Una puerta a la esperanza
La elecci¨®n de Mahmud Abbas como nuevo l¨ªder palestino abre aparentemente una puerta a la esperanza. Durante la campa?a electoral, Abbas pidi¨® el cese de la Intifada y de los atentados terroristas contra Israel. El hecho de haber sido elegido presidente de la Autoridad Nacional Palestina con abrumadora mayor¨ªa demuestra que actualmente su postura es compartida por la mayor parte del pueblo palestino. Es decir, que si los pr¨®ximos pasos se dan con sensatez y cautela tanto por parte de Abbas como de Ariel Sharon, podr¨ªan reanudarse pronto las negociaciones.
Mahmud Abbas deber¨¢ ahora demostrar que goza de la autoridad que mostr¨® durante la campa?a electoral y tendr¨¢ que hacerlo en relaci¨®n con cuestiones fundamentales tales como: mejorar la penosa situaci¨®n social y econ¨®mica en la Autoridad Nacional Palestina, lograr integrar en su Gobierno facciones hasta ahora radicales y que han abanderado la lucha armada contra Israel, intentar que Ham¨¢s deje de lanzar misiles Qassam desde la franja de Gaza hacia territorio israel¨ª y, por supuesto, est¨¢ una cuesti¨®n muy importante: una vez que Israel se retire de Gaza, ?conseguir¨¢ implantar un orden social adecuado que sirva de expresi¨®n de la soberan¨ªa palestina y de su capacidad para restablecerse tras tantos a?os de ocupaci¨®n?
Nadie sabe si ser¨¢ capaz de hacerlo, pero todos tienen claro que est¨¢ destinado a fracasar si en paralelo Ariel Sharon no emprende medidas de inmediato. Hay varios pasos que Sharon puede y debe dar en estos momentos: reunirse lo antes posible con Abbas y reanudar las negociaciones, contar plenamente con la nueva directiva palestina a la hora de proceder a la retirada de la franja de Gaza, tomar medidas urgentes para mejorar la calidad de vida de los palestinos bajo ocupaci¨®n, anunciar cambios en el trazado del muro teniendo en cuenta lo m¨¢s posible las necesidades vitales de los palestinos, hacer que los controles militares no sean tan estrictos y quiz¨¢ lo m¨¢s importante para la sociedad palestina: liberar a los presos recluidos en las c¨¢rceles israel¨ªes.
Estos pasos pueden suponer algunos riesgos. Unos controles menos estrictos podr¨ªan animar a los grupos extremistas a volver a enviar suicidas a las calles de Jerusal¨¦n y Tel Aviv, algo que perjudicar¨ªa a los israel¨ªes pero tambi¨¦n a los propios palestinos y a sus posibilidades para dejar de estar bajo ocupaci¨®n. Hoy en d¨ªa ambos pueblos est¨¢n metidos en un c¨ªrculo vicioso tan destructivo que cualquier intento para mejorar realmente la situaci¨®n actual obliga a ambos lados a actuar de manera absolutamente distinta de como han actuado hasta ahora. En otras palabras: unos y otros han de empezar a emplear la ret¨®rica de la reconciliaci¨®n y sobre todo deben comprometerse a algo muy duro para ambos: seguir con el proceso de paz mientras luchan conjuntamente contra el terrorismo, que probablemente no cesar¨¢ a corto plazo.
La l¨®gica de la mayor¨ªa moderada dice: ahora se abre una nueva etapa y hay posibilidades de llegar a un acuerdo. En cambio, la l¨®gica de las facciones extremistas con Ham¨¢s a la cabeza dice: el anterior proceso de paz (el proceso de Oslo) fue en realidad una trampa israel¨ª para consolidar la ocupaci¨®n y los asentamientos de colonos, y s¨®lo gracias a la violencia y la lucha armada Israel ha decidido actualmente retirarse de la franja de Gaza. Por tanto, los extremistas proclaman que la lucha armada y los actos terroristas continuar¨¢n a lo largo del proceso negociador de Mahmud Abbas.
Si resulta ser as¨ª, tambi¨¦n hay que suponer que el foco del terrorismo tras la retirada israel¨ª de Gaza pasar¨¢ a ser Cisjordania y Jerusal¨¦n Este, donde seguir¨¢ habiendo dos millones de palestinos bajo ocupaci¨®n. ?Conseguir¨¢ Mahmud Abbas refrenar a esos grupos radicales y obligarlos a acatar las directrices del Gobierno central? ?Lograr¨¢ maniobrar entre las presiones contrarias de Israel y EE UU, por un lado, y de las distintas facciones palestinas, por otro? Por honradez, debemos concederle el beneficio de la duda. Quien dude de la capacidad de Abbas puede animarse pensando en la revoluci¨®n y el giro en la historia que provoc¨® un hombre gris como Anuar el Sadat cuando subi¨® al poder en Egipto tras la muerte del carism¨¢tico Nasser. Adem¨¢s, mejor que nadie se equivoque creyendo que Mahmud Abbas pretende ser el primer palestino sionista y que aceptar¨¢ todas las exigencias israel¨ªes y norteamericanas. Convendr¨ªa que Israel recordase que s¨®lo un l¨ªder palestino que obtenga el apoyo de su pueblo y defienda a ultranza sus derechos puede ser un aut¨¦ntico partner en un proceso de paz serio.
Posdata: ?acaso significa algo el hecho de que ahora se pueda escribir un art¨ªculo entero sobre los palestinos sin mencionar ni una sola vez a Yasir Arafat? Bueno, las cosas no son tan simples: la imagen del rais ha planeado sin duda sobre la campa?a electoral palestina, pero puede ser tambi¨¦n que los palestinos, con el fin de acostumbrarse a la nueva realidad y a la nueva directiva, necesiten ahora hacer una especie de "transformaci¨®n" en su conciencia de Arafat y toda su herencia. Pero no nos equivoquemos. Arafat, como idea, como s¨ªmbolo, como gu¨ªa, puede volver a aparecer con toda su fuerza incluyendo sus aspectos m¨¢s destructivos e inflexibles cuando las negociaciones con Israel traten de las cuestiones verdaderamente pr¨¢cticas y llegue el turno de hacer dolorosas concesiones.
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