Dimite el 'n¨²mero dos' de los democristianos alemanes tras ser acusado de corrupci¨®n
La renuncia del secretario general de la CDU cuestiona el liderazgo de Angela Merkel
El secretario general de la Uni¨®n Cristiano Dem¨®crata de Alemania (CDU), el economista de 56 a?os Laurenz Meyer, prefiri¨® un final con horror a un horror sin final. S¨®lo 48 horas despu¨¦s de que la presidenta del partido, Angela Merkel, de 50 a?os, lo confirmara en el cargo, a pesar del tufo de corrupci¨®n por los oscuros pagos del consorcio el¨¦ctrico RWE, Meyer tir¨® la toalla. La dimisi¨®n de Laurenz Meyer y el manejo de la crisis pone una vez m¨¢s en entredicho la capacidad de liderazgo de Angela Merkel, que colecciona desastres pol¨ªticos en los ¨²ltimos meses.
Al mismo tiempo, el caso Meyer reabre en Alemania el debate sobre la ¨¦tica en la pol¨ªtica y las relaciones econ¨®micas entre empresas y parlamentarios.
Fue una dimisi¨®n a plazos. Fiel a la llamada t¨¢ctica del salchich¨®n, Meyer cortaba rodajas y confesaba poco a poco sus cobros del consorcio RWE para el que trabaj¨® antes de dedicarse de lleno a la pol¨ªtica. Primero eran s¨®lo tarifas con descuento de luz y gas, luego sueldos pendientes, despu¨¦s un generoso e injustificado finiquito. Meyer intent¨® evitar la dimisi¨®n con un donativo a la organizaci¨®n Aldeas Infantiles de 80.000 euros cobrados en exceso. Al final, no le sirvi¨® de nada. Se cumpli¨® lo que a todas luces, menos para Merkel y el propio Meyer, era una dimisi¨®n anunciada.
Al instante de anunciar Merkel que sosten¨ªa a Meyer en la secretar¨ªa general de la CDU lleg¨® a la Casa Adenauer, la central del partido en Berl¨ªn, el rugir de las bases. Los democristianos de Schleswig-Holstein, con elecciones el pr¨®ximo 20 de febrero, y de Renania del Norte-Westfalia, con unos comicios decisivos el 22 de mayo, protestaban indignados ante la perspectiva de tener que defender ante el electorado los recortes sociales y apretarse el cintur¨®n con un dirigente al frente de la secretar¨ªa general del partido que exhala tufo a corrupci¨®n y hab¨ªa dado muestras de especial voracidad a la hora de acumular sueldos hasta alcanzar la suma de 27.000 euros mensuales.
Meyer comprendi¨® al fin que su situaci¨®n era insostenible y constat¨®: "Mi trabajo da?a m¨¢s al partido que le beneficia. Ante todo tengo en cuenta que se ha rebasado el l¨ªmite del dolor para aquellos ante los que tengo responsabilidad como padre y como amigo". Tras declarar que se va "sin ira", Meyer declar¨® que le mov¨ªa a dimitir el an¨¢lisis de "lo que sirve al partido", "lo que sirve a la se?ora Merkel y lo que estoy dispuesto a soportar".
Ni al que as¨® la manteca se le hubiera ocurrido sostener a Meyer en el puesto, tal como hizo Merkel el pasado lunes.
La presidenta de la CDU, jefa de su grupo parlamentario en el Bundestag (c¨¢mara baja del Parlamento) y candidata a competir por la canciller¨ªa con su actual inquilino, el socialdem¨®crata Gerhard Schr?der (SPD), ha puesto de manifiesto incapacidad de an¨¢lisis pol¨ªtico y de gesti¨®n. Merkel parece empe?ada en dar la raz¨®n a los que le sierran la silla y argumentan que en su cargo actual ha alcanzado su nivel de incompetencia. Meyer era insostenible en un pa¨ªs donde pol¨ªticos dimitieron por pagar billetes privados con puntos de l¨ªneas a¨¦reas acumulados en viajes de servicio, en una Alemania donde entran en vigor dentro de una semana los mayores recortes sociales de su historia moderna y, sobre todo, ante dos campa?as electorales decisivas centradas en Schleswig-Holstein y Renania del Norte-Westfalia con el fin del Estado del bienestar como tema central de debate.
Merkel apoy¨® a Meyer y volvi¨® a meter el pie en un nuevo charco. A la presidenta de la CDU s¨®lo le queda la esperanza de que acabe de una vez este 2004 que se ha convertido en un aut¨¦ntico annus horribilis para ella. Lo que empez¨® el pasado 29 de febrero con un ¨¦xito apote¨®sico en las elecciones regionales de Hamburgo, en las que la CDU logr¨® aumentar un 21% sus votos, y segu¨ªa viento en popa con sondeos demosc¨®picos que le daban m¨¢s de un 50% de intenci¨®n de voto, concluy¨® con una p¨¦rdida de casi un 16% de votos en los comicios de Sajonia. Al mismo tiempo, las encuestas registran una ca¨ªda de la CDU/CSU hasta el 40% con tendencia menguante.
Dimisiones en cadena
Merkel est¨¢ en la lona, donde hace medio a?o se encontraba Schr?der. M¨¢s de uno se pregunta ya si la CDU/CSU no deber¨ªa pensar en otro candidato a la canciller¨ªa. Por a?adidura, se puede aplicar a Merkel el t¨ªtulo de un hipot¨¦tico spaguetti-western llamado Su camino est¨¢ sembrado de cad¨¢veres. En los ¨²ltimos meses cayeron el portavoz de Econom¨ªa y Hacienda en el Bundestag, el de Sanidad y Asuntos Sociales, su antecesor en la presidencia de la CDU Wolfgang Sch?uble y ahora Meyer.
Merkel parece empe?ada en confirmar su imagen de devoradora de hombres. Se cuenta en Berl¨ªn el chiste de que si se tirase a Merkel a una piscina llena de tiburones tras la lucha s¨®lo quedar¨ªan a flote los esqueletos de los escualos. Su capacidad para resistir y luchar no bastan a una Merkel que da muestras palpables de falta de visi¨®n pol¨ªtica y torpeza en la gesti¨®n.

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