S¨®lo bombas
?Qu¨¦ diferencia hay entre poner bombas y bombardear? Muy sencillo: las bombas las ponen los malos, las bombas las arrojan desde los aviones los buenos. Para alcanzar una gloria semejante los buenos y los malos han recorrido caminos muy dispares. Los buenos se han levantado tranquilamente de la cama por la ma?ana despu¨¦s de un sue?o reparador; han desayunado zumo de naranja, caf¨¦ y tostadas; han besado a los ni?os que se iban al colegio y al beb¨¦ adorable que se quedaba en la cuna; luego se han dado una buena ducha y en el espejo del ba?o, mientras se afeitaban, se ha reflejado su mirada limpia sin rastro de culpa; su mujer les ha despedido con otro beso en el rellano y unos se han ido a trabajar a las oficinas del Gobierno, otros al cuartel, otros a la f¨¢brica de armas. En esas instituciones y empresas del Estado los buenos se han movido entre grandes ideales y palabras sagradas, que ser¨ªan puro flato si detr¨¢s no hubiera ca?ones, misiles y bombarderos. Cada uno ha cumplido con su deber, bien remunerado, que les permite llenar la cesta de la compra todos los d¨ªas y llevar de fin de semana a la familia feliz a pescar truchas al r¨ªo. En cambio, los malos esa misma noche han dormido bajo una convulsa pesadilla en una piltra maloliente y les ha despertado una llamada de tel¨¦fono con una contrase?a para convocarlos de madrugada en un s¨®tano infame de extrarradio donde otros seres nocturnos, que tambi¨¦n est¨¢n en busca y captura, les esperaban para mezclar sustancias explosivas en unos bidones o cebar un coche robado con ollas repletas de tornillos y dinamita, pero todos tienen por igual la mente deslumbrada y en el hueco del cr¨¢neo, como en una campana neum¨¢tica, les suenan obsesivamente las mismas voces prof¨¦ticas que o¨ªan los redentores y visionarios. El resultado del esfuerzo de los buenos y los malos suele ser parecido y en ambos casos converge en un c¨²mulo de sangre. Un mismo d¨ªa, mientras un bombardero de alta precisi¨®n, cuyo dise?o es un modelo de arte conceptual, lanza un misil equivocado contra un colegio o un hospicio, un coche bomba de aspecto polvoriento estalla en un mercado popular. Cumplido su respectivo ideal, que ha creado una carnicer¨ªa ambivalente, los malos vuelven a la ratonera y all¨ª celebran el ¨¦xito asando un cordero clandestino; los buenos desfilan, reciben medallas, invocan a la patria y despu¨¦s del trabajo llegan a casa y le preguntan a su mujer: ?ha hecho caquita el ni?o? Los malos han puesto una bomba, los buenos s¨®lo han bombardeado.
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