria farmac¨¦utica, mantiene los privilegios de las farmacias, desestima a los m¨¦dicos y sobre todo incrementa el gasto.
1. Es inoportuno. El plan conforma una pol¨ªtica farmac¨¦utica que aspira a ser total y se desparrama en numerosos y dispares objetivos simult¨¢neos. De ellos, sin duda, muchos necesarios, pero ahora no es todav¨ªa el momento de lo necesario, sino de lo indispensable y apremiante, o sea, contener el desmedido gasto farmac¨¦utico que mina a fondo la estabilidad y el progreso de la sanidad p¨²blica. Una acci¨®n de salvamento previa a cualquier proyecto y que requiere esfuerzos directos y concentrados. Las medidas moderadoras que incluye el plan son insuficientes: rebajas de precios, que no pueden modificar el crecimiento del volumen del consumo y se quedan en artificiosos respiros temporales, y el filtro de los estudios farmacoecon¨®micos, b¨¢sico pero aislado.
2. Es poco consistente. Un plan expresa no s¨®lo la voluntad, sino tambi¨¦n la capacidad de hacer unas cosas determinadas. Este plan, sin embargo, es en buena parte un plan de simples propuestas, no de disposiciones. Dependiente en aspectos importantes (formaci¨®n, informaci¨®n, prescripci¨®n, venta) de las comunidades aut¨®nomas, est¨¢ parcialmente embargado, escrito en el aire. Es un plan estrat¨¦gico sin facultades para realizar su estrategia, Adem¨¢s, los organismos que canalizar¨¢n el funcionamiento del plan (Consejo Interterritorial y su Comisi¨®n de Farmacia) tienen una larga historia de desencuentros pol¨ªticos y de ineficacia. No es un plan s¨®lido.
3. Condesciende con la industria. El plan se cuida de favorecer a los laboratorios: incide poco en una r¨¢pida contenci¨®n del consumo y del gasto, y a) except¨²a de las rebajas a los medicamentos con menos de un a?o de vida mercantil, que son los m¨¢s caros y ofrecen m¨¢s rentabilidad a los fabricantes; b) congela los precios de referencia actuales que, a¨²n no muy exitosos, son ¨²tiles y disgustan a la industria, y anuncia otros para unos indefinidos "medicamentos en fase de madurez" que no comprometen a nada, y c) proh¨ªbe y hasta sanciona las exportaciones paralelas detestadas por las empresas multinacionales, que son una forma de comercio l¨ªcito, defendido por la Uni¨®n Europea, y beneficioso para algunas compa?¨ªas distribuidoras espa?olas y un peque?o alivio para las finanzas de los servicios de salud de muchas naciones del continente (el Gobierno espa?ol impide as¨ª la libre circulaci¨®n de mercanc¨ªas en Europa). La anterior ministra de Sanidad y Consumo, Ana Pastor, afirma que existe un pacto t¨¢cito entre el Gobierno y la industria. Es visible un trato de favor poco explicable.
4. Mantiene los privilegios econ¨®micos y gremiales de que gozan las oficinas de farmacia y son inadmisibles en un pa¨ªs democr¨¢tico asentado en la econom¨ªa de libre mercado y vigilante de la igualdad de derechos de todos sus ciudadanos. Este plan preparado por un Gobierno socialista no propone liberalizar o hacer menos estricta la apertura de nuevas farmacias, ni desatar la propiedad de la farmacia del t¨ªtulo de farmac¨¦utico (condici¨®n aberrante, como si ¨²nicamente aquellos con t¨ªtulo de piloto pudieran comprar acciones de las compa?¨ªas a¨¦reas), ni siquiera recordar y quiz¨¢ descubrir al p¨²blico que los precios de los medicamentos no son fijos, sino m¨¢ximos, y el farmac¨¦utico puede, si quiere, reducirlos con descuentos (un m¨ªnimo del 10% conceder¨ªan al sistema, de permit¨ªrseles abrir farmacias, los profesionales agrupados en el movimiento andaluz La Farmacia de Proximidad Libremente Concertada). El plan del Gobierno socialista es contrario a los principios del socialismo: cuida los privilegios de las farmacias a costa del dinero de la Sanidad p¨²blica. Esto s¨ª que es un pesado copago.
5. Desestima al m¨¦dico. El plan reconoce, faltar¨ªa m¨¢s, que el m¨¦dico decide "la prescripci¨®n del medicamento", pero a partir de ah¨ª, en el proceso del tratamiento farmacol¨®gico, coloca al farmac¨¦utico al lado y nivel asistencial del m¨¦dico, como si la toma del f¨¢rmaco autorizase que un lego en medicina se acerque al paciente. Es decir, promueve el intrusismo, y del tal modo que crea un nuevo modelo de receta con "informaci¨®n cl¨ªnica ¨²til para el mejor seguimiento de los tratamientos" por el farmac¨¦utico, obviamente, porque el m¨¦dico ya dispone de toda informaci¨®n en la historia cl¨ªnica, documento ¨ªntimo y reservado por excelencia que ahora el plan pretende verter en parte en la receta. Desconsidera as¨ª las protestas reiteradas de la organizaci¨®n m¨¦dica colegial que desde hace tiempo se opone a estos intentos de intromisi¨®n.
6. Incrementa el gasto. El plan alarma sobre los llamados problemas relacionados con los medicamentos (reacciones, interacciones, incumplimientos) con datos recogidos no se sabe d¨®nde (asegura que de los "pacientes atendidos por los servicios sanitarios", el 33% lo son por tal causa, qu¨¦ barbaridad) y frases exageradas ("este importante problema de salud p¨²blica") en el af¨¢n de abrir la puerta a la atenci¨®n farmac¨¦utica, teor¨ªa rid¨ªcula, ya vieja y todav¨ªa virgen en todo el mundo, afortunadamente. Su aplicaci¨®n, que el plan impulsa, provocar¨ªa trastornos asistenciales y acentuar¨ªa el agobio econ¨®mico del Sistema. ?ste puede avistarse con un c¨¢lculo sencillo: en 2003, el Sistema produjo unos 710 millones de recetas a despachar en las farmacias que, de estar en pr¨¢ctica la atenci¨®n farmac¨¦utica, hubieran originado igual cantidad de "seguimientos terap¨¦uticos" por los farmac¨¦uticos. Naturalmente, no hay trabajo gratuito. ?Cinco o seis euros por seguimiento? No parece mucho, y sin embargo incrementar¨ªa en 3.500 o 4.300 millones de euros el ya desmedido gasto de la prestaci¨®n farmac¨¦utica (simplifico, sin duda, pero estos n¨²meros pueden ser orientativos).
En fin, el plan tiene algunos aciertos que se pierden en muchos errores, incluidos el lema y las innumerables apelaciones al "uso racional del medicamento", esa f¨¢bula interesada.
El autor sostiene que el proyecto
que ha presentado el Ejecutivo es inoportuno
e incrementa la factura en medicamentos.
Enrique Costas Lombard¨ªa es economista.
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