La discusi¨®n
Lo ¨²nico que yo quer¨ªa decirle cuando le llam¨¦ el lunes es que me parec¨ªa encomiable que una de las fiestas nacionales de Estados Unidos fuera el cumplea?os de Martin Luther King; se lo dec¨ªa porque en ese momento la Radio P¨²blica hab¨ªa pedido a sus oyentes que llamaran leyendo alg¨²n texto de una cultura distinta a la suya de origen en el que se resaltara el valor de la igualdad entre los hombres y la centralita se hab¨ªa colapsado. En las voces de la gente sonaron palabras de Edward Said, de Primo Levi, de Walt Whitman. Eso era lo ¨²nico que quer¨ªa contarle, pero ¨¦l reaccion¨® como si tuviera un resorte, me dijo que qu¨¦ es lo que quedaba en EE UU del esp¨ªritu de Luther King, que para lo ¨²nico que les serv¨ªa a los americanos su recuerdo era para hacer puente. Algo queda, le dije, cuando hace unos d¨ªas se ha detenido a uno de los implicados en el asesinato en Misisip¨ª de los tres activistas por los derechos civiles; algo queda cuando ese delito no s¨®lo no ha prescrito, sino que 41 a?os despu¨¦s se puede meter entre rejas a un viejo predicador racista. Si Martin Luther King levantara la cabeza, me dijo, lo ¨²nico que ver¨ªa es que el 80% de los presos son negros pobres. Y eso qu¨¦ quiere decir, le dije, ?que todos los blancos americanos son culpables? Hay muchas formas de ser culpable, me dijo, una de ellas refrendando mayoritariamente a un individuo como Bush. Pero hay casi un 50% de electores que votaron por Kerry, le dije, ?ese n¨²mero no cuenta? Y eso qu¨¦ importa, me dijo, no veo diferencias entre los dos candidatos. Entonces, le dije, si no hay diferencias, por qu¨¦ culpar al electorado. Eso es lo que hacen, me dijo, vivir sin culpa, aislarse de lo que pasa en el mundo. Pero tambi¨¦n hay una voluntad de no aislamiento, le dije, los americanos son los que m¨¢s contribuyen individualmente a la ayuda de los pa¨ªses pobres. Hacen caridad despu¨¦s de destruirlos, me dijo, eso es lo perverso, y encima dan limosna como si fueran inocentes. Nos colgamos el tel¨¦fono molestos, casi sin decirnos adi¨®s. ?l se qued¨® pensando que la raz¨®n estaba de su parte. Yo me qued¨¦ pensando que ¨¦l ten¨ªa raz¨®n, pero no toda. Ese pensamiento posterior a nuestra discusi¨®n es lo que verdaderamente nos separa.
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