Polonia en negro

Pocos amantes del g¨¦nero negro pod¨ªan imaginar en 1981, cuando Debate public¨® La recompensa polaca, de Juli¨¢n Ib¨¢?ez, que recibir¨ªan como premio un original replanteamiento de la novela policiaca precisamente desde Polonia. Las reglas del g¨¦nero s¨®lo tienen sentido si son subvertidas con inteligencia y eficacia, de modo que Joanna Chmielewska -veterana narradora con gran predicamento en los pa¨ªses del Este- cumple perfectamente con la misi¨®n de entretener al lector sin insultar su inteligencia. Para ello especula con la mala suerte que parece cebarse con la protagonista, una atractiva y despistada correctora de pruebas obsesionada con caerle bien a la familia que viene de visita desde Australia, y hace un cr¨ªtico an¨¢lisis de la casualidad y sus leyes hasta dejar en evidencia la pobreza y pretenciosidad de tantas tramas te¨®ricamente impecables.

Iza Brant se acerca a la cuarentena en la Varsovia actual -una ciudad que no consigue desprenderse de sus vestigios socialistas pese a la fren¨¦tica transformaci¨®n hacia la modernidad capitalista- y ha de enfrentarse a cinco venerables parientes que emigraron despu¨¦s de la guerra y que peri¨®dicamente invaden su casa con el pretexto de decidir qui¨¦n ser¨¢ su heredero. Tendr¨¢ que pasar por numerosos equ¨ªvocos hasta comprender que figura como principal sospechosa del asesinato de su ex marido, lo que le obliga a participar en la resoluci¨®n del caso apoy¨¢ndose en vecinos y conocidos, contribuyendo as¨ª a crear un ambiente de normalidad diametralmente opuesto a las mitificaciones cl¨¢sicas del thriller.

Coet¨¢nea de Nastia Kam¨¦nskaya, la popular investigadora moscovita creada por Alexandra Mar¨ªnina, Iza Brant gu¨ªa al lector por un juego de coincidencias que no pretende sorprender pero consigue entretener. Inevitablemente emparentadas con maestros del g¨¦nero como el ruso Bor¨ªs Akunin o el h¨²ngaro Andr¨¢s L¨¢szlo, ambas detectives nos recuerdan con sus pesquisas que las sociedades y las culturas del Este tienen sus propias claves y que conviene tenerlas en cuenta para comprender lo que all¨ª sucede; aqu¨ª, bajo la an¨¦cdota, subyacen elementos tan esenciales como la emigraci¨®n, la identidad ling¨¹¨ªstica, la revisi¨®n de ciertas conquistas sociales o la huella de una educaci¨®n sentimental inseparable de la pol¨ªtica. As¨ª visto, esta Mala suerte no s¨®lo es un estupendo ejercicio novel¨ªstico -en el que autora y traductora consiguen mantener al lector en vilo hasta la ¨²ltima p¨¢gina- sino una excelente oportunidad de sumergirse en la realidad cotidiana de la Polonia actual.