Una clase con sabores
La empresa sevillana de restaurantes Robles ofrece una cata de dieta mediterr¨¢nea a 1.400 ni?os
Mientras exista el jam¨®n ib¨¦rico, los ni?os sevillanos est¨¢n dispuestos a entregarse a la dieta mediterr¨¢nea. A partir de ah¨ª, cuando se entra en el terreno de las verduras y los guisos, el entusiasmo baja un poco. Para V¨ªctor Manuel Torres, de siete a?os y alumno del colegio ?ngeles Mart¨ªn Mateo, de Alcal¨¢ de Guada¨ªra, la comida que le dieron a probar ayer era "muy rara". "No me ha gustado mucho", dice como si en verdad quisiera decir "nada". Lo ha dejado todo menos el jam¨®n, que es una de sus comidas favoritas.
V¨ªctor es uno de los m¨¢s de 1.400 ni?os que participaron ayer en la Escuela de Sabores organizada en el Palacio de Exposiciones y Congresos (Fibes) por la empresa Robles Restaurantes. A cada ni?o le dieron una bandeja con tortilla de patatas, un mollete con lomo a la pimienta, hojaldre con at¨²n de almadraba y tomate, pan de pueblo con aceite de oliva virgen, jam¨®n de Jabugo y unas moneditas de chocolate. "El ni?o relaciona la comida buena con las hamburgueser¨ªas. Queremos demostrarles que la alta cocina tradicional tambi¨¦n les puede gustar", explica Pedro Robles, uno de los promotores de la actividad, enmarcada en el cincuenta aniversario de la empresa.
Adem¨¢s, cada ni?o recibi¨® cuatro trozos de gelatina de colores con la peculiaridad de que uno estaba dulce, otro salado, otro amargo y otro ¨¢cido. Los probaron e intentaron averiguar cu¨¢l era cu¨¢l. "Hay que ense?arles a distinguir los sabores porque aunque parezca una tonter¨ªa muchos no saben", asegura Laura Robles. Adri¨¢n Mu?oz, de nueve a?os, ha chupado una de ellas pensando que era el postre y la ha soltado ipso facto. "Est¨¢ salada, te lo prometo", le dice a un compa?ero. Aunque es lo ¨²nico que no le ha gustado de su bandeja, una de las m¨¢s limpias de la mesa. "Me lo he comido todo menos la gelatina, que es para un juego. No puedo m¨¢s".
A juzgar por lo que cuenta, Adri¨¢n es un buen seguidor de la dieta saludable. En su casa tiene un jam¨®n, al recreo se lleva casi siempre un bocadillo y un zumo de pi?a y su comida favorita, asegura sin pens¨¢rselo, es la zanahoria. Aunque entre un plato de garbanzos y una pizza, siempre prefiera lo segundo. Como casi todos.
A Jos¨¦ Manuel Daza, de 10 a?os y alumno del colegio Nuestra Se?ora de las Nieves de Benacaz¨®n, una de las cosas que m¨¢s le gusta es ir a una pizzer¨ªa. A otro tipo de restaurantes, no tanto, aunque asegura que su comida preferia es el filete con patatas fritas, una elecci¨®n con la que coincid¨ªan muchos de sus compa?eros. "Si hoy me lo hubieran puesto me lo habr¨ªa comido todo", dice mirando su bandeja medio llena. Se ha comido la tortilla y poco m¨¢s. Su caso, adem¨¢s, es raro porque dice que le encantan los ch¨ªcharos [alubias] y las lentejas, pero no le gustan los dulces. ?Ni los donuts? "Bueno, eso s¨ª", advierte.
"Lo f¨¢cil es comprarles el donut"
La Escuela de Sabores es una de las iniciativas que ha puesto en marcha la empresa de restaurantes Robles para celebrar su 50 aniversario. La actividad que ayer se celebr¨® es la primera de un proyecto m¨¢s ambicioso denominado Robles Ni?o, que se pondr¨¢ en marcha en los pr¨®ximos meses en sus instalaciones del Aljarafe. All¨ª se dise?ar¨¢ un espacio especialmente pensado para educar a los m¨¢s peque?os en la dieta mediterr¨¢nea e inculcarles h¨¢bitos alimenticios m¨¢s saludables.
Porque todos los estudios advierten de que los ni?os espa?oles comen cada vez menos sanos. To?i Terr¨®n, una de las profesoras que ayer se desplaz¨® hasta Fibes con sus alumnos del colegio Juan de Mairena, les insiste especialmente en que no se salten el desayuno. A su clase de Educaci¨®n F¨ªsica "muchos" llegan sin desayunar. "Vienen sin haber tomado nada y otros s¨®lo con un vaso de leche. Les digo que hay que tomar algo de hidratos de carbono y un producto l¨¢cteo, pero se han acostumbrado mal. Yo les cuento todo lo que desayuno y alucinan", cuenta.
Otra de las grandes preocupaciones de los profesores es el tentempi¨¦ que los ni?os se llevan al recreo. En el colegio Juan de Mairena, los padres de los alumnos de Infantil y primer ciclo de Primaria reciben un calendario con los que los ni?os se tienen que llevar seg¨²n el d¨ªa de la semana: fruta, pan, l¨¢cteos, etc. "Casi todos lo cumplen", asegura la profesora. "Pero a partir de los ocho a?os, hay de todo. Muchos llevan bocadillo, pero la mayor¨ªa va a lo m¨¢s r¨¢pido. Lo f¨¢cil es comprarles el donut", advierte.
Entre los ni?os que participaron ayer en la Escuela de Sabores, tambi¨¦n hubo de todo. Mar¨ªa Garc¨ªa, de 10 a?os, desayuna todos los d¨ªas cereales de chocolate y se lleva un bocadillo de jam¨®n para el recreo, mientras que sus compa?eras Mar¨ªa ?ngeles y Dulce prefieren meter en la mochila donuts y natillas. Las tres se comieron ayer la magdalena y las monedas de chocolate y dejaron casi todo lo dem¨¢s.
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