Cuento navide?o: el basurero y la ancianita
Alfredo tiene 27 a?os y desde hace tres trabaja en la recogida de basuras del Ayuntamiento de Madrid; es un tipo fuerte, muy fuerte de esos de gimnasio y adem¨¢s de fuerte es duro, muy duro.....
-"?Otros guarros que han dejado la bolsa de la basura fuera del contenedor, a ¨¦sos les daba yo, esta bolsa la recoger¨¢ el padre de la Patapocha, por lo que es yo... anda ah¨ª les zurzan... ?como puede haber personas que no la metan dentro ?-
Alfredo deja la bolsa fuera y con sus poderosas zarpas, ancla el contenedor al cami¨®n qui¨¦n se traga el contenido cual Pel¨ªcano hambriento. La bolsita queda hu¨¦rfana en la acera y Alfredo la mira a lo lejos... ??guarros??.
Sin embargo se extra?aba de que, en el mismo contenedor y muchos d¨ªas, una bolsita azul estaba siempre a los pies.. Alfredo erre que erre. Si bien, alg¨²n d¨ªa ve¨ªa que alguna mano caritativa alguna vez echaba las bolsas al contenedor. Alfredo se jactaba: -?ves como aprenden?-.
La se?ora Andrea pasa ya de los ochenta, es muy poca cosa, est¨¢ sola y a aparte de no llegar con su pensi¨®n a fin de mes, no llega a la altura del contenedor, tiene reuma en los hombros y levantar la bolsita para meterla en el contenedor es para la pobre una disciplina ol¨ªmpica, as¨ª que por imposible deja la bolsita a orillas del contenedor, esperando que haya alguien lo suficiente ciudadano, como para meterla dentro, cosa que ocurr¨ªa raramente como hemos visto.
Aquel d¨ªa despu¨¦s de Navidad el servicio se hab¨ªa trastocado, iban m¨¢s tarde de lo normal, claro que hab¨ªa mas basura, Alfredo ten¨ªa una m¨¢xima: m¨¢s ejercicio m¨¢s salud. Y pensando esto y lo otro terminaba el servicio. Iban con prisas, llegaron al contenedor conflictivo y en el momento de avisar al conductor para arrancar se oy¨® una vocecita... ?Joven, Joven... ! Alfredo volvi¨® la cabeza, una viejecita se acercaba y le extend¨ªa una bolsita azul. Gracias, es que no puedo meterla en el contenedor...
?Se?ora, permita que le abrace en nombre de todos los recogedores de basura del Ayuntamiento de Madrid? Andrea pens¨® que era Navidad, pero ni por lo mas remoto sospech¨® que Alfredo ten¨ªa alg¨²n contencioso con ella... El cami¨®n se alej¨® rugiendo mientras unas l¨¢grimas entre humanas y divinas ca¨ªan sobre la bolsita que a¨²n ten¨ªa en las manos.
Alfredo ya no es tan duro...
A todos los empleados de la recogida de basura del Ayuntamiento de Madrid, porque saben que existen muchas Andreas.
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