Las dos vidas del pr¨ªncipe Bernardo de Holanda
El padre de la reina Beatriz desconcierta al Gobierno con sus confesiones en una entrevista publicada 'post mortem'
La muerte a los 93 a?os de Bernardo de Holanda, esposo de la reina Juliana y padre de la actual soberana, Beatriz, ha confirmado que el t¨ªtulo de pr¨ªncipe consorte le ven¨ªa peque?o a este agudo arist¨®crata alem¨¢n que en 1937 entrara a formar parte de la Casa de Orange. Si en vida trat¨® de mantener su independencia sin perder los privilegios de su condici¨®n, su ¨²ltima voluntad dista ser un asunto privado. Consciente de que los actos y declaraciones de la familia real holandesa pueden provocar conflictos institucionales, el pr¨ªncipe brind¨® un testamento abierto a su pueblo de adopci¨®n. Escrito en forma de larga entrevista publicada a t¨ªtulo p¨®stumo, su deseo era disipar las dudas sobre su pasado y pasar a la posteridad con su propia r¨²brica. Una misi¨®n cumplida a medias. Los archivos nacionales relativos a sus a?os holandeses acaban de ser abiertos, y la versi¨®n contrastada de su relato no tardar¨¢ en llegar.
Lo que s¨ª ha conseguido Bernardo Leopoldo Federico de Lippe-Biesterfeld, nacido en Jena (Alemania) en 1911, es sorprender con su ¨²ltimo gesto a los que deb¨ªan estar informados de sus acciones. Su entrevista m¨¢s personal fue un secreto hasta su aparici¨®n el pasado 14 de diciembre en el rotativo De Volkskrant. Benno, seg¨²n el apodo familiar, no comunic¨® su intenci¨®n de "contarlo todo" a su hija mayor, la reina Beatriz. Tampoco lo sab¨ªa el primer ministro democristiano, Jan Peter Balkenende, sobre el que recae la responsabilidad constitucional de lo que hagan los miembros de la Casa de Orange. En cuanto al Servicio de Informaci¨®n del Estado, se enter¨® al mismo tiempo que el resto del pa¨ªs. El debate parlamentario sobre la libertad de acci¨®n de la familia real que ello provoc¨® fue cerrado con contundencia. Balkenende asegur¨® que le habr¨ªa dado permiso al pr¨ªncipe para hablar, "porque su figura estaba ya muy lejos de la corona".
Bernardo de Holanda vivi¨® varias vidas desde que se instal¨® en Holanda y sobre cada una acab¨® forj¨¢ndose una leyenda. En un solo apartado hab¨ªa acuerdo. Su actuaci¨®n del lado aliado durante la Segunda Guerra Mundial y la labor de apoyo a los combatientes holandeses, preservaron la identidad nacional durante los penosos a?os de la ocupaci¨®n nazi. Un extremo anterior algo oscuro, la pertenencia del joven De Lippe-Biesterfeld al Partido Nacional Socialista de Hitler, como prueba un carn¨¦ de asociado, es explicada de forma rotunda. "Nunca fui un simpatizante nazi ni colabor¨¦ con ese r¨¦gimen". Los expertos est¨¢n de acuerdo en que, al convertirse en holand¨¦s, Bernardo era un enemigo del Tercer Reich.
El cap¨ªtulo m¨¢s ¨ªntimo ha concitado dudas y rumores. Durante a?os se habl¨® de sus supuestas relaciones extramatrimoniales y de dos hijos varones y una hija ajenos a las cuatro chicas que tuvo con Juliana (Beatriz, Irene, Margarita y Cristina). "Tonter¨ªas", dijo el pr¨ªncipe en su entrevista. S¨ª hubo una amante brit¨¢nica, pero fue en los a?os cuarenta y su esposa lo sab¨ªa. Nunca tuvo dos hijos, aunque s¨ª otras dos hijas. La primera, Alicia, tiene unos 50 a?os y es americana. La otra, Alexia, es francesa y de 37 a?os. La reina Juliana tambi¨¦n las conoci¨® y siempre las trat¨® bien.
El pr¨ªncipe puso asimismo gran empe?o en desmentir uno de los episodios m¨¢s turbulentos de la historia reciente de Holanda: el denominado caso Hofman. Todo empez¨® como un problema familiar al tener Juliana una ni?a, Cristina, con problemas de visi¨®n. Bernardo llev¨® al palacio de Soestdijk a una especie de consejera espiritual llamada Greet Hofman. Su influencia personal y pol¨ªtica sobre la reina, a la que inspir¨® ideas pacifistas en los a?os cincuenta, en plena guerra fr¨ªa, a punto estuvo de costarle el trono. Bernardo desmiente que conspirara para incapacitar a su esposa y ponerle la corona a la princesa heredera, Beatriz. Algunos historiadores le consideran, sin embargo, muy proclive en su d¨ªa a la idea de la abdicaci¨®n. Greet Hofman desapareci¨® y Juliana y Bernardo no se divorciaron. La herida tard¨® en cerrarse para el pr¨ªncipe, porque la sanadora le acus¨® de quedarse con el dinero de su esposa. "Una mentira intolerable. O ella o yo, le dije a mi mujer".
El otro agujero negro de la vida de Bernardo de Holanda es el del mill¨®n de d¨®lares que recibi¨® de la empresa estadounidense de aviaci¨®n Lockheed Martin. El asunto a¨²n no se ha cerrado y los entresijos son tan turbios que muy poca luz se ha podido arrojar sobre el caso. El pr¨ªncipe reconoce que acept¨® la suma a cambio de influir sobre el Gobierno de La Haya para que comprara aparatos de este fabricante, y lo lamenta. Tambi¨¦n afirma que lo invirti¨® en el Fondo Mundial para la Naturaleza, que ¨¦l mismo fundara en 1961. El destino final del dinero est¨¢ poco claro, no as¨ª su retirada como embajador comercial de Holanda. La p¨¦rdida de libertad de acci¨®n que ello supuso aliment¨® sin duda su deseo de "hablar con sinceridad", logrado antes de morir.
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