'Derbies'
S¨®lo han faltado el acto de germanor de los masajistas y la rueda de prensa conjunta de los conserjes, pero en general queda sobradamente demostrado el bals¨¢mico talante con que el Valencia C.F. y el Levante U.D. han encarado su "choque" de ayer. Ya comprender¨¢n que al escribir esto todav¨ªa no sabemos c¨®mo se ha desarrollado la noche, ni dentro ni fuera del estadio. Pero yo apostar¨ªa que las aficiones han dado prueba de civilidad y deportividad, cualidades que con frecuencia no se les supone por culpa de unos pu?ados de energ¨²menos (el ejemplar desalojo del Bernab¨¦u por la falsa alarma nos maravill¨®, cuando deber¨ªamos considerarlo normal).
Por eso creo que la campa?a pidiendo cordura y convivencia entre los autodenominados xotos y granotas (qu¨¦ horror) ha pecado de exceso, porque impl¨ªcitamente significa que se esperaban carreras y palos. Como para prevenir una tercera guerra mundial y rodeados del nimbo de los santos, han posado para escenas del sof¨¢ presidentes y capitanes, entrenadores y porteros. Se han regalado insignias y camisetas asociaciones de peque?os accionistas y primas segundas de los hinchadores de balones. Y finalmente, horas antes de lo que obviamente no era m¨¢s que un partido de f¨²tbol, han compartido mesa y mantel dirigentes y aficiones (mesa y mantel s¨®lo los primeros, las segundas popular paella en la colina).
Juegos florales, en resumen, quiz¨¢ empalagosos, pero que nos hacen preguntarnos hasta qu¨¦ punto no podr¨ªan ser un modelo a copiar ante otros repugnantes derbis (rivalidad por motivos regionales o locales) en los que no prevalecen precisamente las llamadas a la concordia. Por ejemplo, estoy segura de que a la ciudadan¨ªa ucrania le ir¨ªa mejor la vida si Yan¨²kovich y Y¨²shenko se hubiera tomado juntos unos chupitos sin dioxina. Tampoco los gobernantes valencianos intercambian banderines ni pacifican; m¨¢s bien azuzan los conflictos : lengua, trasvases, archivos, etc. Y si no hay querella, la inventan. Para ascender en la tabla de la liga electoral han decidido adscribir al adversario al Lado Oscuro, y azuzarle las huestes en nombre de sagradas causas. Como Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n contra Saladino.
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