La Ley de la Defensa
Empiezan a conocerse detalles de lo que ser¨¢ la futura Ley de la Defensa Nacional a partir de la informaci¨®n firmada por Miguel Gonz¨¢lez en la edici¨®n de EL PAIS correspondiente al pasado domingo d¨ªa 26. Mientras esperamos el texto que deber¨¢ aprobar el Consejo de Ministros para su remisi¨®n al Congreso s¨®lo podemos ponderar el probable contenido de la Ley anunciada a partir de los titulares y sumarios con los que ha sido avanzada a los lectores. Todo cuanto aqu¨ª se escriba queda, pues, pendiente de confirmaci¨®n o enmienda para cuando el proyecto aparezca publicado en el Bolet¨ªn Oficial de la C¨¢mara. Pero la primera impresi¨®n, derivada del titular a toda p¨¢gina con el que se presenta la informaci¨®n ("La futura Ley de la Defensa Nacional proh¨ªbe el env¨ªo de tropas espa?olas a una guerra ilegal"), es que la Ley de la Defensa parece ser sobre todo una Ley a la defensiva, como si buscara seguir justificando la orden de retirada de Irak que dio el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero a las fuerzas espa?olas enviadas all¨ª por su predecesor Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Como dicen los f¨ªsicos cuando se obstinan en mantenerse dentro del campo de la fenomenolog¨ªa "todo sucede como" si con la nueva norma anunciada el Gobierno quisiera autojustificarse. Y esa percepci¨®n se refuerza todav¨ªa m¨¢s con la lectura de dos de los tres sumarios explicativos, a tenor de los cuales "Para ordenar operaciones que no est¨¦n relacionadas con la defensa de Espa?a se deber¨¢ recabar el parecer del Congreso" y "En casos de m¨¢xima urgencia, el Gobierno podr¨¢ decidir y someter su decisi¨®n al Parlamento lo antes posible". Llegados aqu¨ª, algunos que estuvieron siempre en contra del env¨ªo de tropas espa?olas a Diwaniya y Nayaf se consideran autorizados a disentir de los argumentos esgrimidos para su retirada, basados en la necesidad de cumplir una promesa incluida en el programa electoral del partido vencedor en las urnas del 14 de marzo.
Para estos discrepantes hubiera sido preferible evitar cualquier ostentaci¨®n efectista como la de aquel 18 de abril, cuando en una declaraci¨®n institucional el presidente Zapatero informaba de que "esta ma?ana, una vez que el ministro de Defensa ha jurado su cargo, le he dado la orden de que disponga lo necesario a fin de que las tropas espa?olas destinadas en Irak regresen a casa en el menor tiempo y con la mayor seguridad posibles". Hubiera sido mejor reunir antes al Consejo de Ministros y comparecer tambi¨¦n ante el Congreso de los Diputados para explicar que en una situaci¨®n de hostilidades generalizadas como la generada en Irak "las misiones de estabilizaci¨®n, reconstrucci¨®n y ayuda humanitaria" encomendadas a nuestras fuerzas, resultaban de imposible cumplimiento. En consecuencia, el Congreso hubiera debido pronunciarse a continuaci¨®n sobre la alternativa de asignar nuevas misiones de combate a las tropas espa?olas, que hab¨ªan sido embarcadas sin ellas, o proceder sobriamente a su retirada.
Volviendo a la futura Ley de la Defensa Nacional, se nos dice que sustituir¨¢ a la Ley de Criterios B¨¢sicos de la Defensa de 1980, impulsada en los tiempos de UCD por Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, primer civil que fuera titular del departamento, y reformada despu¨¦s en 1984 siendo ministro el socialista Narc¨ªs Serra. Sabemos que la nueva norma tendr¨¢ car¨¢cter de Ley Org¨¢nica porque ¨¦se es tambi¨¦n el de la disposici¨®n que viene a relevar. De ah¨ª que para su aprobaci¨®n requerir¨¢ mayor¨ªa absoluta del Congreso, equivalente al voto de al menos 176 diputados.
Dada la materia de que se trata, el Gobierno de Zapatero quiere consensuar con todas las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias, en especial con el Partido Popular de Mariano Rajoy, la nueva Ley de la Defensa. Pero, m¨¢s all¨¢ del cat¨¢logo de ¨®rganos de la defensa, y de los votos que precisar¨¢ la Ley, deber¨ªa concordar con los compromisos asumidos en la UE y en la OTAN, cribar los resultados de aquella Revisi¨®n Estrat¨¦gica, que analizaba los cambios en el escenario y las nuevas vulnerabilidades, y dejar claro como tenemos bien aprendido, que el terrorismo no se combate a ca?onazos, ni con tribunales militares a lo Bush-Rumsfeld-Guant¨¢namo. Continuar¨¢.
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