El Gobierno franc¨¦s afronta una dura semana de huelgas y protestas
El desaf¨ªo de Sarkozy a Chirac agita las aguas en la derecha
Mientras que el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, ensaya su mejor sonrisa para la gran operaci¨®n de relaciones p¨²blicas que oficiar¨¢ hoy en Toulouse junto a Tony Blair, Gerhard Schr?der y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en la presentaci¨®n del gigantesco Airbus A-380, el desgastado Gobierno de Jean-Pierre Raffarin se prepara para afrontar una semana negra, de huelgas y protestas en los servicios p¨²blicos franceses.
La imagen del Ejecutivo se deteriora a ojos vista, pero la posibilidad de un cambio del inquilino en Matignon -residencia del primer ministro-, que a finales del a?o pasado parec¨ªa inminente, ha desaparecido del horizonte pol¨ªtico. Ma?ana mismo, los empleados de correos tienen previsto cerrar sus ventanillas en protesta contra el proyecto de ley que prev¨¦ una reorganizaci¨®n de la red postal y una t¨ªmida liberalizaci¨®n del sector; les seguir¨¢n el mi¨¦rcoles los trabajadores de los ferrocarriles, la SNCF, en guerra contra la reducci¨®n de m¨¢s de 3.500 puestos de trabajo, en buena parte a causa de la crisis del transporte de mercanc¨ªas. El jueves ser¨¢n los sindicatos de maestros y profesores quienes intentar¨¢n paralizar el sistema escolar para evitar que salga adelante el proyecto de ley de reforma de la educaci¨®n presentado la semana pasada por el Ejecutivo. Y en el horizonte inmediato, antes de fin de mes, una jornada nacional contra la revisi¨®n de la jornada laboral de 35 horas ha conseguido el milagro de restablecer la unidad sindical en Francia.
Los sindicatos de la funci¨®n p¨²blica piden aumentos salariales de un 5%, mientras que Raffarin no les da m¨¢s de un 1% y repartido en dos fases: medio punto en febrero y el resto en noviembre, de manera que la repercusi¨®n sobre el d¨¦ficit de este ejercicio sea lo m¨¢s reducida posible. El ministro de Administraciones p¨²blicas ha advertido inmediatamente que el d¨ªa de huelga no se cobrar¨¢. El Ejecutivo de Raffarin bracea en medio de la crisis.
Divisi¨®n en el partido
Paralelamente, Nicolas Sarkozy, el pol¨ªtico m¨¢s ambicioso de la derecha francesa y el ¨²nico que, abiertamente, plantea cambios de profundidad en el modelo social y econ¨®mico galo, ha lanzado su primer desaf¨ªo contra el chiraquismo gobernante. El que fuera ministro del Interior y despu¨¦s de Econom¨ªa y Finanzas, obligado por el propio Chirac a abandonar el Gobierno para ocupar la presidencia de la Uni¨®n por una Mayor¨ªa Popular (UMP), el partido chiraquista, est¨¢ ahora en una situaci¨®n privilegiada para encarnar la renovaci¨®n de la derecha sin padecer las quemaduras del ejercicio del poder.
Y no ha perdido el tiempo. A finales de noviembre se coron¨® en una ceremonia populista y dej¨® el Gobierno. Ha dejado pasar las fiestas, y el jueves, en el tradicional encuentro de principios de a?o con los medios de comunicaci¨®n, Sarkozy encendi¨® todas las alarmas en el palacio del El¨ªseo proponiendo que el futuro candidato de la UMP a la presidencia de la Rep¨²blica -unas elecciones para las que todav¨ªan faltan m¨¢s de dos a?os- sea elegido por la militancia en unas primarias. Por si esto fuera poco, insisti¨® en la revisi¨®n de los principios republicanos, proponiendo un sistema de inmigraci¨®n por cuotas seg¨²n pa¨ªses y calificaciones profesionales, e incluso sembr¨® dudas sobre el aparente consenso del s¨ª a la Constituci¨®n Europea: anunci¨® una consulta entre los cargos ejecutivos de la UMP sobre la entrada de Turqu¨ªa -una andanada directa contra Chirac-, lo que abri¨® una brecha por la que inmediatamente se col¨® el centrista Fran?ois Bayrou.
Desde el entorno de Chirac hubo algunas respuestas airadas que acusaban a Sarkozy de atentar contra las esencias de la V Rep¨²blica. Sin embargo, desde el Ejecutivo la respuesta ha sido m¨¢s discreta. El propio Dominique de Villepin, su sucesor en Interior y el hombre que muchos sit¨²an como el delf¨ªn de Chirac, se limit¨® a recitar una declaraci¨®n de principios. "Soy gaullista y lo reivindico", dijo Villepin, "y en la tradici¨®n gaullista, la elecci¨®n presidencial es el encuentro entre un hombre o una mujer, y el pueblo", dejando claro su escaso aprecio por la democracia directa. Y es que el problema del ministro del Interior es que ha llegado hasta la ¨¦lite pol¨ªtica sin haber sido jam¨¢s elegido en unas elecciones.
Sus rivales pol¨ªticos y muchos analistas apuntan que Sarkozy, fuera del Gobierno, lo tendr¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil para desplegar su encanto y hacer alardes de su energ¨ªa, pero este comienzo de a?o parece apuntar todo lo contrario.
Los problemas del presidente
Hay una raz¨®n de peso para que la batalla por las presidenciales de 2007 en el seno de la mayor¨ªa conservadora haya comenzado de forma tan ruda. Si en tal fecha deja el palacio del El¨ªseo, Jacques Chirac podr¨ªa acabar procesado por la financiaci¨®n ilegal de su partido durante los 18 a?os en que fue alcalde de Par¨ªs, entre 1977 y 1995.
Hasta ahora, todos los intentos de hacerle declarar han fracasado porque le protege la inmunidad que otorga el cargo de presidente de la Rep¨²blica. Y ¨¦sta es una de las razones por las que, hasta el momento, Chirac ha dejado abierta la puerta a la posibilidad de volverse a presentar como candidato a la presidencia.
En su partido se buscan soluciones. El senador chiraquista Patrice Gelard ha promovido un cambio en la Constituci¨®n que otorgar¨ªa el cargo de senador vitalicio a todos los ex presidentes de la Rep¨²blica, lo que a su vez les extender¨ªa, tambi¨¦n de forma vitalicia, la inmunidad parlamentaria. Ello dificultar¨ªa enormemente imputar a Chirac en un proceso judicial. Se trata, obviamente, de una sonda lanzada de cara a la opini¨®n p¨²blica, ya que, tal y como est¨¢ planteado, el proyecto de Gelard exigir¨ªa una reforma constitucional que deber¨ªa ser aprobada en refer¨¦ndum.
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