El pasado oscuro de Rumania
Los archivos de la Securitate permanecen secretos, 15 a?os despu¨¦s de la ca¨ªda de Ceausescu
Un documento de los archivos de la Securitate revel¨® recientemente una queja de un alto oficial de la siniestra polic¨ªa pol¨ªtica del antiguo dictador rumano Nicolae Ceausescu: que en Sibiu, una ciudad transilvana de 170.000 habitantes, exist¨ªa un problema grave porque en tres bloques de apartamentos no hab¨ªa ning¨²n informador. Marius Oprea y Stejarel Olaru, dos periodistas de investigaci¨®n y colaboradores del Instituto Rumano de Historia Reciente, calculan que la Securitate contaba con unos 11.000 agentes y que cada uno deb¨ªa tener un m¨ªnimo de 40 informadores, lo que elevar¨ªa a m¨¢s de 400.000 el n¨²mero de delatores.
Sin embargo, 15 a?os despu¨¦s del fusilamiento del dictador, a diferencia de lo que ha ocurrido en Alemania o en Hungr¨ªa, este pa¨ªs no ha ajustado las cuentas con su pasado, pese a que el r¨¦gimen de Ceausescu fue uno de los m¨¢s represores de los que gobernaron Europa oriental hasta la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. No se trata s¨®lo de que muchos pol¨ªticos que han ocupado el poder durante la transici¨®n, desde el ex presidente Iliescu hasta el ex primer ministro Adrian Nastase, que acaba de ser derrotado en las presidenciales, o incluso el l¨ªder de la ultraderecha Tudor, antiguo juglar en la corte del s¨¢trapa carp¨¢tico, ocupasen cargos durante los a?os de plomo, sino que todav¨ªa el 96% de los archivos de la polic¨ªa pol¨ªtica permanecen en secreto. Quiz¨¢ con la llegada a la presidencia de Train Basescu, que como capit¨¢n de la marina mercante no form¨® parte de las esferas de poder durante el comunismo, las cosas empiecen a cambiar.
Se calcula que la antigua polic¨ªa pol¨ªtica ten¨ªa una red de 400.000 informadores
En un Estado donde pr¨¢cticamente toda la poblaci¨®n tuvo alg¨²n encontronazo con la polic¨ªa pol¨ªtica y con un alto porcentaje de antiguos informadores -400.000 personas son muchas en un pa¨ªs de 22 millones de habitantes-, el inter¨¦s por el tema es, sin embargo, enorme. El ¨²ltimo libro de Oprea, ?Qu¨¦ pas¨® con la Securitate despu¨¦s del 89?, vendi¨® 2.000 ejemplares en tres d¨ªas y el periodista ha aparecido en numerosos programas de televisi¨®n.
Alguna fibra sensible ha debido tocar porque es constantemente seguido por dos personas con c¨¢maras de fotos. Oprea y Olaru, que fueron invitados a principios de mes a Berl¨ªn por la Comisi¨®n Glauk que investiga los archivos de la Stasi, est¨¢n convencidos de que los antiguos miembros de la Securitate controlan ahora la econom¨ªa y la pol¨ªtica. Una certidumbre que comparten muchos intelectuales y ciudadanos.
Oprea estuvo encarcelado por la Securitate en 1988 por negarse a convertirse en un informador cuando era estudiante, y es uno de los investigadores que m¨¢s ha trabajado este periodo, que muchos rumanos prefieren olvidar. "Los problemas del pasado que quedan sin soluci¨®n tienen graves efectos en el presente y en el futuro", asegura.
"En Espa?a se produjo un consenso de no tocar el pasado por el espectro de la guerra civil", afirma el ex primer ministro Petre Roman, uno de los protagonistas de la transici¨®n a la democracia. "Aqu¨ª hab¨ªa un comunismo estalinista y sus dirigentes quisieron engancharse en el poder, y est¨¢ claro que a trav¨¦s del partido del presidente Iliescu (el Partido Socialdem¨®crata, ex comunista) entraron en la pol¨ªtica y en la econom¨ªa", agrega. Durante la transici¨®n no se han producido juicios contra miembros de la Securitate y, como m¨¢ximo, alg¨²n pol¨ªtico se ha visto obligado a dimitir cuando salieron a la luz papeles demasiado comprometedores, como el parlamentario socialdem¨®crata Adrian Vilau, que tuvo que dejar su puesto de jefe de la Comisi¨®n del Congreso encargada del ingreso en la OTAN.
"Ha habido una amnist¨ªa impl¨ªcita, que se hizo casi oficial en 2000", asegura el profesor Daniel Barbu, en su despacho del Instituto de Investigaciones Pol¨ªticas de Bucarest. "Los seis primeros a?os tras la ca¨ªda de Ceausescu la vida pol¨ªtica se organiz¨® entre anticomunistas y comunistas. Luego esta distinci¨®n desapareci¨® hasta que en 2000 los l¨ªderes de los dos principales bloques, Adrian Nastase y Valeriu Stoica, declararon que el pasado no importaba, que no ten¨ªa valor pol¨ªtico y que deb¨ªamos entrar en otro milenio".
Sin embargo, pese al silencio, el pasado emerge de vez en cuando. Existe un ¨®rgano independiente, la Comisi¨®n Nacional para el Estudio de los Archivos de la Securitate (CNSAS), en el que trabajan unas 500 personas, encargado de lidiar con los documentos que no est¨¢n en sus manos sino en las de los actuales servicios secretos rumanos. Muchos fueron destruidos durante la ca¨ªda del dictador.
A esta comisi¨®n puede dirigirse cualquier rumano para pedir su expediente, aunque los resultados pueden ser sorprendentes: a Oprea, pese a haber estado detenido, le dijeron que no estaba fichado. Antes de la primera vuelta de las elecciones, el pasado mes de noviembre, el CNSAS investig¨® las listas y s¨®lo se?al¨® como antiguos colaboradores a 10 pol¨ªticos sobre un total de 2.621 candidatos (ninguno en el partido ex comunista en el poder). A veces, los papeles aparecen donde menos se les espera. En la ¨²ltima semana de la campa?a electoral de noviembre fue imposible encontrar el semanario sat¨ªrico Academia Catavencu en Bucarest porque alguien compr¨® casi toda la tirada. Su exclusiva era la publicaci¨®n de homenajes a Ceausescu escritos en los setenta y ochenta por el primer ministro Adrian Nastase.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.