"El pesimismo sin iron¨ªa es de mal gusto"
Jean Echenoz vive en un impecable apartamento vecino al parque de Buttes Chaumont, en un barrio que ha cambiado de signo los ¨²ltimos 20 a?os. Lo que era un reducto obrero y canalla de Par¨ªs es hoy una zona mitad aburguesada, mitad eso que llaman multi¨¦tnica. En sus libros, que son muy precisos a la hora de describir las ciudades, es posible seguir esa metamorfosis. En Al piano (Anagrama), que acaba de aparecer en Espa?a, en el barrio donde vive el protagonista, "la mezcla de etnias ha favorecido una proliferaci¨®n de restaurantes africanos, tunecinos, de Laos, indios, portugueses, balc¨¢nicos o chinos".
Pregunta. La precisi¨®n es una caracter¨ªstica de su estilo, como lo es el que parezca haberse documentado para hablar de cada rinc¨®n.
"Iquitos es una ciudad un poco infernal, a medio camino del cielo y la tierra, de la vida y la muerte, un lugar que fue rico y hoy es pobre"
"Es la mejor imagen que he encontrado del infierno: la vida cotidiana privada de deseos, sin los sue?os que le sirven de combustible"
Respuesta. Me gusta que el lector vea lo mismo que yo he visto. Puede que sea algo heredado de mi antiguo entusiasmo cin¨¦filo, desde mi primer libro quise trasladar al relato literario las t¨¦cnicas o, mejor dicho, la ret¨®rica de la narraci¨®n cinematogr¨¢fica. Cuando hablo de una ciudad es porque la conozco, y acostumbro a hacerlo teniendo un mapa a mano. Por ejemplo, de la calle Fitzcarrald, en Iquitos, desconoc¨ªa el nombre y al descubrirlo decid¨ª que no pod¨ªa desaprovecharlo...
P. ?Por qu¨¦ eligi¨® Iquitos como lugar para que el protagonista vuelva a la tierra?
R. Porque raramente he visitado un sitio como Iquitos que se me antojase tan caracter¨ªsticamente como un lugar de ficci¨®n, novelesco, capaz de poner en marcha el motor de la imaginaci¨®n. Es una ciudad un poco infernal, a medio camino de todo, del cielo y la tierra, la vida y la muerte, Per¨² y Brasil, un lugar que fue rico y hoy es muy pobre.
P. Esa pasi¨®n por documentarse no se limita al espacio f¨ªsico de la acci¨®n.
R. No, claro, los oficios de los personajes tambi¨¦n me preocupan mucho. En Al piano quer¨ªa saber qu¨¦ hace un int¨¦rprete, un concertista internacional, en su vida diaria. Por azar coincid¨ª en una emisi¨®n de radio con un pianista franc¨¦s que admiro mucho y le ped¨ª si pod¨ªamos quedar otro d¨ªa para almorzar. Aprovech¨¦ para que me explicara qu¨¦ hac¨ªa antes de ir a tocar, si ten¨ªa man¨ªas especiales, si necesitaba luchar contra el famoso track. Para un concertista, el desaf¨ªo es tremendo, tiene que enfrentarse al instrumento, a la obra y al p¨²blico. Me cont¨® mucho de ¨¦l pero tambi¨¦n de colegas suyos, como de ese pianista alcoholizado al que hab¨ªa que empujar para que saliera al escenario y que, al o¨ªr que el p¨²blico le acog¨ªa con grandes aplausos, en su confusi¨®n, crey¨® que ya hab¨ªa dado el concierto. Hubo que empujarle de nuevo. Son detalles que he aprovechado para mi novela y tambi¨¦n me he dado cuenta de que lo que viv¨ªa era muy parecido a lo que yo vivo, que yo retraso el momento de sentarme a escribir con el pretexto de tomar m¨¢s y m¨¢s notas previas, porque ¨¦sa es mi forma de track...
P. El detalle de la habitaci¨®n de hotel en Nantes...
R. ... es algo que me sucedi¨® a m¨ª, que me encontr¨¦ durmiendo en una habitaci¨®n especial para disminuidos f¨ªsicos porque no quedaba ninguna otra. Hay otras muchas cosas que he vivido pero es el tono general, los intereses y preocupaciones de Max sobre todo, el que hace que ¨¦sta sea mi novela m¨¢s autobiogr¨¢fica.
P. En la primera p¨¢gina escribe que Max "tiene miedo. Morir¨¢ violentamente dentro de veintid¨®s d¨ªas pero, como lo ignora, no es de eso de lo que tiene miedo".
R. La muerte del personaje no es el final de la novela. Me gusta romper las expectativas del lector. De ah¨ª tambi¨¦n que tardemos en saber qui¨¦n es Alice. Ese misterio permite que, durante m¨¢s de cincuenta p¨¢ginas, imaginemos a Max como un viejo seductor.
P. ?Por qu¨¦ Max se encuentra con Doris Day y Dean Martin en el purgatorio...?
R. Lo que quer¨ªa era abordar el tema de la segunda oportunidad. Que Max se encuentre con Dean Martin tiene que ver con la fascinaci¨®n que siempre he sentido por el personaje, por un tipo que cantaba con Sinatra, interven¨ªa en filmes espl¨¦ndidos y siempre parec¨ªa que eso no iba con ¨¦l, como si nada tuviera importancia o, mejor, como si ¨¦l estuviera ausente de cuanto le ocurr¨ªa.
P. El final es terrible
R. Es la mejor imagen que he encontrado del infierno: la vida cotidiana privada de deseos, sin los sue?os que le sirven de combustible. Eso es terrible, pero est¨¢ dicho sin ¨¦nfasis, con la intervenci¨®n de un diablo simp¨¢tico que se ha transformado en un playboy alcoh¨®lico. El pesimismo sin iron¨ªa es de mal gusto.
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