Guerra subterr¨¢nea en la miner¨ªa del carb¨®n
Kioto desata la batalla entre Industria, los sindicatos y un frente empresarial liderado por Endesa
En las galer¨ªas de la minas han chocado dos trenes. Los planes del Gobierno para cumplir con el Protocolo de Kioto, que apuestan por reducir la quema de carb¨®n para producir electricidad a favor del gas natural, menos contaminante, han topado con la oposici¨®n abierta de un frente de empresas, encabezado por Endesa, la compa?¨ªa el¨¦ctrica m¨¢s grande del sector y la mayor consumidora de carb¨®n.
El Gobierno est¨¢ convencido de que Endesa, apoyada por otras el¨¦ctricas (Uni¨®n Fenosa, Hidrocant¨¢brico y Viesgo), tambi¨¦n dependientes del carb¨®n, est¨¢ encendiendo los ¨¢nimos de los sindicatos mineros, justo cuando el Ejecutivo negocia en Bruselas un nuevo Plan del Carb¨®n para m¨¢s all¨¢ de 2006 y cuando trata de evitar problemas por las ayudas que el anterior Gobierno del PP concedi¨® a las empresas mineras a partir de 2003 (alrededor de 600 millones de euros) pese a que hab¨ªan cambiado los reglamentos comunitarios.
Est¨¢n en juego 11.430 empleos, la mitad en Asturias, y 47 empresas del sector minero
Endesa admite en sus c¨¢lculos que seguir quemando carb¨®n ser¨¢ rentable
Est¨¢n en juego 11.430 empleos (la mitad de ellos en Asturias), y 47 empresas del sector minero. Por ello, los nervios est¨¢n a flor de piel. El enfrentamiento es duro y la chispa que ha contribuido a encender los ¨¢nimos ha sido el Plan Nacional de Asignaci¨®n de Emisiones, que determina cu¨¢nto pueden contaminar en el periodo 2005-2007, sin penalizaciones econ¨®micas, cerca de mil instalaciones industriales del pa¨ªs, incluidas las centrales el¨¦ctricas de carb¨®n.
Tan duro es el enfrentamiento que el secretario general de la Energ¨ªa ha llegado a emplazar p¨²blicamente a Endesa a que haga p¨²blicos los documentos que hizo llegar en su d¨ªa al Ministerio de Industria respecto a los efectos del Plan de Asignaciones de Kioto. Esos documentos demuestran, en opini¨®n del departamento que dirige Jos¨¦ Montilla, que Endesa maneja un doble discurso. Catastr¨®fico y duro cuando habla con los sindicatos, pero realista e incluso optimista cuando valora en documentos internos las consecuencias de aplicar los planes gubernamentales.
Porque esos papeles internos de Endesa (la empresa el¨¦ctrica asegura que han sido elaboradas por el Grupo de los Cuatro, Endesa, Uni¨®n Fenosa, Hidrocant¨¢brico y Viesgo), que obran en poder de Industria, demuestran que la compa?¨ªa que preside Manuel Pizarro, aunque tenga que comprar derechos de emisi¨®n en sus centrales de carb¨®n, seguir¨¢ ganando un buen dinero. Y ello por dos razones, porque esas centrales t¨¦rmicas de carb¨®n est¨¢n ya amortizadas y porque el carb¨®n es y seguir¨¢ siendo un combustible mucho m¨¢s barato que el gas natural, por el que han apostado todos los Gobiernos desde hace a?os para asegurar el suministro energ¨¦tico.
El documento del grupo de empresas que encabeza Endesa, enviado a Industria en septiembre (antes de que se aprobara la asignaci¨®n final de emisiones, 88 millones de toneladas anuales para el sector el¨¦ctrico), recoge que "la generaci¨®n con carb¨®n mantendr¨¢ su posici¨®n como tecnolog¨ªa de generaci¨®n t¨¦rmica en base, al ser m¨¢s competitiva que los ciclos combinados [que utilizan gas]". "Bas¨¢ndose en la experiencia hist¨®rica", prosigue, "se puede afirmar que la generaci¨®n [el¨¦ctrica] con carb¨®n, incluyendo el coste de los derechos [que tendr¨ªan que comprar las centrales si superan los l¨ªmites de emisi¨®n previstos por el Gobierno] ser¨¢ de media un 21% m¨¢s barata que la producci¨®n de electricidad en una central de ciclo combinado". Seg¨²n el documento, "la generaci¨®n con carb¨®n tendr¨¢ una ventaja en costes frente al gas del 24% durante todo el periodo (2005-2007)".
En esa guerra de comunicados, interpelaciones p¨²blicas, documentos explicativos e incluso amenazas (Endesa ha anunciado que puede llegar a impugnar ante los tribunales el Plan de Asignaci¨®n de Emisiones), la inquietud ha prendido entre los sindicatos mineros y, por extensi¨®n, en aquellas zonas del pa¨ªs que dependen de la miner¨ªa. Los sindicatos UGT y CC OO, que han llegado a calificar al Plan Nacional de Asignaci¨®n de Emisiones de "tumba" para la miner¨ªa, han advertido de que habr¨¢ movilizaciones sociales de calado en caso de que los planes para cumplir con Kioto afecten al sector minero. En un contexto de inquietud en otros sectores de actividad, como los astilleros, lo ¨²ltimo que desea el Gobierno es abrir un enfrentamiento con los mineros.
Endesa, que rechaza de plano que est¨¦ agitando las aguas de la inquietud en el sector para mejorar sus posiciones empresariales, considera l¨®gico que la compa?¨ªa haya mantenido contactos con las organizaciones sindicales. "Es de sentido com¨²n", asegura un portavoz de la compa?¨ªa, "que los sindicatos manifiesten su inquietud por el futuro de sus puestos de trabajo a la empresa, pero hablar de un problema no es sublevar a nadie".
Tras el debate entre Endesa e Industria aparece tambi¨¦n una guerra empresarial que en los ¨²ltimos meses ha hecho correr r¨ªos de tinta. La pugna enfrenta desde hace meses a las empresas el¨¦ctricas con un parque de centrales m¨¢s antiguo (Endesa, Uni¨®n Fenosa, Hidrocant¨¢brico y Viesgo), que consumen carb¨®n, con Iberdrola y Gas Natural, empresas que han invertido en centrales de gas, el combustible por el que apuesta el Ejecutivo.
Sencillamente, Endesa y las empresas que consumen carb¨®n consideran injusto que sus centrales t¨¦rmicas tengan menos derechos de emisi¨®n gratuitos que las centrales, m¨¢s modernas y menos contaminantes, sus competidores.
El Plan Nacional de Asignaci¨®n prev¨¦ que, ya en 2006, la producci¨®n el¨¦ctrica de las centrales limpias, de gas, supere a la de carb¨®n (61.499 gigawatios por hora frente a 52.697 gigawatios por hora). Las emisiones previstas de centrales de carb¨®n disminuyen de 55,4 millones de toneladas en 2005 a 43,6 en 2007. Si emiten m¨¢s, tendr¨¢n que comprar derechos.
El ministro de Industria, Jos¨¦ Montilla, terci¨® en la guerra el pasado mi¨¦rcoles y asegur¨® en el Congreso que "el PNA no establece ninguna relaci¨®n directa con el consumo de carb¨®n nacional, y por lo tanto, no afectar¨¢ a la producci¨®n".
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