Delincuentes con placa
46 funcionarios de la polic¨ªa y la Guardia Civil fueron detenidos en 2004 por casos de corrupci¨®n
La muerte de un polic¨ªa en Vic¨¢lvaro el pasado fin de semana destap¨® un turbio asunto de mafia policial que preocup¨® a las autoridades. El agente muerto intentaba cometer un secuestro por cuenta de unos delincuentes colombianos. El polic¨ªa no trabajaba solo y, al parecer, seg¨²n van dando cuenta las investigaciones, contaba con la colaboraci¨®n de al menos otro compa?ero. La noticia ten¨ªa ese car¨¢cter siniestro que ofrecen aquellas informaciones en las que los polic¨ªas act¨²an como delincuentes profesionales.
Ambos polic¨ªas llevaban una doble vida y necesitaban unos ingresos extra para financiarla, un hecho que se puede explicar f¨¢cilmente: con 180.000 pesetas al mes de sueldo (1.081 euros), es demasiado complicado atender a otros gastos. ?Sospecharon algo sus compa?eros? "A toro pasado, ahora parece que todo el mundo recuerda circunstancias sospechosas alrededor de ellos, pero nadie denunci¨®", afirma un miembro de la Unidad de Asuntos Internos. Uno de los polic¨ªas lleg¨® a estar expedientado por una falta disciplinaria, pero nadie consigui¨® detectar que ambos se hab¨ªan convertido en delincuentes con placa y pistola. Ahora ya es tarde.
Hay 83 agentes en las unidades de Asuntos Internos, cuando ser¨ªan necesarios 140
"Mala selecci¨®n, peor formaci¨®n y bajo salario, igual a m¨¢s corrupci¨®n"
"Lo m¨¢s importante es que no damos cuenta a nadie de nuestras investigaciones"
Las estad¨ªsticas oficiales sobre funcionarios policiales juzgados por corrupci¨®n no son elevadas. Dan cuenta de 18 polic¨ªas juzgados en 2004 (sobre un colectivo de 49.000 funcionarios) y 28 guardias civiles (sobre 69.000). Apenas registran un leve incremento respecto al a?o anterior. Son cifras que no permiten hablar de un problema serio de corrupci¨®n. Sin embargo, ?son eficaces las unidades de asuntos internos? ?Hay garant¨ªas de que el sistema sea capaz de detectar casos graves de corrupci¨®n?
Sobre ese punto, los expertos policiales reconocen que hay que mejorar el sistema, sobre todo por los riesgos que supone el enorme incremento de la delincuencia organizada en Espa?a en los ¨²ltimos cinco a?os. Las posibilidades de que las mafias traten de contaminar a funcionarios policiales son cada vez m¨¢s evidentes y sobre ese punto hay documentos de Europol que alertan de ese peligro. Ante esa amenaza creciente, las dotaciones de las unidades dedicadas a investigar los casos de corrupci¨®n policial no son suficientes o no gozan de una total autonom¨ªa, caso de la Guardia Civil.
El n¨²mero de polic¨ªas destinados a las unidades de Asuntos Internos de la polic¨ªa asciende a 83 funcionarios, cuando el cat¨¢logo de plantillas efectuado en 2002 se?alaba que ser¨ªan necesarios para este trabajo alrededor de 140 agentes. En cuanto a la Guardia Civil, su servicio de asuntos internos est¨¢ peor dotado. El instituto armado no da cifras sobre efectivos dedicados a estas tareas, pero los sindicatos advierten de que es una cantidad muy inferior a la dedicada por la polic¨ªa y adem¨¢s cuestionan su imparcialidad: algunas unidades trabajan en las propias comandancias territoriales y s¨®lo atienden denuncias efectuadas por jefes de unidad. ?Qui¨¦n denuncia si hay un mando implicado? "En una instituci¨®n tan jerarquizada, siempre hay un mando superior a otro", responde una fuente de la Guardia Civil.
Las unidades de asuntos internos son una realidad relativamente reciente en los cuerpos policiales espa?oles. La unidad de la Guardia Civil se cre¨® en 1991 y la de la polic¨ªa unos a?os antes. Ambas nacieron como consecuencia de graves problemas de corrupci¨®n en ambos cuerpos. La polic¨ªa vivi¨® sus a?os m¨¢s negros a mediados de los 80, cuando se destap¨® el caso Nani y el caso Banesto. Ambos estaban ligados a la actuaci¨®n de un grupo de agentes de la Brigada Provincial de Madrid. Esos agentes ten¨ªan un sentido muy particular de la eficacia policial: torturaron a un delincuente (Santiago Corella, alias El Nani) hasta matarle y luego hacer desaparecer su cad¨¢ver, e incluso organizaban y participaban en un gran atraco, en este caso una sucursal de Banesto, para luego implicar a otros delincuentes en el suceso.
La Guardia Civil vivi¨® su particular via crucis con el caso Rold¨¢n y la guerra sucia contra ETA. Luego estall¨® otro gran esc¨¢ndalo en 1992 por el caso UCIFA, una unidad de ¨¦lite en la lucha contra el narcotr¨¢fico. Varios agentes y mandos de la Guardia Civil fueron acusados y condenados por desviar droga para pagar a confidentes y organizar operaciones de narcotr¨¢fico para luego aumentar sus estad¨ªsticas.
Aquellos fueron los casos m¨¢s graves y su denuncia sirvi¨® para modificar algunas conductas nocivas instaladas en los cuerpos de seguridad. Pero el mapa de la delincuencia organizada en Espa?a era entonces muy diferente al actual. Ahora los riesgos son m¨¢s altos y ning¨²n cuerpo policial est¨¢ libre de un gran esc¨¢ndalo, a pesar de las cifras oficiales. "Mala selecci¨®n, peor formaci¨®n y bajo salario, igual a m¨¢s corrupci¨®n", advierte Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Fornet, secretario general del sindicato policial SUP, preocupado por las consecuencias futuras del incremento de plantillas a que se est¨¢ viendo sometida la polic¨ªa para paliar su escasez de efectivos. Para Fornet, los bajos sueldos, claramente por debajo de los polic¨ªas locales o auton¨®micos, adem¨¢s de un r¨¦gimen laboral que proh¨ªbe el pluriempleo, no son el mejor atractivo para los j¨®venes.
"Donde antes form¨¢bamos a 900 polic¨ªas por a?o, ahora sacamos a m¨¢s de 4.000. Los criterios de selecci¨®n no son los mismos porque hay un estado de necesidad y una masificaci¨®n", comentaba una fuente de Interior, quien reconoci¨® que, no hace mucho tiempo, se descubri¨® que uno de los alumnos ten¨ªa antecedentes penales. "Las academias se est¨¢n poblando de j¨®venes de extrema derecha y de gente que no sabremos c¨®mo se va a comportar cuando le den una placa y una pistola", apunta un comisario con gesto de preocupaci¨®n. "Quiz¨¢s estemos sacando malos polic¨ªas a la calle", dice un colega suyo, "pero ahora no hay otra manera de aumentar una plantilla que es escasa y se estaba quedando muy vieja".
Ante esta perspectiva poco halague?a, aunque las estad¨ªsticas no sean preocupantes, s¨ª se reconoce una necesidad de incrementar la unidad de asuntos internos e incluso de reforzar su independencia y hacerla depender de la subdirecci¨®n general operativa y no de la divisi¨®n de personal.
En un local de Madrid, tras una estrecha puerta sin vestigios de membrete alguno, sin nada a su alrededor que delate que se trata de un departamento oficial, est¨¢ la sede de la Unidad de Asuntos Internos de la Polic¨ªa. Dentro, el decorado cambia radicalmente: los despachos son modernos y est¨¢n bien iluminados. "No somos gente antip¨¢tica ni oscura", advierte un inspector, sabedor de que hay un estereotipo sobre el investigador de asuntos internos. "Al principio, investig¨¢bamos a polic¨ªas que abusaban de las bajas psicol¨®gicas o que hac¨ªan pluriempleo. La gente dec¨ªa de nosotros que nos dedic¨¢bamos a perseguir taxistas porque ese era uno de los oficios que m¨¢s hac¨ªan algunos polic¨ªas fuera de sus horas de trabajo".
"Con el tiempo, nuestro trabajo est¨¢ m¨¢s dedicado a la corrupci¨®n. Nosotros atendemos denuncias por v¨ªa oficial, por v¨ªa particular o por cuenta propia. Y lo m¨¢s importante es que no damos cuenta a nadie hasta que el asunto est¨¢ ya muy avanzado. Somos autosuficientes para todo, para hacer nuestros viajes, intervenciones telef¨®nicas o vigilancias. ?sta es una unidad central que se desplaza por toda Espa?a. Exigimos a nuestros miembros integridad, discreci¨®n y profesionalidad".
Todos los agentes son de libre designaci¨®n. "No somos polic¨ªas que investigan a compa?eros", matiza el agente. "Somos polic¨ªas que investigan como cualquier polic¨ªa, pero operamos contra un delincuente que tiene un condicionante: conoce nuestras t¨¦cnicas de investigaci¨®n". Les han prometido m¨¢s efectivos. El a?o pasado trataron 90 casos y llevaron al juzgado 18. El a?o nuevo les ha deparado una desagradable sorpresa en Vic¨¢lvaro. Nadie supo denunciar a tiempo.
Un sindicato anticorrupci¨®n
El caso Rold¨¢n propici¨® la creaci¨®n del primer sindicato en la Guardia Civil, llamado en sus or¨ªgenes Coproper y ahora denominado Asociaci¨®n Unificada de Guardias Civiles. En sus estatutos, el sindicato se?ala como uno de sus fines el de cooperar "desinteresadamente en la averiguaci¨®n y esclarecimiento de acciones de tipo corrupto en el seno de la instituci¨®n, ejerciendo en dichos casos la acci¨®n popular". A diferencia de otros sindicatos policiales, ¨¦ste toma iniciativas en dicho sentido por encima incluso de la unidad de asuntos internos.
La prueba de ello es que dicho sindicato present¨® una demanda a principios de diciembre ante la Audiencia Nacional seg¨²n la cual pone en conocimiento del juez la existencia de un grupo mafioso dedicado al narcotr¨¢fico en la misma comandancia de Melilla y con ramificaciones en otras comandancias del sur de Espa?a, caso de Almer¨ªa.
La demanda detalla los nombres de 15 guardias civiles, entre agentes de la escala b¨¢sica y mandos de dicha comandancia. En el texto de la demanda se manifiesta "la existencia de una red de corrupci¨®n organizada y perfectamente jerarquizada en dicha Unidad Org¨¢nica de Polic¨ªa Judicial de la Comandancia de Melilla, dedicada, al menos, al tr¨¢fico de estupefacientes mediante el aprovechamiento de la condici¨®n de guardias civiles de sus miembros (...) Nos relata, igualmente, la conexi¨®n de estos funcionarios corruptos con las mafias y redes de Melilla y las que se encuentran al otro lado de la frontera en Marruecos. Adem¨¢s, nos indica las conexiones y el trabajo conjunto de varios de los querellados con otros componentes del cuerpo de la Guardia Civil, que realizan las mismas funciones de represi¨®n del narcotr¨¢fico, en la Unidad Org¨¢nica de Polic¨ªa Judicial de la Comandancia de Almer¨ªa y pone de manifiesto c¨®mo todos ellos llevan a cabo su actividad delictiva en otras provincias...". La demanda detalla con gran precisi¨®n hechos y operaciones donde, presuntamente, miembros de la guardia civil actuaban en connivencia con los narcos.
El asunto ha merecido alguna respuesta airada de los mandos en Melilla, pero el sindicato amenaza con ir hasta el fondo. El sindicato se queja de que el sistema impuesto en la Guardia Civil, adem¨¢s de escasamente dotado, carece de autentica autonom¨ªa y tiene dificultades para investigar aquellos casos en los que est¨¦n implicados mandos policiales. La propia Guardia Civil reconoce que Asuntos Internos act¨²a a requerimiento de los jefes de unidades.
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