Lo que el mundo espera de Estados Unidos
La comunidad internacional aguarda expectante el comienzo de la nueva etapa presidencial
La reelecci¨®n de George W. Bush, que ayer jur¨® para su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, ha convertido al mundo en un lugar m¨¢s peligroso. ?sta es la opini¨®n del 58% de los encuestados en un sondeo realizado por la BBC brit¨¢nica en 21 pa¨ªses. S¨®lo en tres de ellos -India, Polonia y Filipinas- la mayor¨ªa considera lo contrario. "?ste es un retrato bastante sombr¨ªo de Estados Unidos en el mundo", asegura Steven Kull, director del Programa sobre Actitudes Pol¨ªticas Internacionales, organizaci¨®n que ha desarrollado la encuesta junto con GlobesScan. Pero en este preocupante panorama, sin embargo, Europa percibe un cambio radical en la atm¨®sfera de sus relaciones transatl¨¢nticas; Asia espera un cambio sustancial en los pr¨®ximos cuatro a?os, y el mundo ¨¢rabe reclama de manera un¨¢nime que Bush vuelva a ser el mediador honesto e imparcial que fueron los anteriores presidentes, en particular, Bill Clinton. Latinoam¨¦rica pide mayor atenci¨®n a la nueva Administraci¨®n, y ?frica, alivio de la pobreza.
EUROPA Un cambio radical
Europa percibe un cambio radical en la atm¨®sfera de sus relaciones con Estados Unidos y est¨¢ a la espera de que los hechos de esta segunda Administraci¨®n de Bush confirmen la impresi¨®n. De Washington llegan palabras que suenan bien y desde este lado del Atl¨¢ntico tampoco se han ahorrado gestos. Una alta fuente estadounidense subraya el discurso de Jacques Chirac al cuerpo diplom¨¢tico acreditado en Par¨ªs, en el que el presidente franc¨¦s expresaba su voluntad de demostrar la vitalidad del v¨ªnculo transatl¨¢ntico.
Bush va a viajar a Bruselas el 22 de febrero para celebrar sendas cumbres en la OTAN y en la UE. Europa lo interpreta como un deseo americano de tender puentes de comunicaci¨®n. Europa y Estados Unidos han puesto como ejemplo de los beneficios de la actuaci¨®n conjunta los esfuerzos para resolver la crisis electoral de Ucrania y los socorros prestados a las v¨ªctimas del tsunami. Incluso en el frente comercial se ha pactado una tregua en la disputa entre Boeing y Airbus. Adem¨¢s del papel que Europa est¨¦ dispuesta a jugar en Irak tras las elecciones del d¨ªa 30, las piedras de toque inmediatas de la relaci¨®n transatl¨¢ntica ser¨¢n Oriente Pr¨®ximo y el levantamiento del embargo de armas a China. En Oriente Pr¨®ximo, Europa espera un aut¨¦ntico compromiso de Washington con el proceso de paz. Con respecto a China, es Washington el que espera contenci¨®n europea. "Europa no es consciente de lo que supone China quiz¨¢ porque est¨¢ muy lejos", dec¨ªa la semana pasada en Bruselas Bill Frist, jefe de la mayor¨ªa republicana en el Senado.
ASIA La crisis de Corea del Norte
Durante el primer mandato, Bush centr¨® su atenci¨®n en Irak y Afganist¨¢n en detrimento de otras regiones. Asia espera que en estos segundos cuatro a?os la situaci¨®n cambie y la nueva Administraci¨®n estadounidense dedique m¨¢s esfuerzos a la zona, que desemboquen en la resoluci¨®n de crisis como la nuclear en Corea del Norte, que se encuentra estancada. Aunque no se prev¨¦n grandes cambios en la pol¨ªtica de Washington en Asia, donde la guerra de Irak ha provocado un fuerte rechazo entre las comunidades isl¨¢micas, los l¨ªderes regionales conf¨ªan en que Bush escuche a sus aliados y no se deje llevar por la tentaci¨®n de utilizar su victoria en las urnas como un salvoconducto para incrementar su pol¨ªtica de unilateralismo. Los expertos vaticinan una mezcla sutil de continuidad y cambio.
La impopularidad de la guerra de Irak est¨¢ empujando a la Administraci¨®n de Bush a buscar apoyos internacionales, especialmente en Asia, como ha puesto de manifiesto el esfuerzo realizado por Washington para llevar ayuda a las v¨ªctimas del tsunami en Indonesia.
Para China, Taiwan ser¨¢ el eje alrededor del cual girar¨¢n sus relaciones con EE UU. Pek¨ªn espera que Washington mantenga la estabilidad en el Estrecho y no venda armamento a la isla, que considera parte integral de su territorio.
La salida del m¨¢s moderado Colin Powell ha despertado inquietudes en la regi¨®n, pero su sucesora en la Secretar¨ªa de Estado, Condoleezza Rice, ha intentado calmar los temores. "En Asia, nos hemos movido m¨¢s all¨¢ de la falsa asunci¨®n de que es imposible tener buenas relaciones con todas las potencias. Nuestras alianzas en la zona nunca han sido m¨¢s fuertes, y utilizaremos esa fuerza para asegurar la paz y la prosperidad", dijo el pasado martes, a?adiendo que Jap¨®n, Corea del Sur y Australia son "socios claves" para luchar contra las amenazas comunes.
MUNDO ?RABE A la espera del mediador imparcial
El Gobierno israel¨ª conf¨ªa en que el presidente Bush contin¨²e siendo en su segundo mandato el "mejor amigo" que ha tenido en la Casa Blanca, pero que al mismo tiempo vele con m¨¢s ah¨ªnco por sus intereses en la regi¨®n, lo que supone doblegar a sus enemigos tradicionales, especialmente a Siria e Ir¨¢n, que para el Ejecutivo de Ariel Sharon suponen la amenaza m¨¢s importante, una vez derrocado el r¨¦gimen iraqu¨ª de Sadam Husein.
Las esperanzas israel¨ªes se contradicen con los anhelos del mundo ¨¢rabe, especialmente de los palestinos, que reclaman de manera un¨¢nime que Bush vuelva a ser en este segundo mandato al menos el honest broker (mediador honesto e imparcial) que fueron los ¨²ltimos responsables de la Casa Blanca, especialmente su predecesor Bill Clinton, poniendo punto final a un primer periodo de parcialidad en el que ha venido beneficiando y defendiendo los intereses israel¨ªes por encima de los de cualquier pa¨ªs ¨¢rabe.
Para los gobiernos de los pa¨ªses ¨¢rabes de la zona, la primera prueba sobre la imparcialidad del segundo mandato de Bush quedar¨¢ demostrado dentro de pocos d¨ªas, cuando se conozca oficialmente el nombre del nuevo enviado especial de EE UU en Oriente Pr¨®ximo, un cargo que qued¨® vacante en su anterior etapa. Para la comunidad ¨¢rabe el mejor punto de referencia para este cargo es Dennis Ross, que desempe?¨® el cargo de enviado especial durante 12 a?os -1988 a 2000- primero bajo el mandato de Bush padre y despu¨¦s sobre Bill Clinton, en un periodo de esperanzas en el que se celebr¨® la Conferencia de Madrid y se firmaron los Acuerdos de Oslo.
LATINOAM?RICA Un poco m¨¢s de atenci¨®n
Am¨¦rica Latina, diversa pol¨ªticamente aunque mayoritariamente convergente sobre el modelo econ¨®mico a seguir, agradecer¨ªa del segundo Gobierno de George W. Bush un poco m¨¢s de atenci¨®n. El 11-S y la posterior invasi¨®n de Irak la borraron de la agenda del primer mandato, que se volc¨® en los asuntos de seguridad y, de hecho, olvid¨® los temas pendientes con Latinoam¨¦rica porque el terrorismo islamista no suele frecuentarla.
Aunque las expectativas de la regi¨®n respecto a qu¨¦ cabe esperar de la Casa Blanca difieren, porque, entre otras razones, los gobiernos de Argentina, Brasil o Venezuela maniobran hacia la izquierda y los de Colombia y Am¨¦rica Central hacia la derecha, el grueso de las naciones latinoamericanas coincide en reclamar mayores facilidades comerciales y migratorias.
Durante la segunda Administraci¨®n de Bush habr¨¢ de retomarse el Tratado de Libre Comercio de las Am¨¦ricas (TLCA), promovido por Washington, sobre cuyo contenido existen serios desacuerdo entre las partes. A la espera de su firma, EE UU seguir¨¢ empujando acuerdos bilaterales.
No pocas de las necesidades regionales pasan por Washington. M¨¦xico conf¨ªa en que se activen las negociaciones sobre el acuerdo migratorio pretendido por Vicente Fox. M¨¢s de cuatro millones de mexicanos trabajan en EE UU sin documentaci¨®n, al igual que cientos de miles de guatemaltecos, dominicanos o salvadore?os. Su progresiva regularizaci¨®n es el principal objetivo de sus pa¨ªses, porque las remesas constituyen una de las principales fuentes de ingreso. No ser¨¢ f¨¢cil un sustancial cambio de rumbo en las prioridades de Bush, que continuar¨¢ su alianza comercial con M¨¦xico, la ayuda militar y financiera a Colombia contra el narcotr¨¢fico y la guerrilla, y las pugnas con el venezolano Hugo Ch¨¢vez.
?FRICA Alivio de la pobreza
En manos de Washington est¨¢n dos de las medidas clave para combatir la pobreza en ?frica: el alivio de la deuda y un mayor avance en el proceso de liberalizaci¨®n del comercio mundial. EE UU es el mayor contribuyente a las arcas del FMI y siempre pone a "su" hombre al frente del Banco Mundial. Ambas instituciones internacionales de cr¨¦dito, respaldadas por una pol¨ªtica flexible del Gobierno estadounidense, pueden dar un mayor alivio de deuda para los pa¨ªses m¨¢s pobres. Hay 41 pa¨ªses acogidos al programa de condonaci¨®n de deuda puesto en marcha por el Banco Mundial hace ocho a?os, y 33 son africanos. Algunos han logrado la reducci¨®n de parte de sus deudas, pero sin duda se necesita un mayor compromiso por parte de los pa¨ªses ricos, especialmente de EE UU, para que realmente se note que los pa¨ªses africanos disponen de m¨¢s recursos para combatir la pobreza en todo sus frentes.
Otra cosa que ?frica puede esperar de la Casa Blanca es que se lo ponga m¨¢s f¨¢cil a la hora de obtener sus propios fondos gracias a las exportaciones. EE UU deber¨ªa eliminar muchas de sus barreras comerciales y ayudas internas ilegales, especialmente en productos como el algod¨®n o el az¨²car, para permitir a los pa¨ªses africanos ganarse la vida y reducir su dependencia de la ayuda exterior.
Informaci¨®n realizada por Ricardo M. de Rituerto (Bruselas), Jose Reinoso (Pek¨ªn), Ferran Sales (Jerusal¨¦n), Juan Jes¨²s Azn¨¢rez (Madrid) y Fernando Gualdoni (Madrid).
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