Las 84 horas que cambiaron un pa¨ªs
Fueron 10 bombas en cuatro trenes. Los atentados terroristas islamistas del 11 de marzo en Madrid, que dejaron 191 muertos y m¨¢s de 1.500 heridos, marcaron un antes y un despu¨¦s en la vida espa?ola, tanto en la alta pol¨ªtica como en la percepci¨®n por parte de los ciudadanos de la amenaza terrorista.
El PSOE gan¨® las elecciones del 14-M con 11 millones de votos en el mayor vuelco electoral desde la transici¨®n. Zapatero no tard¨® ni dos d¨ªas en tomar su primera gran decisi¨®n: traer las tropas espa?olas de Irak.
El disco duro de 2004 guarda las 84 horas m¨¢s terribles de la historia reciente de Espa?a, las que transcurrieron entre las 7.30 de la ma?ana del 11 de marzo, cuando la primera de las bombas de los atentados de Madrid revent¨® un tren en la estaci¨®n de Santa Eugenia, y las ocho de la tarde del 14 de marzo, cuando los colegios electorales cerraron las urnas y comenz¨® el escrutinio del que ser¨ªa el mayor vuelco electoral desde la transici¨®n.
El infierno que vivi¨® Madrid el 11-M dej¨® 191 muertos y m¨¢s de 1.500 heridos. El mundo entero asisti¨® sobrecogido al peor ataque terrorista sufrido en Europa. Tras las primeras horas de caos, miedo y estupefacci¨®n, empleadas por los servicios de emergencia en atender a las v¨ªctimas, los cuerpos de seguridad dedicaron todos sus esfuerzos a aclarar la autor¨ªa de los atentados y dar con los asesinos. Fue en esos momentos, en la misma ma?ana del 11-M, cuando comenz¨® a extenderse lo que el fil¨®sofo italiano Paolo Flores d'Arcais ha definido como el "virus totalitario de la mentira": la destrucci¨®n de las "verdades de hecho" y su sustituci¨®n por una "verdad de r¨¦gimen".
El Gobierno del PP puso en funcionamiento la maquinaria del Estado para privilegiar, durante esos d¨ªas previos a las elecciones, la autor¨ªa de ETA en la matanza. As¨ª, el ex presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar telefone¨® a los directores de los principales peri¨®dicos para manifestarles su convencimiento de que la banda estaba tras los atentados; los corresponsales extranjeros acreditados en Espa?a recibieron llamadas desde La Moncloa en el mismo sentido; los embajadores, incluido el destinado en Naciones Unidas, y los representantes espa?oles ante la Uni¨®n Europea fueron instruidos para acusar a ETA en cualquier foro. Incluso dos televisiones controladas por el PP, TVE y Telemadrid, programaron antes de la cita con las urnas un documental sobre las v¨ªctimas de la banda.
Los gestos externos del Gobierno en esos d¨ªas refuerzan esta denuncia. Aznar, en lugar de convocar el pacto antiterrorista o reunir al resto de las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas, como pidi¨® el PSOE, convoc¨® unilateralmente una manifestaci¨®n con el eslogan: "Con las v¨ªctimas, con la Constituci¨®n, contra el terrorismo". Muchos vieron en la utilizaci¨®n de la Carta Magna en la pancarta la voluntad del Gobierno de excluir a los partidos nacionalistas y reforzar as¨ª al PP como ¨²nico garante de la unidad de Espa?a y de la firmeza antiterrorista frente al "guirigay" y "debilidad" del PSOE. Hubo m¨¢s. El presidente descart¨® la convocatoria del gabinete de crisis que la ley establece para situaciones de extrema gravedad, y mantuvo una reuni¨®n urgente en La Moncloa a la que, curiosamente, no acudieron ni el ministro de Defensa ni el jefe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y s¨ª, en cambio, sus colaboradores en tareas de comunicaci¨®n. Mientras, el ministro del Interior, ?ngel Acebes, calificaba de "miserable" a todo aquel que pusiera en duda la firma de ETA en la matanza.
El manejo de la lucha antiterrorista en la confrontaci¨®n pol¨ªtica no era una novedad en el Gobierno. La entrevista que el independentista Josep Llu¨ªs Carod Rovira mantuvo con dirigentes etarras en Francia a principios de enero, de la que Aznar fue informado personalmente por el entonces director del CNI, Jorge Dezcallar, fue filtrada al diario Abc a finales de ese mismo mes con el objeto de dinamitar el recientemente constituido Gobierno tripartito catal¨¢n, presidido por el socialista Pasqual Maragall, y para acorralar al PSOE en la precampa?a electoral. Pese a la gravedad del encuentro del l¨ªder de Esquerra (en aquel momento era conseller en cap), Aznar no inform¨® ni a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, su socio en el pacto antiterrorista, ni a Maragall. Carod tambi¨¦n lo mantuvo en secreto, una deslealtad que le cost¨® el cargo.
El tripartito resisti¨®, pero sus problemas no acabaron. La tregua en Catalu?a anunciada por ETA a mediados de febrero, en plena campa?a electoral, dio m¨¢s munici¨®n al Gobierno y al PP. As¨ª, cuando la Guardia Civil detuvo el 29 de marzo en Cuenca a dos etarras que conduc¨ªan una furgoneta bomba con 500 kilos de explosivos camino de Madrid, Acebes aprovech¨® la ocasi¨®n para cargar contra los socios del PSC: "Habr¨¢ que felicitar al se?or Carod porque el atentado no se iba a producir en Catalu?a, sino en Madrid, y hubieran muerto madrile?os, andaluces y a lo mejor alg¨²n catal¨¢n, pero no se habr¨ªa producido en Catalu?a". Este juego, sin embargo, hundi¨® al Gobierno el 14 de marzo.
La matanza del 11-M tuvo un tremendo impacto en la poblaci¨®n. El d¨ªa siguiente, m¨¢s de once millones de ciudadanos salieron a la calle en todas las capitales en la mayor manifestaci¨®n de rabia, dolor y solidaridad que se recuerda en Espa?a. "No est¨¢ lloviendo, el cielo est¨¢ llorando" y "En ese tren ¨ªbamos todos", coreaba la gente. Sin embargo, un grit¨® comenz¨® a abrirse paso desde millones de gargantas: "?Qui¨¦n ha sido?". Pese a la insistencia del Gobierno y a las declaraciones de los portavoces del PP, ning¨²n indicio avalaba la autor¨ªa de ETA. La propia banda, en un comunicado remitido al diario Gara ese mismo d¨ªa 12, neg¨® cualquier relaci¨®n con la matanza. Por el contrario, comenzaban a acumularse evidencias que apuntaban al terrorismo islamista.
El d¨ªa del atentado, por la tarde, la polic¨ªa hall¨® en Alcal¨¢ de Henares una furgoneta con detonadores como los utilizados en las mochilas bomba y una cinta con versos del Cor¨¢n. Desde ese momento, los agentes siguieron casi exclusivamente la pista islamista, que se ver¨ªa confirmada el s¨¢bado 4 de abril, cuando los autores de la matanza, todos ellos islamistas, se suicidaron con explosivos en Legan¨¦s al verse cercados por la polic¨ªa.
En la jornada de reflexi¨®n del d¨ªa 13, minutos despu¨¦s de que el ministro Acebes insistiera en conferencia de prensa a las 14.30 en que la l¨ªnea principal de investigaci¨®n segu¨ªa siendo ETA, el juez ordenaba la detenci¨®n de tres ciudadanos marroqu¨ªes y dos indios. Este hecho colm¨® la paciencia de muchos ciudadanos, que, a trav¨¦s de m¨®viles y correos electr¨®nicos, convocaron concentraciones frente a las sedes del PP para exigir la verdad antes de votar. Once millones de espa?oles se fueron a dormir esa noche con la intenci¨®n de acudir a las urnas y protagonizar el mayor vuelco electoral de la democracia espa?ola.
Flores d'Arcais explicaba recientemente en este peri¨®dico c¨®mo el Gobierno de Aznar, al "mentir" a sus ciudadanos, les hab¨ªa intentado privar de su soberan¨ªa, "esa soberan¨ªa que, por medio de un mandato, constituye la fuente de legitimidad del Gobierno". El 14 de mayo, los espa?oles recuperaron su soberan¨ªa, echaron al PP del Gobierno y auparon al poder a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, quien, con casi 11 millones de votos, se convirti¨® en el presidente con m¨¢s respaldo en 27 a?os de elecciones democr¨¢ticas.
Desde ese d¨ªa, los l¨ªderes del PP ha empe?ado su estrategia en tratar de demostrar dos cosas: que no mintieron en el 11-M y que los atentados estaban "teledirigidos". Para lo primero se han enfrascado en la tarea de hacer tragar a los ciudadanos que quienes, a la luz de los hechos, dec¨ªan la verdad el 11-M, ment¨ªan, y que los que, en contra de las evidencias, ment¨ªan, en realidad dec¨ªan la verdad. Para lo segundo, Aznar ha metido a su partido en la tarea de esparcir, que no demostrar, la teor¨ªa de que el 11-M fue obra de un grupo de desalmados cuyo ¨²nico objetivo era torcer el voto de los ciudadanos. Con esta estrategia, el PP comete, seg¨²n Zapatero, dos "indecencias": considerar a los votantes unos cobardes y deshonrar la memoria de los muertos al erigirse ellos, Aznar y su partido, en las principales v¨ªctimas de los atentados. La cuesti¨®n es: ?le interesa al PP del 11-M algo m¨¢s que su derrota electoral?
Para soportar la teor¨ªa de la conjura, el PP decidi¨® dar cr¨¦dito a cualquier cosa con tal de evitar la autocr¨ªtica. As¨ª, los atentados ser¨ªan obra de un plan en el que habr¨ªan participado ETA, los servicios secretos marroqu¨ªes, Al Qaeda, adinerados saud¨ªes, narcos asturianos, delincuentes de Madrid, la vieja guardia socialista de Interior, la c¨²pula de la Guardia Civil en Asturias y quien haga falta. No importa que ocho meses despu¨¦s no haya un solo indicio de que ETA haya participado en los atentados; si Aznar dijo ETA, ETA hasta el final.
Como consecuencia, la comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n se ha convertido en un campo de batalla en el que el PP se permite pasar de acusado a acusador y exigir responsabilidades a todo el mundo. Hay que investigar, investigar e investigar, dicen los populares, olvidando que el juez Juan del Olmo, la polic¨ªa, la Guardia Civil y los servicios de espionaje no han hecho otra cosa desde el 11-M. La citada comisi¨®n, que naci¨® con el mandato de todos los partidos pol¨ªticos para averiguar qu¨¦ fall¨® en el 11-M y qu¨¦ se puede hacer para prevenir atentados similares, ha vivido momentos de gran tensi¨®n. En su comparecencia, el ex presidente no s¨®lo no aport¨® un solo dato v¨¢lido para los objetivos de la comisi¨®n, sino que se dedic¨® a acusar a diestro y siniestro sin asumir ninguna responsabilidad. Pero lo peor fue o¨ªr las risotadas de algunos de los m¨¢s conspicuos representantes del PP presentes en la sala. Familiares de v¨ªctimas han escrito a este peri¨®dico pregunt¨¢ndose qu¨¦ encontraban tan gracioso en un foro creado a ra¨ªz de la muerte de 191 inocentes.
Pese a todo, el Parlamento ha ofrecido conclusiones interesantes. El testimonio de los responsables de las fuerzas de seguridad ha permitido certificar que el Ejecutivo de Aznar nunca puso los medios necesarios para hacer frente a la amenaza islamista, y que en los d¨ªas posteriores al atentado y ante la proximidad de las elecciones hubo un intento de imponer una versi¨®n de los hechos acorde con los intereses del PP.
Con semejante ambiente avanza la legislatura del "cambio tranquilo", como la defini¨® Zapatero en la noche de su triunfo electoral. Tranquilo, pero r¨¢pido, porque la primera medida que tom¨® apenas 48 horas despu¨¦s de ser investido presidente por el Congreso el 17 de abril fue ordenar el regreso de las tropas espa?olas en Irak, una noticia que caus¨® conmoci¨®n en todo el mundo, sobre todo en Estados Unidos, y que anunci¨® el giro que el nuevo Gobierno iba a dar a la pol¨ªtica exterior. Dicho y hecho: los ¨²ltimos soldados de Irak llegaron a Espa?a a finales de mayo. La Administraci¨®n de George W. Bush acept¨® la decisi¨®n, pero advirti¨® de que las relaciones entre los dos pa¨ªses sufrir¨ªan. As¨ª ha sido.
Tras la etapa atlantista y de absoluta identificaci¨®n con Estados Unidos, que llev¨® a Espa?a a participar en la guerra de Irak en contra del deseo de los ciudadanos, Zapatero decidi¨® regresar a la "vieja Europa", con Francia y Alemania como aliados, potenciar las relaciones con Am¨¦rica Latina y el Mediterr¨¢neo, y defender el papel de las Naciones Unidas como garante de la legalidad internacional. En este contexto debe interpretarse el apoyo dado por Zapatero a la Constituci¨®n Europea, en contraste con el bloqueo de Aznar, y la propuesta de una Alianza de Civilizaciones que present¨® ante la Asamblea de las Naciones Unidas en septiembre. El restablecimiento de las relaciones con Marruecos y la pol¨ªtica de buena vecindad con Gibraltar son otros de los aspectos relevantes del nuevo periodo.
La pol¨ªtica exterior no ha sido el ¨²nico territorio en el que se ha notado la mano del nuevo Gobierno. En lo dom¨¦stico, Zapatero quiso marcar bien pronto su estilo sentando a ocho mujeres en el Consejo de Ministros. Por primera vez en Espa?a, una mujer, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, ocup¨® la vicepresidencia. La reforma de la Constituci¨®n y de los estatutos de autonom¨ªa, la supresi¨®n de la Ley de Calidad de la Educaci¨®n del PP, la reforma de la ley org¨¢nica que regula los nombramientos judiciales, la ley de Defensa que fija la participaci¨®n de las Cortes en los env¨ªos de tropas al extranjero, la ley contra la violencia de g¨¦nero, la agilizaci¨®n del divorcio, el mayor papel en el Estado y en Europa de los Gobiernos auton¨®micos y la potenciaci¨®n de la lucha contra el terrorismo islamista (el presidente propuso un gran pacto contra el terrorismo internacional en su comparecencia ante la comisi¨®n del 11-M) son algunas de las iniciativas lanzadas por el Ejecutivo. Los 164 esca?os obtenidos por el PSOE, frente a los 148 del PP, obligan a los socialistas a buscar acuerdos con otros grupos. Es la vuelta a la pol¨ªtica de alianzas tras los cuatro a?os de mayor¨ªa absoluta del PP.
En estos nueve meses, Zapatero ha logrado algunos hitos. La victoria de los socialistas en junio en unas elecciones europeas marcadas por la abstenci¨®n le permiti¨® ratificar su triunfo del 14-M. La celebraci¨®n en octubre de la primera conferencia de presidentes auton¨®micos, a la que acudieron todos ellos, fue un ¨¦xito. Y tambi¨¦n por primera vez en la historia el Congreso aprob¨® en julio el env¨ªo de tropas al extranjero. En este caso, a Afganist¨¢n. El liderazgo de Zapatero en el PSOE se fortaleci¨® cuando fue reelegido como secretario general en julio con el 95% de los votos. El descabezamiento de ETA, gracias a la detenci¨®n de Mikel Antza y Soledad Iparragirre en Francia en octubre, fue otra gran noticia para el Ejecutivo.
Zapatero y su Gobierno tambi¨¦n han cometido errores. El ministro de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, provoc¨® una crisis innecesaria cuando acus¨® a Aznar en un programa de televisi¨®n de haber apoyado el golpe de 2002 en Venezuela. Zapatero tampoco anduvo fino cuando en uno de sus primeros viajes oficiales pidi¨® a los pa¨ªses con tropas en Irak que abandonaran el pa¨ªs. Washington acogi¨® con irritaci¨®n estas palabras, lo que deterior¨® a¨²n m¨¢s unas relaciones que la diplomacia espa?ola trataba de recomponer. La p¨¦rdida de la primera votaci¨®n de la reforma judicial por la ausencia de diputados socialistas fue otro patinazo inexcusable.
Mientras, el PP trata de forjar el liderazgo de Rajoy y su alternativa al PSOE con no pocos problemas. El pasado pesa. No s¨®lo por lo sucedido en el 11-M, sino por asuntos anteriores. El diputado Federico Trillo no ha podido dejar atr¨¢s su calvario particular: el Yak-42. El siniestro a¨¦reo en el que fallecieron 62 militares tuvo una segunda vuelta terrible. En junio se confirm¨® lo que todo el mundo tem¨ªa: los restos de la mitad de las v¨ªctimas se identificaron mal en Turqu¨ªa por la prisa de las autoridades espa?olas en celebrar un funeral de Estado. A fecha de hoy, Trillo considera que nadie tiene autoridad moral para exigirle la renuncia a su esca?o en el Congreso.
Las caras m¨¢s amables del a?o las pusieron, una vez m¨¢s, los deportistas: Ronaldinho, la estrella del nuevo Bar?a, o los integrantes del equipo espa?ol de Copa Davis, que ganaron la final a Estados Unidos en Sevilla. Pero pareja s¨®lo hubo una: los Pr¨ªncipes de Asturias. Don Felipe y do?a Letizia se casaron en Madrid el 22 de mayo, en una jornada lluviosa, pero feliz, que permiti¨® a la ciudad olvidar, al menos por unas horas, todo el dolor de los atentados. ?Tendr¨¢n descendencia pronto los Pr¨ªncipes? La prensa del coraz¨®n anda loca por publicar la noticia. Pero ¨¦sa, tambi¨¦n, ser¨¢ una historia para el a?o pr¨®ximo.
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