'Plan Ibarretxe': ganar y perder

La Constituci¨®n de 1978 es un documento con el que los socialistas espa?oles nos sentimos profundamente identificados. Frente a quienes recelaron de la misma consider¨¢ndola en sus inicios como un instrumento para la ruptura de la unidad de Espa?a, los socialista espa?oles seguimos pensando lo mismo del documento fundacional de la actual democracia espa?ola. Esa Constituci¨®n es la que nos ha permitido dotarnos de un Estado descentralizado, compuesto y diverso.

Muchos de los que apoyamos la descentralizaci¨®n y el reconocimiento de determinados hechos diferenciales lo hicimos por dos razones fundamentales: porque cre¨ªamos y creemos que el funcionamiento de un Estado descentralizado resulta m¨¢s eficaz para los intereses de los espa?oles, y m¨¢s igualitario, y porque est¨¢bamos convencidos de que todos, desde posiciones descentralizadoras e identitarias, nos compromet¨ªamos a realizar pol¨ªticas tendentes a fortalecer las partes para fortalecer el conjunto y viceversa.

Si se convoca el refer¨¦ndum, habr¨ªa que retirar la competencia de polic¨ªa auton¨®mica

Hora es de que los nacionalistas sepan que el juego tiene riesgos, que pueden perder

Cuando hoy, desde posiciones nacionalistas, se pretende abandonar la lealtad de partida, pretendiendo fortalecer algunas de las partes del Estado a costa de debilitar el conjunto, quienes seguimos apostando por un Estado al estilo del dise?ado por la Constituci¨®n tenemos la legitimidad suficiente para afrontar este desaf¨ªo con los siguientes principios:

1. Somos partidarios de emprender determinados cambios constitucionales que permitan ajustar la visi¨®n centralista de Espa?a a la visi¨®n descentralizada. En concreto, los cambios anunciados por el PSOE en su programa electoral y de gobierno.

2. No debemos rechazar las propuestas de reformas de Estatutos de Autonom¨ªa para adaptarlos a esa nueva visi¨®n. Pero no se debe votar, desde posiciones socialistas, en ninguna instancia, ninguna reforma que no incluya en su articulado el reconocimiento y acatamiento de que la soberan¨ªa nacional es indivisible y reside en el conjunto de los ciudadanos espa?oles.

3. Cuando desde un territorio espa?ol se pretende iniciar un proceso negociador que conduzca al s¨ª o al s¨ª, que no es m¨¢s que lo que propone Ibarretxe, no podemos consentir que el esfuerzo de 26 a?os se vaya al garete por la irresponsabilidad de quienes, como los nacionalistas vascos, se han metido en un t¨²nel que no tiene salida, pretendiendo que los dem¨¢s le acompa?emos por el camino que no va a ninguna parte. Alguien, desde luego el Gobierno, pero tambi¨¦n el principal partido de la oposici¨®n, debe hacer saber al lehendakari que la pretensi¨®n del cambio de relaciones al que juega, como todo juego, tiene las ventajas de lo que se puede ganar, y el riesgo de lo que se puede perder. Puesto que las reglas del juego que todos hemos aceptado pretenden ser rotas unilateralmente por el Parlamento vasco, el Parlamento espa?ol debe aceptar examinar el texto que se env¨ªe y devolverlo al Parlamento vasco para que se corrija en las formas, ya que las reformas constitucionales no se pueden abordar desde la reforma unilateral de una C¨¢mara auton¨®mica. Y cuantas veces se rompan las reglas, tantas veces el Congreso de los Diputados deber¨¢ devolver el texto para su adaptaci¨®n formal.

Es cierto que con esa metodolog¨ªa, los nacionalistas no pierden nada, porque siempre tendr¨¢n el plan Ibarretxe como meta para afrontar una campa?a electoral con ciertas garant¨ªas de ¨¦xito. Pero los partidos que aceptamos la Constituci¨®n y las reglas que impone la misma deberemos hacer saber al conjunto de la ciudadan¨ªa vasca qu¨¦ pueden perder en esta apuesta del lehendakari. Sin ¨¢nimo de ser exhaustivo, tres circunstancias marcar¨ªan el desarrollo de los acontecimientos:

1. ?lava tomar¨ªa el camino de su propia autonom¨ªa elaborando su propio Estatuto de Autonom¨ªa, siendo apoyado en su elaboraci¨®n, tramitaci¨®n y aprobaci¨®n por el PSOE y por el PP.

2. La Comunidad Foral Navarra iniciar¨ªa los tr¨¢mites previstos en su Estatuto de Autonom¨ªa que condujeran al pronunciamiento definitivo de la poblaci¨®n de Navarra en contra de una eventual incorporaci¨®n al proyecto dise?ado en el plan Ibarretxe.

3. El Gobierno de Espa?a retirar¨ªa la competencia en materia de polic¨ªa aut¨®noma al Gobierno vasco en el supuesto de que dicho Gobierno decidiera acometer en solitario e ilegalmente un refer¨¦ndum que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la polic¨ªa aut¨®noma vasca, que pasar¨ªa a depender de las Diputaciones forales o del Ministerio del Interior, tendr¨ªan la obligaci¨®n de impedir. Los nacionalistas siempre han sabido que sus cartas les eran favorables, porque cualquiera que fuera la propuesta, siempre sal¨ªan ganando. Hora es de que sepan que el juego tiene riesgos, que tambi¨¦n se puede perder y que si pretenden saltarse las reglas, seguro que perder¨¢n. ?sa es la responsabilidad del lehendakari y debe asumir esa responsabilidad. No hay que terminar a tortas, sencillamente hay que terminar con los juegos fraudulentos donde siempre ganan los mismos.

Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra es presidente de la Junta de Extremadura y secretario general del PSOE extreme?o.