No nos da miedo
La necesidad de crear en la UE una agencia de financiaci¨®n de la investigaci¨®n (European Research Council, ERC) ha llegado a la agenda pol¨ªtica de m¨¢s alto nivel gracias a los argumentos de la comunidad cient¨ªfica, de las organizaciones relacionadas con la investigaci¨®n y al empe?o de innumerables personas involucradas en la pol¨ªtica cient¨ªfica y tecnol¨®gica. As¨ª pues, en la reuni¨®n celebrada el pasado 26 de noviembre, ¨¦se era un punto en la agenda del Consejo de Ministros de la UE que trata los temas relacionados con la I+D. En un editorial publicado en fechas anteriores en Science, dos notables de la pol¨ªtica cient¨ªfica europea hab¨ªan calificado de decisiva esa fecha. Recordemos que el ERC se concibe como una agencia de dimensi¨®n europea, alejada del poder pol¨ªtico, que permitir¨ªa la competencia y adjudicaci¨®n de proyectos bas¨¢ndose en la calidad.
Las conclusiones del debate en el citado Consejo de Ministros pueden considerarse un fracaso. La oposici¨®n de Italia, y hasta cierto punto de Polonia, han expulsado el tema de las conclusiones escritas del Consejo de Ministros. ?ste es un ejemplo claro del problema que representa el requisito de unanimidad en algunas decisiones. Por el contrario, la presidencia de la UE, Holanda, s¨ª recoge el debate en sus propias conclusiones. Los conocedores del laberinto europeo saben que eso indica, precisamente, un fracaso. Sin embargo, debo a?adir que la falta de conclusiones por parte del Consejo de Ministros no me parece definitiva ya que puede volver a aflorar cuando el panorama actual, dominado por el cambio de comisarios y por las perspectivas financieras de la UE para el periodo 2007-2013, se aclare.
La noticia de la exclusi¨®n del tema no es buena para Europa y tampoco lo es para Espa?a. Los argumentos a favor de financiar investigaci¨®n de gran calidad propuesta desde la base, es decir, desde la comunidad cient¨ªfica, para hacer que Europa resulte competitiva en la sociedad del conocimiento son ya de sobra conocidos. A pesar de ello, los sagaces pol¨ªticos italianos y otros, cuya opini¨®n afortunadamente no se ha reflejado en la discusi¨®n del Consejo de Ministros de la UE, parecen ignorar las necesidades de Europa, y las de los pa¨ªses que, a pesar de no estar en el candelero de la investigaci¨®n, s¨ª aspiran a contribuir al progreso econ¨®mico y social.
En cuanto a Europa, es obvio que tanto la falta de inversi¨®n en innovaci¨®n y en I+D del sector privado como en la transferencia de conocimiento y tecnolog¨ªa son el origen de la debilidad de su econom¨ªa. Pero, por encima de ello, falla la dimensi¨®n europea de la investigaci¨®n y la competici¨®n m¨¢s all¨¢ de la que conocemos a nivel nacional o regional. El proyecto europeo no triunfar¨¢ a base de la simple agregaci¨®n de pol¨ªticas individuales de los pa¨ªses pensadas exclusivamente para beneficio propio.
Me consta que Espa?a mantuvo, en el citado Consejo de Ministros de la UE, una posici¨®n absolutamente favorable al establecimiento de un ERC. Espa?a hizo lo que ten¨ªa que hacer. A la comunidad cient¨ªfica espa?ola, p¨²blica y privada, no le da miedo la competici¨®n; conoce sus posibilidades, si la competici¨®n es limpia.
Seis de los 25 mejores j¨®venes investigadores europeos resultaron ser espa?oles en una competici¨®n cuyo filtro fue la calidad y no el reparto geogr¨¢fico o pol¨ªtico. Identificar el talento de los j¨®venes cient¨ªficos espa?oles para competir ha supuesto multiplicar la inversi¨®n espa?ola en esta competici¨®n por tres.
De la misma forma, los investigadores espa?oles est¨¢n preparados para competir -y pueden ganar- si se establece un ERC de competencia limpia. De modo que los retornos insuficientes del programa marco de la UE no pueden justificarse por la calidad de los grupos de investigaci¨®n. Nuestro lastre no es precisamente ¨¦se.
Claro que siempre existen los argumentos econ¨®micos de corto recorrido. Es decir, si Europa invierte en investigaci¨®n competitiva pueden correspondernos menos fondos estructurales. Personalmente prefiero menos fondos estructurales a cambio de fondos que contribuyan al aut¨¦ntico futuro de Europa y de Espa?a. El d¨ªa que Espa?a no tenga opci¨®n a conseguir fondos estructurales significar¨¢ que nuestra renta es alta. Y que estar¨¢ metida en la carrera de la competici¨®n por el liderazgo econ¨®mico.
Los que estamos involucrados en la investigaci¨®n y en la innovaci¨®n no le tememos a la competici¨®n si prima la creatividad y la calidad; m¨¢s bien tememos las posturas miopes -o interesadas en usar la investigaci¨®n como moneda de cambio- y tememos adem¨¢s a la burocracia. De hecho, nos gustar¨ªa que el mundo pol¨ªtico retara al mundo cient¨ªfico e innovador a demostrar su capacidad, y al mismo tiempo, contribuir a hacer que Europa brille en esa econom¨ªa basada en el conocimiento que el liderazgo pol¨ªtico propuso en las cumbres de Lisboa y Barcelona. La postura espa?ola cuando el tema del ERC reaparezca en el Consejo de Ministros de la Uni¨®n Europea deber¨ªa ser tan radicalmente favorable a ¨¦ste como lo ha sido hasta ahora, en beneficio propio y en beneficio del proyecto europeo.
Enric Banda es director de la Fundaci¨® Catalana per a la Recerca. Barcelona (enric.banda@fcr.es)
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