El maremoto acerca a cingaleses y tamiles tras 20 a?os de guerra
Funcionarios gubernamentales y cuadros de la guerrilla cooperan en la distribuci¨®n de la ayuda en Sri Lanka
El terror y la devastaci¨®n que el tsunami ha dejado en el noreste de Sri Lanka, controlado en buena parte por los Tigres de Liberaci¨®n de la Tierra Tamil (LTTE), ha obligado a sus cuadros y a funcionarios gubernamentales a cooperar en la distribuci¨®n de ayuda humanitaria. La castigada poblaci¨®n sue?a ahora, tras 20 a?os de guerra y un d¨¦bil alto el fuego firmado en diciembre de 2001, con que la desgracia com¨²n sirva para tender el puente definitivo hacia la paz. De los 800.000 refugiados de la guerra, la mitad hab¨ªan vuelto a sus hogares amparados por la tregua y estaban empe?ados en reconstruirlos cuando la gran ola les ha arrojado de nuevo a la miseria, al dolor y a la muerte.
T¨¦cnicos de la ONU est¨¢n "impresionados" por la efectividad de los 'tigres' tamiles
"Hay una orden contundente del Gobierno central para que el Ej¨¦rcito y las autoridades locales cooperen con el LTTE, pero a¨²n es pronto para ver si ambas partes aprovechan esta oportunidad ¨²nica para acelerar el proceso de paz", afirma Miguel Bermeo, delegado del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD), que la semana pasada se entrevist¨® con Tamil Selva, l¨ªder de la rama pol¨ªtica de la guerrilla.
El LTTE solicit¨® negociar directamente con las instituciones internacionales la ayuda que se requiere en el noreste del pa¨ªs y especialmente en las zonas de su exclusivo control. El Gobierno, sin embargo, exige ser el receptor ¨²nico de la ayuda internacional y ayer mismo recrimin¨® al embajador de Italia en Colombo por la ayuda enviada por ese pa¨ªs a las ¨¢reas bajo control de los tigres.
La cruda realidad ha forzado a los viejos enemigos a trabajar juntos, sobre todo en distritos como Mulaitivu y Kilinochi, que han quedado absolutamente arrasados, con miles de muertos y decenas de miles de desplazados que han huido despavoridos de pueblos y aldeas tragados por la furia del oc¨¦ano ?ndico. Ahora ambos se necesitan porque los puestos de control del Ej¨¦rcito pueden cerrar el paso a los camiones cargados con ayuda humanitaria y tambi¨¦n porque los tigres son los ¨²nicos capaces de hacer llegar con celeridad la ayuda a los damnificados.
Es la primera cooperaci¨®n a escala local -donde la desconfianza y el recelo son mayores-, de ah¨ª que una gran parte de la poblaci¨®n de Sri Lanka conf¨ªe en que al menos el tsunami sirva para consolidar la paz en un pa¨ªs roto por guerras fratricidas desde la d¨¦cada de los setenta.
Independizado del Reino Unido en 1948, la antigua Ceil¨¢n -como rebautizaron la isla los colonizadores portugueses en el siglo XVI- hizo frente a una insurrecci¨®n marxista en 1971 que dur¨® varios a?os y cost¨® m¨¢s de 30.000 vidas. Apenas superada ¨¦sta, y tras la puesta en vigor de una serie de leyes que limitaban la entrada en la Universidad, en el cuerpo de funcionarios y en el Ej¨¦rcito de los tamiles, comenz¨® una violenta ofensiva del LTTE que desemboc¨® en guerra abierta, a partir de 1983. La intervenci¨®n de India, primero de forma solapada a favor de los tamiles y luego -tras un acuerdo con el Gobierno- con una bien armada fuerza de paz, complic¨® la situaci¨®n. Al menos 60.000 personas, en su mayor¨ªa civiles, han muerto en este enfrentamiento ¨¦tnico-religioso.
Los cingaleses, de religi¨®n budista, son la etnia mayoritaria: el 70% de los 19,5 millones de habitantes de la isla. Los tamiles, de religi¨®n hind¨², suponen el 15%. Adem¨¢s, hay un 9% de musulmanes y unos cientos de miles de abor¨ªgenes (vedas) y euroasi¨¢ticos (burguers), descendientes de los antiguos colonizadores portugueses y holandeses.
Instituciones y ONG con larga presencia en el noreste de la isla fueron los primeros en atender la zona, como Unicef, el Programa Mundial de Alimentos, la Organizaci¨®n Humanitaria de la Comisi¨®n Europea (ECHO) y Oxfam, as¨ª como equipos de rescate de Francia e Italia.
En la diminuta oficina de los tigres en Nilaveli, un pueblo a medio centenar de kil¨®metros al sur de la zona controlada exclusivamente por el LTTE, tamiles llegados de otras zonas de Sri Lanka, cargados con alimentos y ropa, acordaban con ellos la distribuci¨®n.
El distrito de Trincomale, al norte del cual est¨¢ Nilaveli, se encuentra bajo control gubernamental y su poblaci¨®n se reparte a partes iguales entre tamiles, cingaleses -en ambas etnias hay un significativo porcentaje de cat¨®licos- y musulmanes. Aqu¨ª, m¨¢s que en ninguna otra parte del pa¨ªs, se siente el ansia porque la maldici¨®n del tsunami acabe de una vez por todas con la guerra.
"No son momentos de pensar en divisiones ¨¦tnicas, sino de ayudar a todos los damnificados a superar esta cat¨¢strofe", se?ala Ravi Thamdar, un tamil de 35 a?os, subdirector del hotel Nilaveli, el mayor de la zona, que ha quedado reducido a un mont¨®n de escombros. Un kil¨®metro al sur de ¨¦ste, un centenar de caba?as de esparto y ca?a trenzada alberga a otras tantas familias de cingaleses huidos de los enfrentamientos.
Como Priyanka, que lleg¨® cuando apenas contaba un a?o y ahora es una bella muchacha de 20 que, aterrorizada por el tsunami, se ha convertido en doblemente refugiada. Priyanka y su familia se han instalado bajo un pl¨¢stico que apenas les protege de las torrenciales lluvias que se empe?an en hacer m¨¢s dura la vida a los supervivientes, en un alto del terreno a cuatro kil¨®metros del mar. No quieren ni pensar en volver a sus caba?as por el terror que les ha causado la gran ola.
Tras el alto el fuego y con la mediaci¨®n decidida de Noruega, se iniciaron en febrero de 2002 las conversaciones de paz. Llevan interrumpidas m¨¢s de seis meses, en los que se ha mantenido la tregua, aunque en Tricomale hubo hace dos meses un brote de violencia que logr¨® controlarse. "Estamos en una situaci¨®n de 'no paz no guerra' y es dif¨ªcil evaluar cu¨¢ndo se reanudar¨¢n las negociaciones", afirma Roshan Lyman, consejero econ¨®mico de la Uni¨®n Europea.
Funcionarios de Naciones Unidas se declaran "impresionados" por la efectividad con que el LTTE actu¨® en sus zonas, la rapidez con que procedi¨® al rescate y entierro de miles de muertos y a la evacuaci¨®n de los supervivientes de los pueblos destruidos para establecerlos en grandes campos, que facilitan el que todos se beneficien de ayuda tanto internacional como nacional.
Tanto la directora de Unicef, Carol Bellami, quien tambi¨¦n se entrevist¨® con el brazo pol¨ªtico del LTTE durante una visita de inspecci¨®n a las zonas devastadas, como Miguel Bermeo afirmaron que recibieron una "lista detallada de demandas muy apropiadas" de ayuda humanitaria y de apoyo a la reconstrucci¨®n de la zona.
Bermeo asegura, sin embargo, que la cooperaci¨®n entre el LTTE y las instituciones gubernamentales locales est¨¢ "muy restringida" por los intentos de unos y otros de alzarse ante los habitantes de la zona como los ¨²nicos salvadores. "No pierdo la esperanza. A¨²n conf¨ªo en que no dejen escapar esta oportunidad para sellar la paz", concluye Bermeo.
Las negociaciones impulsadas por Noruega parecen tener como objetivo ¨²ltimo el establecimiento de un Estado federado en Sri Lanka, primitiva demanda de los tamiles antes de tomar las armas.
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