Los desaf¨ªos de Ucrania
Todos los d¨ªas, casi cada minuto, ocurre alguna cosa inesperada en Kiev o en alg¨²n otro lugar de Ucrania. Algo que cambia, si no nuestras opiniones, s¨ª nuestras valoraciones, que parecen repetitivas o vac¨ªas de significado.
La oposici¨®n ucrania era poco conocida. Pero exist¨ªa ya antes del 21 de noviembre, y su asombroso triunfo electoral se convirti¨® en un est¨ªmulo irreprimible para la acci¨®n, un acontecimiento de inter¨¦s mundial. El presidente saliente, Leonid Kuchma, era y sigue siendo uno de esos pol¨ªticos formados bajo los reg¨ªmenes estalinistas de Europa del Este: bur¨®cratas incapaces de afrontar una nueva era con sus exigencias, incapaces de dirigir de forma positiva las transiciones y hacer de ellas aut¨¦nticas transformaciones, dos conceptos que a menudo se confunden, pero que son distintos.
Es muy importante el respaldo de la Uni¨®n Europea. Mucho m¨¢s que el de Bush y sus 'halcones', cuyas voces ya se dejaron o¨ªr durante la guerra fr¨ªa
El infortunio de Ucrania viene de muy atr¨¢s. Primero, con Rusia, y luego, con la URSS, algunos de sus mejores autores prefirieron escribir en la lengua de Mosc¨²: Gogol, Korolenko y el jud¨ªo de Odesa Isaac Babel. Yo cito con frecuencia a Balzac: cuando estaba a punto de morir y ya no pod¨ªa sufragar los caprichos de sus hijas, el pap¨¢ Goriot pensaba en ir a Ucrania, con su inmensa riqueza en cereales, para ganar lo que necesitaba. Pero en ¨¦pocas m¨¢s recientes, esa misma Ucrania, pese a tener toda la extraordinaria tierra negra y fecunda, para sobrevivir ha tenido -y tiene todav¨ªa- que importar el trigo.
Parece incre¨ªble que fuera precisamente all¨ª donde Stalin hizo que murieran de hambre millones de personas durante la colectivizaci¨®n forzosa y la lucha contra los kulakos [peque?os propietarios]. Si Hitler no hubiera estado tan obsesionado y tan loco y no hubiera querido destruir y someter todo el mundo eslavo, en ese pa¨ªs habr¨ªa podido contar con un apoyo mil veces m¨¢s importante que el de los "batallones traidores" del general Vlassov que se aliaron con ¨¦l. Y en tiempos recientes hemos visto que de esa Ucrania humillada y generosa sal¨ªan muchas mujeres dispuestas a vender su cuerpo en Europa. Pero ¨¦sta es una historia larga, como ya he dicho, y se repite. No olvidemos que el "vencedor oficial", V¨ªktor Yanuk¨®vich, ya fue condenado por robo y violencia al acabar el r¨¦gimen sovi¨¦tico. Y el envenenamiento de su rival, V¨ªktor Y¨²shenko, tiene elementos de novela policiaca. Por desgracia.
Parece que, tras las ¨²ltimas elecciones, los acontecimientos han eliminado cualquier nostalgia de los reg¨ªmenes anteriores. Ahora existen y se est¨¢n imponiendo de forma decisiva otras exigencias, tanto en Kiev como en Lvov. Ucrania est¨¢ pasando a ser quiz¨¢ el problema fundamental de Europa, y no s¨®lo. De su soluci¨®n dependen muchas cosas, incluido el futuro de Rusia. Putin, que ha apoyado en varias ocasiones al "presidente oficial", elegido con unos votos falsos y manipulados, tiene que escoger entre una v¨ªa de democratizaci¨®n genuina y una democradura con ambiciones imperiales, acostumbrada a tener a su alrededor sat¨¦lites fieles. Es una elecci¨®n desgarradora. En cualquier caso, en esta historia desgraciada hay otros elementos destacables: el momento en el que Nikita Jruschov regal¨® Crimea y Odesa a la Rep¨²blica Socialista Sovi¨¦tica de Ucrania, lo que afligi¨® y aflige a¨²n no s¨®lo a los ucranios de lengua rusa, sino tambi¨¦n a los propios rusos.
Mensajes ineficaces
Los rebeldes naranjas de Y¨²shenko, despu¨¦s de haber conquistado la calle frente a los partidarios blanquiazules de Kuchma y Yanuk¨®vich, podr¨ªan haber decidido apoderarse del Parlamento. Algunos preve¨ªan la misma situaci¨®n que la de hace un a?o en Georgia, con el decisivo asalto a las instituciones del Estado en Tbilisi. Otros -tal vez menos numerosos-, ante los errores de Kuchma y las elecciones manipuladas, no se olvidaban de la situaci¨®n rumana que acab¨® con Nicolae Ceausescu. No creo que la intervenci¨®n de Lech Walesa en Kiev sirviera para nada positivo; es un personaje de otra pel¨ªcula, otro tiempo. Tampoco me parece muy eficaz el mensaje del Papa: los uniatas, los fieles de la Iglesia cat¨®lica oriental, son s¨®lo un 10%, no pueden resolver el problema y, por el contrario, podr¨ªan introducir un factor religioso conflictivo (de tipo balc¨¢nico: los siervos ortodoxos contra los croatas cat¨®licos). En cambio, es muy importante el respaldo de la Uni¨®n Europea y sus dirigentes. Mucho m¨¢s que el de Bush y sus halcones, cuyas voces ya se dejaron o¨ªr durante la guerra fr¨ªa.
El r¨¦gimen puesto en tela de juicio con tanta determinaci¨®n, aunque todav¨ªa no con violencia, ha intentado debilitar y cansar a la oposici¨®n. En un pa¨ªs que no ha tenido la suerte de conocer y vivir una aut¨¦ntica democracia, es posible incluso se acepten otras soluciones. No me atrevo a profetizar nada. Ya hemos visto en la otra Europa a muchos profetas en el desierto. Pero el desierto no es fatal ni inevitable.
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