D¨ªa de San Sabino
El Destino, la Providencia o el Esp¨ªritu de la Patria que gu¨ªa a esta Naci¨®n en su raudo camino hacia la libertad han querido que hoy, 30 de diciembre, el D¨ªa de los D¨ªas, la Jornada Anhelada por los vascos vascos, cuando el Parlamento debate (??) y vota el Plan sea, precisamente, San Sabino. De verdad. Lo es. El santo del mism¨ªsimo Sabino Arana. ?Azar o necesidad hist¨®rica? Para m¨ª, tanta dicha se debe a la l¨®gica interna que nos conduce desde los ilusionantes tiempos de Lizarra, cuando entramos en ¨¦xodo ¨¦pico. Hasta el santoral confirma que vamos por el buen camino. ?No iba a ser Santiago Ap¨®stol -pensar¨¢ alguno-, de natural m¨¢s proclive al "cierra Espa?a". Pues mejor que no lo piense, que tambi¨¦n es hoy una de las festividades del Santiago espa?ol -por eso, hoy hace 49 a?os, en Bilbao la catedral de Santiago fue consagrada como tal-. Para nuestros efectos, gana San Sabino. Al final todo encaja como un puzzle: San Sabino iluminar¨¢ a los Padres de la Patria -y a Madrazo- en su sabia decisi¨®n. Y la oposici¨®n tiene al espa?olazo Santiago matamoros para su pataleta. Hay para todos.
En ning¨²n momento ha hecho absolutamente nada para discutirlo, negociarlo, con quienes no son nacionalistas
El PNV y EA han buscado para hoy el apoyo de los secuaces de la organizaci¨®n terrorista
As¨ª, el Plan tiene por fin un patrono al que acogerse. Mejor elegido imposible. No como el Estatuto, que vio la luz el d¨ªa de San Crisp¨ªn y San Crispiano, grandes ni?os m¨¢rtires, pero sin el toque vern¨¢culo del no menos m¨¢rtir San Sabino. Generaciones y generaciones de ni?os del futuro cantar¨¢n en escuelas e ikastolas: "Y-lle-g¨®-el-d¨ª-a-lu-mi-no-so-trein-ta-di-ciem-bre-dos-mil-cua-tro-san-sa-biiii-noooo". No ser¨ªa de extra?ar que, en adelante, al Plan se le llame "Plan de San Sabino". El nombre lo resume todo.
Este sagrado San Sabino de 2004 marca un antes y un despu¨¦s. Eso es seguro. Lo de menos, llegados a este punto, es si "el Plan" obtiene o no los 38 votos. Si no los alcanza seguir¨ªamos donde estamos, otra legislatura d¨¢ndole vueltas al Plan, si el cuerpo (del PNV) aguanta otros cuatro a?os con el Pa¨ªs patas arriba esperando a ETA. Si ETA y por tanto el Parlamento lo aprueba acortar¨ªamos plazos en el objetivo de llegar a la confrontaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco. No s¨¦ qu¨¦ es peor.
El resultado parlamentario es lo de menos para la trascendencia hist¨®rica de este San Sabino. Lo que se?ala a este d¨ªa como punto sin retorno va a suceder con seguridad, incluso al margen de lo que decida ETA. El PNV-EA han buscado para hoy (en los ¨²ltimos d¨ªas, casi suplicado), al presentar el proyecto m¨¢s importante de su historia, el apoyo de los secuaces de la organizaci¨®n terrorista; de un ¨¢mbito "pol¨ªtico" incapaz de rechazar el terror, el asesinato y la extorsi¨®n; de comportamientos fascistoides y antidemocr¨¢ticos. ?ste es el hecho trascendental, el paso del Rubic¨®n.
En otras palabras: a la hora de la verdad, el que se llam¨® "nacionalismo democr¨¢tico" prefiere construir el Pa¨ªs Vasco junto a -con el apoyo de, en colaboraci¨®n con, en compa?¨ªa de- quienes est¨¢n cerca del terror, y no con los dem¨®cratas.
Es un esc¨¢ndalo.
No sirve ya la idea de que el nacionalismo est¨¢ lleno de buenas intenciones -s¨®lo faltaba-. Ni los argumentos recurrentes de que los no nacionalistas no han querido hablar, o de que el Estado incumple el Estatuto y eso les fuerza por caminos indeseados. Todo esta cantinela son excusas cutres para justificar lo injustificable: el hecho de que el PNV, antes que buscar un acuerdo con los dem¨®cratas, prefiere pactar con los que "est¨¢n cerca" de quienes amenazan, extorsionan y asesinan.
Elabor¨® un texto -un Plan- apropiado para atraer al nacionalismo radical. En ning¨²n momento ha hecho nada, absolutamente nada, para discutirlo, negociarlo, con quienes no son nacionalistas, m¨¢s all¨¢ de declaraciones de buenas intenciones. De lo del escueto desarrollo del Estatuto, al margen de que haya mucho de que hablar sobre la versi¨®n nacionalista de este asunto, nadie con un m¨ªnimo de decencia pueda sostener que ¨¦sa es la raz¨®n ¨²ltima para pactar con los fascistoides. Hay otra, de calado nacionalista: la b¨²squeda de la uni¨®n nacionalista, incluso con los secuaces del terror, contra el Estado y contra los no nacionalistas, excepci¨®n hecha de Madrazo mientras sea bueno.
Y, faltando a la palabra, a la ¨¦tica y al sentido com¨²n, han llevado el Plan de San Sabino al Parlamento en presencia de violencia. Todav¨ªa hay gente que tiene que vivir con escolta. El d¨ªa en que el Gobierno presenta su gran proyecto, para el que busca el apoyo de los adl¨¢teres de la organizaci¨®n terrorista que amenaza de muerte a los miembros de la oposici¨®n, ¨¦stos van escoltados para que no les asesinen.
Es un esc¨¢ndalo y una ignominia.
Con todo, no estoy dispuesto a estropear mi particular conmemoraci¨®n del 30 de diciembre, pues es fecha que hoy adquiere relevancia p¨²blica, pero que uno, que tiene sus cosas, ven¨ªa ya celebr¨¢ndola, toda la vida, las mismas veces que de catedral ha celebrado la catedral de Bilbao. Es que no s¨®lo han elegido para Gran D¨ªa el de San Sabino. Tambi¨¦n el aniversario de quien esto escribe.
Decididamente: hoy me siento un precursor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.