El ¨¢rbitro desquicia al Zaragoza
Varias decisiones de Losantos y la absurda autoexpulsi¨®n de ?lvaro dan alas a un Madrid que s¨®lo puso energ¨ªa
Algunos apuntes de cambio en el Madrid no impidieron un partido de medio pelo, resuelto por una acumulaci¨®n de factores ajenos al juego. A la victoria del Madrid contribuyeron los desprop¨®sitos de ?lvaro, empe?ado en eliminarse del encuentro, y los graves errores del ¨¢rbitro, que tiene una idea muy particular del fuera de juego. Concedi¨® el segundo tanto del Madrid en medio de la sorpresa general. Hubo tantas infracciones en esa jugada que el ¨¢rbitro qued¨® muy desacreditado. El Zaragoza no encontr¨® nada favorable en el camino. Se qued¨® sin centrales, jug¨® con diez todo el segundo tiempo, sufri¨® las p¨¦simas decisiones del ¨¢rbitro y no tuvo m¨¢s jugador que Villa, uno de los delanteros m¨¢s inquietantes para el Madrid en la Liga.
REAL MADRID 3 - ZARAGOZA 1
Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Samuel, Roberto Carlos; Figo (Gravesen, m. 68), Beckham (Celades, m. 87), Zidane, Solari; Ra¨²l y Ronaldo (Owen, m. 67).
Zaragoza: Luis Garc¨ªa, Ponzio, Alvaro, C¨¦sar Jim¨¦nez (Aranzabal, m. 23), Toledo; Zapater (Cuartero, m. 60), Movilla; Cani (Galletti, m. 74), ?scar Gonz¨¢lez, Savio; y Villa.
Goles: 0-1. M. 21. Villa se va de Helguera y Samuel, regatea a Casillas y marca por bajo. 1-1. M. 41. Ronaldo toca sobre Ra¨²l y ¨¦ste supera a Luis Garc¨ªa con una vaselina. 2-1. M. 53. Zidane env¨ªa a Figo, que, en fuera de juego, dispara; rechaza el portero y Ronaldo cabecea. 3-1. M. 85. Owen marca pegado al palo.
?rbitro: Losantos Omar. Expuls¨® a ?lvaro (m. 53) por doble tarjeta amarilla. Amonest¨® a Ponzio, Samuel, Figo y Salgado.
Unos 70.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Lo novedoso del Madrid no estuvo en el juego, de vuelo corto durante la mayor parte del encuentro, sino en la energ¨ªa que despleg¨® el equipo. Qued¨® claro que hab¨ªa una orden que cumplir: acosar al rival en su campo, adelantar la l¨ªnea defensiva hasta lugares insospechados en las ¨²ltimas temporadas, equilibrar en la medida de lo posible las tendencias individualistas de sus estrellas con las necesidades colectivas. No es poco para el Madrid, equipo de naturaleza ca¨®tica, con jugadores poco solidarios en el esfuerzo. Lo agradeci¨® la hinchada, que ech¨® en falta un poco de f¨²tbol. Hay un notable d¨¦ficit de juego sin Guti, ausente frente al Zaragoza. Beckham se ocup¨® del papel creativo sin demasiado ¨¦xito. Es cierto que dibuj¨® dos pases excepcionales. Dos pases largos, por supuesto. Tiene un gran pie derecho, pero su registro creativo es corto. Solari le ayud¨® con su habitual despliegue f¨ªsico, importante en un partido que se jug¨® a buen ritmo, algo impropio en el Madrid. Esa fue la novedad de un equipo que por fin activ¨® su sistema nervioso.
Su victoria, sin embargo, se debi¨® a otros factores. El Zaragoza ayud¨® en el resultado. Varios de sus jugadores se escondieron flagrantemente. Savio se dio una tarde de vacaciones, Cani jug¨® con una timidez escandalosa y tampoco hubo muchas noticias de ?scar y Zapater. A ninguno le corresponden tantas responsabilidades como a ?lvaro, el central que hab¨ªa sostenido el chiringuito defensivo durante el primer tiempo. Pero el hombre no domina sus emociones. Se ech¨® al monte en dos entradas innecesarias y muy violentas a Ra¨²l. Vamos, que se elimin¨® del partido. El ¨¢rbitro le expuls¨® con buen criterio, cosa que no se pudo decir de varias de sus decisiones, algunas de las cuales fueron determinantes. Alcanz¨® el m¨¢ximo grado de incompetencia en el segundo gol del Madrid, precedido por una jugada donde todo el mundo estaba en fuera de juego. El ¨¢rbitro, tambi¨¦n. Concedi¨® el gol a Ronaldo y all¨ª se acab¨® el partido, con el consentimiento del ¨¢rbitro, que se hizo el lonchas en un penalti clamoroso de Salgado a Villa.
A Villa correspondi¨® defender el pabell¨®n del Zaragoza. Lo hizo en solitario, con el coraje que le caracteriza. Siempre hace da?o a la defensa del Madrid. Es un delantero listo y competitivo. Una bicoca para el Zaragoza. Marc¨® el primer tanto del encuentro tras un error de Helguera, que se sobr¨® en el corte de la pelota. Villa la pele¨®, se la llev¨® y se dirigi¨® como un tiro hacia al ¨¢rea, donde Samuel asisti¨® con mucha educaci¨®n al regate de Villa, que cerr¨® el jugad¨®n con una gambeta larga a Casillas. Luego dej¨® la pelota en la red. Fue el golazo de un jugador que no encontr¨® compa?¨ªa en su equipo. Unos porque se borraron; otros porque enloquecieron. Y uno porque no estaba. Fue C¨¦sar Jim¨¦nez, abatido por Figo con una patada violenta, artera, intolerable.
Si los factores estrictamente futbol¨ªsticos no determinaron la victoria del Madrid, no se puede hablar de un buen partido del equipo. Corto de oportunidades, sac¨® provecho de una espectacular combinaci¨®n entre Zidane, Ronaldo y Ra¨²l, muy fino en el remate del empate. Fue la mejor noticia para el Madrid, que comenzaba a dar algunos s¨ªntomas de nerviosismo. Tambi¨¦n la hinchada, que no se distingue por su paciencia. El gol tranquiliz¨® a la parroquia. Del resto se encarg¨® ?lvaro, empe?ado en una cacer¨ªa absurda a Ra¨²l. Convirti¨® una jugada intrascendente en el momento decisivo del encuentro. En mitad de ninguna parte, le tir¨® una viaje brutal al delantero madridista. El estupor se apoder¨® de los jugadores del Zaragoza. De repente se vieron ante un problem¨®n: sostener el empate ante el Madrid, en el Bernab¨¦u y con un ¨¢rbitro regal¨®n. En la siguiente acci¨®n, Ronaldo anot¨® el segundo tanto.
Al Madrid le falt¨® autoridad en el ¨²ltimo trecho del encuentro. Pas¨® momentos de dificultad y no pudo disfrutar del ingreso de Gravesen, recibido entre ovaciones por la hinchada. No ofreci¨® elementos para un juicio. El Madrid atravesaba ciertas dificultades y no se descartaba el empate. No fue as¨ª. Owen marc¨® el tercer gol con la colaboraci¨®n del portero y el Madrid respir¨® por fin.
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