Este chico era un torbellino
La noticia. Monta de nuevo Aza?a, una pasi¨®n espa?ola, que estren¨® en el a?o 1980. Ser¨¢ el 27 de enero, en el teatro Espa?ol. Naci¨® en Huelva, hace 63 a?os. Hablamos en la rotonda del Palace. Pide poleo; es el atardecer; cuando se sienta a hablar dice: "Muy bien este hotel, vamos a sentarnos como si fu¨¦ramos ricos". ?ste es su autorretrato.
Infancia. "Era bajito, y era un torbellino; me mov¨ªa tanto acaso para llamar la atenci¨®n. Supongo que estaba estupefacto ante el mundo... Lo que me hizo ilusi¨®n muy pronto era aprender a nadar mejor que mi hermano mayor... Y si miro por una ventana de aquel tiempo veo una calle que conduce a un mercado, oigo voces, '?A gorda el taco!', gritaban los vendedores de jab¨®n... Recuerdo cuando aparec¨ªa el carro de los perros, y aunque mi perrillo no lo hab¨ªa visto, parece que lo ol¨ªa, y corr¨ªa a esconderse en lo m¨¢s rec¨®ndito de la casa. Mi perro se llama Kim, como el personaje de Kipling".
Actuar. "No s¨¦ si nac¨ª para ser actor... Pod¨ªa haber sido m¨¦dico, internista o algo as¨ª; de hecho, tengo un hijo que es neurocirujano. Se llama Philip y es alem¨¢n... Creo que supe que iba a ser actor a los 11 a?os; un amigo de mi padre me ense?¨® la Canci¨®n del pirata, de Espronceda, y un poeta, Luis Chamizo, me hizo recitarla sobre una mesa; cuando me di cuenta de que no sent¨ªa timidez, acaso sent¨ª que pod¨ªa ser actor...; hab¨ªa como una corriente el¨¦ctrica que luego he sentido siempre al actuar, un secreto poder que no es m¨ªo, que viene de otro sitio, y que he sentido con Shakespeare, con Calder¨®n, con Lorca".
Los padres. "Ah, mis padres... Mi padre era sencillo pero no simple; era hotelero, muy modesto. Muy generoso, muy liberal. Mi madre se preocupaba por las cosas concretas de los hijos. Me compr¨® un piano para que estudiara m¨²sica, y me mand¨® a Suiza, para que estudiara franc¨¦s. Se llamaban Francisco y Mar¨ªa Antonia. Tuve una suerte extraordinaria con ellos".
El car¨¢cter. "A veces tiene que venir el espejo para verte, y a veces te reservas... Pero esa ¨¦poca ha pasado, como si hubiera habido una necesidad inconfesa de ocultarme que se ha liberado al fin; ahora creo que voy al encuentro de los otros. ?Y qu¨¦ les doy? Hay que darles mucho del propio tiempo. Soy perfeccionista, por la inseguridad. Ahora soy menos inseguro; en todo caso, no lo oculto, la confieso. Me siento m¨¢s que nunca abierto al soplo de las cosas no controladas".
Las d¨¦cadas. "Hasta los 10 a?os, estupefacci¨®n. Hasta los 20, tanteos frente al mundo. Hasta los 30, soy una esponja; es el tiempo de Alemania. Hasta los 40, la ¨¦poca espa?ola; me siento extra?o, me centro en mi trabajo, con un objetivo: ser profeta en mi tierra. Hasta los 50, art¨ªsticamente f¨¦rtil, mucha madurez, y la sensaci¨®n de que debo corregir un defecto: le he dedicado poco tiempo a los que me rodeaban...".
Alemania. "Me dio una visi¨®n del teatro como arte, una herida que no se cierra, una indagaci¨®n del hombre a trav¨¦s de lo l¨²dico. Fue un esfuerzo muy grande: el idioma, la cultura, la exigencia".
Aza?a. "Una vez le pregunt¨¦ a alguien por qu¨¦ me atra¨ªa tanto el personaje de Aza?a, y me dijo: 'Porque era tan perfeccionista e iracundo como t¨²...'. Lo que me fascina de ¨¦l es la gloria de poner en palabras tan vinculadoras conceptos pol¨ªticos como convivencia o tolerancia... La vida pol¨ªtica espa?ola se ha vuelto muy antag¨®nica; se ha vuelto a las dos Espa?as de las que habla Santos Juli¨¢, y Aza?a nos lleva 'a la zona templada del esp¨ªritu".
Una palabra. Empat¨ªa. Un libro. Meditaciones, de Marco Aurelio. Una obra de teatro. Edipo rey, de S¨®focles. Una ilusi¨®n. "Lo que me produce felicidad es cuando veo consuelo en la desdicha de otro".
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