El siglo de las fotos
M¨¢s de 300 obras maestras de una de las grandes colecciones de fotograf¨ªa del mundo, la de la Fnac, se exponen por vez primera en el Museo Valenciano de la Ilustraci¨®n y la Modernidad (Muvim). Momentos decisivos captados por los m¨¢s grandes fot¨®grafos en un impresionante recorrido a trav¨¦s de la historia.
Ver todas las im¨¢genes de la colecci¨®n fotogr¨¢fica de la Fnac reunidas es contemplar un puzzle que representa una tentativa de pintura global del mundo hecha por pinceladas de personalidades muy distintas. Los grandes nombres de la foto aparecen junto a j¨®venes, la foto documental al lado del retrato m¨¢s trabajado, la composici¨®n elaborada se codea con la que es hija de un azar afortunado. La colecci¨®n es eso, pero tambi¨¦n la memoria de otras muchas exposiciones, el testimonio de una actividad que la Fnac lleva desarrollando desde hace casi 50 a?os.
El ep¨ªgrafe de la exposici¨®n, La fotograf¨ªa, entre la historia y la poes¨ªa, es un t¨ªtulo abierto que admite muchas posibilidades, pues sit¨²a la fotograf¨ªa entre lo objetivo y lo subjetivo, el documento y el azar, el sistema y la intuici¨®n, el pasado y el futuro, extremos entre los que se balancean las miradas de los artistas coleccionados por la Fnac desde 1978, a?o en que las iniciativas de los almacenes Fnac en Francia -desde 1956 ya expon¨ªan im¨¢genes, organizaban debates y encuentros con fot¨®grafos o propon¨ªan talleres a los clientes- se materializan en una voluntad de conservaci¨®n y clasificaci¨®n.
Si No¨¦ y su arca suponen la invenci¨®n del coleccionismo, para la Fnac su diluvio es la aparici¨®n del mercado de la fotograf¨ªa. A finales de los sesenta, una foto de Ansel Adams, por ejemplo, pod¨ªa comprarse por menos de 500 d¨®lares; esa misma foto, en 1981, se vend¨ªa por 71.500 d¨®lares. Durante la d¨¦cada de los setenta, la casa de subastas Sotheby's compr¨® los archivos fotogr¨¢ficos de Cecil Beaton por 500.000 libras esterlinas, y es entonces cuando la Fnac asume que el trabajo iniciado por sus fundadores -Max Th¨¦ret y Andr¨¦ Essel- apenas dos a?os despu¨¦s de haber abierto su primera tienda (en 1954) tiene que transformarse. Ya no basta con exponer, hay que coleccionar, pues de lo contrario muy pronto no se podr¨¢ hacer ni lo uno ni lo otro debido a que los precios har¨¢n imposible mostrar el trabajo de un artista que buscar¨¢ el amparo de otro tipo de galer¨ªa y, por esa misma raz¨®n, se quedar¨¢ fuera del mercado.
El inter¨¦s por coleccionar fotograf¨ªas nace con la fotograf¨ªa misma, es decir, con Niepce y Daguerre, con los daguerrotipos (1838) que fijan, en una obra ¨²nica, la imagen, primero de paisajes y m¨¢s tarde de personas. En 1851, la Soci¨¦t¨¦ H¨¦liographique de Par¨ªs comienza a coleccionar fotos, y ese mismo a?o la Biblioth¨¨que Nationale de France (BNF) accede a clasificar las fotos que le sean donadas. En 1854, los ej¨¦rcitos que participan en la guerra de Crimea llevan consigo a fot¨®grafos, lo mismo que los ingleses y franceses en la llamada guerra del opio en China. La fotograf¨ªa era ya imparable.
Los dos antiguos trotskistas que crearon la Fnac, Th¨¦ret y Essel, quer¨ªan que sus clientes "descubrieran que la foto era un arte", de forma que se atrevieran as¨ª a utilizar los aparatos fotogr¨¢ficos que ellos les vend¨ªan para algo m¨¢s que levantar acta notarial del bautizo del reto?o o de las vacaciones en la playa.
Durante la d¨¦cada de los sesenta, las distintas tiendas de la Fnac, junto con la Biblioth¨¨que Nationale de France (BNF), se convirtieron en una red de galer¨ªas atentas al trabajo de los mejores fot¨®grafos. Varios de ellos recuerdan todav¨ªa hoy que la Fnac y la BNF eran los ¨²nicos que se interesaban por lo que ellos hac¨ªan.
Si la capitalidad art¨ªstica del mundo se traslad¨® tras la II Guerra Mundial de Par¨ªs a Nueva York en lo que a pintura se refiere, en fotograf¨ªa sigui¨® refugi¨¢ndose en las orillas del Sena, no tanto porque ah¨ª viviese el infatigable Cartier-Bresson, sino porque su esp¨ªritu y el de Atget, Brassa?, Man Ray, Kert¨¦sz, Capa o Freund segu¨ªa influyendo sobre Willy Ronis, Robert Doisneau, Jeanloup Sieff, William Klein, Jean Dieuzaide, Marc Riboud, Sebasti?o Salgado y tantos otros.
La lista de nombres que figura en la colecci¨®n de la Fnac es impresionante, y la selecci¨®n de 300 im¨¢genes que se presenta ahora en Valencia es de una gran calidad. La exposici¨®n se abre con Jacques-Henri Lartigue, un amateur con categor¨ªa de gran profesional y que sorprende por su obsesi¨®n por captar siempre los instantes de felicidad, de vida. Parafraseando a Cocteau, Lartigue hubiera podido decir "la felicidad no existe, s¨®lo las pruebas de ella", para a continuaci¨®n mostrar los miles de fotos que hizo a lo largo de su vida de millonario voluntariamente ciego a las miserias del mundo.
Junto a Lartigue, Man Ray, que trata los rostros como m¨¢scaras y las m¨¢scaras como rostros, o Kert¨¦sz y Tina Modotti, que transfiguran los objetos cotidianos, o Berenice Abbott, que hace con Nueva York los que Atget hizo con Par¨ªs, es decir, documentar la ciudad, escrutar sus cambios f¨ªsicos al tiempo que se est¨¢ atento a lo que sucede con su alma.
La selecci¨®n de fotograf¨ªas muestra una serie de retratos impresionantes de mitos de la cultura contempor¨¢nea, ya sea el t¨¢ndem cinematogr¨¢fico Fellini-Mastroianni o el rostro de p¨¢jaro de Samuel Beckett. Algunos, como Allen Ginsberg, fotograf¨ªan tanto con la c¨¢mara como con la pluma; otros, como Willy Maywald, se esconden detr¨¢s de los personajes, detr¨¢s de Joseph Beuys y Viera da Silva. A Cartier-Bresson le bastan unas plantas rodeando a un jovenc¨ªsimo Truman Capote para hacer existir el Sur, mientras que Inge Morath con un vaso de agua y unos medicamentos le da al dramaturgo norteamericano Arthur Miller una nueva dimensi¨®n. La fotograf¨ªa de moda, destinada a caducar tan r¨¢pido como las top-models, sobrevive en el tiempo cuando son David Bailey o William Klein quienes est¨¢n detr¨¢s de la c¨¢mara.
Hay im¨¢genes surrealistas, es decir, que explotan lo incongruente o la paradoja, como esa en que Josef Koudelka presenta a un ¨¢ngel en bicicleta; las hay que resumen el fiasco de un sistema -St¨¦phane Duroy capta a cuatro adolescentes empujando uno de esos desvencijados utilitarios fabricados por el socialismo real- como las hay que pictorializan la naturaleza hasta el punto de transformar en espejismo un oasis.
La presencia espa?ola en la colecci¨®n de la Fnac es escasa, reducida a Pedro Almod¨®var, Joan Fontcuberta y Cristina Garc¨ªa Rodero, sin duda porque el descubrimiento de los profesionales que trabajaron durante el franquismo es una asignatura pendiente en la mayor¨ªa de pa¨ªses.
La muestra de personajes que s¨®lo son fot¨®grafos accidentalmente tampoco es muy extensa, aunque en la exposici¨®n figura el abb¨¦ Pierre componiendo un bel¨¦n, o el fil¨®sofo Jean Baudrillard fascinado por los paisajes de horizontes infinitos, o el cineasta Wim Wenders homenajeando a Doisneau en su retrato de un beso de John Lurie, o Yul Brynner record¨¢ndonos el inolvidable perfil de Ingrid Bergman, o Kart Lagerfeld demostrando su pasi¨®n por lo kistch?
Hay quien es sensible a la grandeza del paisaje, otros lo son a la luz; hay fot¨®grafos nocturnos como los hay diurnos, los hay que miran como si fuese siempre la primera vez mientras que otros recuerdan todo lo que han visto antes. La fotograf¨ªa neutra tiene sus m¨¢ximos exponentes entre algunos de los m¨¢s j¨®venes -Francesco Jodice, Gabriele Basilico, Thibaut Cuisset, por ejemplo-, y el descubrimiento de otras civilizaciones ya no se hace con mirada colonial -basta ver fotos de Laurent Monla¨¹, Scarlet Coten o Seydou Keita-, pero tampoco con la frialdad geom¨¦trica que Cartier-Bresson s¨®lo desment¨ªa a trav¨¦s de la calidez con que presentaba los personajes.
La sexualidad, omnipresente en la actual publicidad, ocupa, en cambio, un lugar modesto en la muestra, y s¨®lo se asoma de manera expl¨ªcita a trav¨¦s de Alain Fleig, del narcisismo de Philip Lorca di Corcia o de la estilizaci¨®n daliniana con que Horst P. Horst cuartea el cuerpo femenino. Es una de las sorpresas de una exposici¨®n que proporciona casi tantas como im¨¢genes.
La colecci¨®n fotogr¨¢fica de la FNAC puede verse en el Muvim de Valencia a partir del 13 de enero y hasta el 3 de abril de 2005 .
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