Curas, putas, escopetas, vino
Valle-Incl¨¢n fue escritor de muchos estilos: en las tres Comedias b¨¢rbaras -que llegaron a ser representadas en este mismo escenario juntas- planteaba el tema del feudalismo agrario, gallego, con ese idioma propio que hac¨ªa que el castellano sonase a gallego. Montenegro es el se?or b¨¢rbaro, y no era una figura hist¨®rica, sino que a¨²n exist¨ªan los arist¨®cratas cuyo pazo -palacio- era al mismo tiempo un fuerte.
Cara de Plata es la primera de las tres obras que forman esta dura historia; pero, cronol¨®gicamente, es la ¨²ltima de la serie: el final, la decadencia. Arranca con una revuelta de irmandi?os a los que el se?or impide el paso por sus tierras para abrevar el ganado: el director Ram¨®n Sim¨® los presenta todos con paraguas, con proyecciones de caballos y vacas, en un decorado inquieto de un pa¨ªs monta?oso y abrupto; sus elementos se mueven continuamente. No s¨¦ si Valle- Incl¨¢n tendr¨ªa base en la revuelta de los irmandi?os -hermanitos- de mediados del siglo XV, que empezaron contra un se?or feudal y contra su hijo bastardo y llegaron a dominar Galicia durante unos a?os: las figuras del coro de arranque de esta versi¨®n, con sus paraguas y sus impermeables o casacas del color pardo de la tierra gritan sus maldiciones y sus vaticinios: "A esta casta de renegados la hemos de ver sin pan y sin tejas. ?Adarves m¨¢s altos han ca¨ªdo!". Esta palabra, adarve, es arcaica (del ¨¢rabe: dar, puerta; casa de puertas cerradas, amurallada, un fuerte), y como ¨¦stas hay muchas en el texto; algunas inventadas, otras fronterizas galaico-leonesas, dentro de una sintaxis tambi¨¦n arcaizante.
Cara de Plata
De Ram¨®n M. del Valle-Incl¨¢n. Int¨¦rpretes: ?scar Rabad¨¢n, Miguel Z¨²?iga, Pablo V¨¢zquez, Alfredo Alba, Josep Albert, Pedro G. de las Heras, Jes¨²s Alcalde, Martxelo Rubio, Ra¨²l Prieto, Andr¨¦s Ruiz, Santiago S. Rold¨¢n, Eduardo Mayo, ?ngel Solo, Luc¨ªa Quintana, Maite Brik, Carlota Gavi?o, Elena Gonz¨¢lez, Jes¨²s Noquero, B¨¢rbara Goenaga, Chete Lera, Enrique Fern¨¢ndez, Pepo Oliva, Juan Codina, Susi S¨¢nchez. Escenograf¨ªa: Christoph Sch¨¹biqer. Iluminaci¨®n: Quico Guti¨¦rrez. Vestuario: Mar¨ªa Araujo. M¨²sica: Joan Alavedra. Iluminaci¨®n: Miguel Camacho. Direcci¨®n: Ram¨®n Sim¨®. Teatro Mar¨ªa Guerrero, Centro Dram¨¢tico Nacional. Madrid.
De la misma manera, Valle escribir¨ªa sus Luces de bohemia con acentos de sainete madrile?o y conversaciones de intelectuales nocherniegos; y otras con un humor sin tierra. Paraguas, ganado, gritos de odio, amenazas, gritos de que el mundo est¨¢ para acabarse, trasuntos del diablo, curas de trabuco y vino y mozas y cartas de baraja se amontonan con gran satisfacci¨®n del director y la figurinista, que buscan as¨ª a?adir su expresi¨®n a la del autor.
Frialdad
No les es muy f¨¢cil: algo de frialdad atraviesa todo, un algo ?o?o de pudor en los desnudos, senos y nalgas que hurtan de perfil y en instantes su presencia al espectador, mientras el di¨¢logo se hace directo, y un cura saca su pistola y otro apunta y dispara con su escopeta de cazador, cuando en el texto se refiere a su trabuco de boca acampanada; el cura trabucaire, tan citado en la literatura hist¨®rica (aunque la palabra sea catalana, se daba en Castilla y en Galicia); en defensa de su sobrina y ahijada del feudal, que se la lleva cuando todos giran en torno a la doncella, otro s¨ªmbolo de la pureza, naturalmente vestida de blanco entre todos los enlutados que la rodean; y luego de negro ella misma cuando pierde lo que Valle llama su flor; toda alusi¨®n al t¨®pico popular est¨¢ tratada y pasada por su estilo.
Hay escenas de org¨ªa de pueblo, curas y putas, bandidos y sacristanes, vino corriente, orujo, y se quedan fr¨ªas. Demasiada coreograf¨ªa; dir¨ªa yo que demasiada direcci¨®n, demasiada colocaci¨®n de las figuras y de su movimiento de bailoteo. No siempre sienta bien a los actores: si algunos de ellos son de alta categor¨ªa esc¨¦nica, y los dem¨¢s no desmerecen, algo pasa que las figuras no trascienden ni en su enormidad ni en su bajeza. Ni trasciende, por mucho que se insista en ello en algunos comentarios, la lucha de clases, la revuelta del pobre aplastado por el rico: es una obra instintiva, de vino y sexo, primitiva. Al titular su trilog¨ªa Comedias b¨¢rbaras, Valle estaba definiendo el fondo de lo que describ¨ªa, y que hasta entonces era in¨¦dito en el teatro espa?ol.
Tuvo aplausos intensos del p¨²blico del estreno, tuvo salidas de los actores y de los creadores. El recuerdo del gran escritor nos domin¨® a todos.
Babelia
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