Jerez

Parece que el embrollo jerezano va a tener una salida en los pr¨®ximos d¨ªas. Aunque no se sabe si ser¨¢ la definitiva al menos no va a haber otra moci¨®n de censura porque la ley lo proh¨ªbe. No est¨¢ claro c¨®mo ser¨¢ la convivencia entre los dos nuevos socios de gobierno, sobre todo por la trayectoria de encontronazos que han protagonizado en los ¨²ltimos a?os Pedro Pacheco y los dirigentes del PSOE . La pol¨ªtica es trepidante. Parece que lo mejor que se puede hacer con las hemerotecas es guardarlas. No creo que a nadie le gustase que le recordasen sus declaraciones pasadas si se ha sido excesivo con quien ahora se llega a un acuerdo. Todos r¨ªen si se recuerda lo dicho, de manera especial los nuevos socios, lo cual nos conduce a recomendar prudencia, aunque quien esto escribe no posea tal virtud. Los duros enfrentamientos de la ¨²ltima ¨¦poca de Pacheco como alcalde han complicado los pactos. Sin acuerdos, los grandes proyectos que articulan una ciudad quedan parados, que es lo que ha ocurrido en Jerez desde hace a?o y medio, por mucho que en los primeros meses del mandato de la alcaldesa del PP hubiera una incesante visita de ministros con m¨²ltiples promesas que el tiempo no ha consumado.

Mar¨ªa Jos¨¦ Garc¨ªa Pelayo no puede dar lecciones de coherencia. Primero fue cr¨ªtica desmesurada con Pacheco, luego firm¨® el acuerdo con el PSA y despu¨¦s volvieron las descalificaciones. El vaiv¨¦n pol¨ªtico puede resultar chusco si no pusiera en juego la estabilidad pol¨ªtica del quinto ayuntamiento andaluz. Desde luego, quien pact¨® con Pacheco no puede ahora censurar a los que hacen lo mismo que ellos hicieron hace un a?o. Seg¨²n ha reconocido ella misma, Garc¨ªa Pelayo pact¨® dos veces , uno el documento que se conoce y otro el pacto secreto o real, seg¨²n propia definici¨®n. Lo que ella hizo por partida doble pueden hacerlo los dem¨¢s, aunque sea una sola vez y de manera transparente. Con la legitimidad a?adida que da ser el partido m¨¢s votado en el caso de Pilar S¨¢nchez. No tenemos que asustarnos sobre el uso de adjetivos en pol¨ªtica, ni siquiera si son exagerados. No debemos alarmarnos porque los partidos pacten cuando no hay mayor¨ªas. Sin embargo es necesario que los acuerdos sean p¨²blicos y claros, que no haya reparto del pastel a escondidas. Lo que no se debe hacer es repartir prebendas en secreto y luego dar lecciones de moral.