La libertina ilustrada
Quiz¨¢ para recalcar la singularidad y novedad de la poeta (y comedi¨®grafa) inglesa que vamos a comentar, baste recordar que el benem¨¦rito y plural Mario Praz en sus dos vol¨²menes de Historia de la literatura inglesa, editados en 1967, no cita nunca a Aphra Behn (16401689), aunque s¨ª a alguno de sus ilustres colegas y amigos como John Wilmot, conde de Rochester. Coet¨¢nea en buena medida de sor Juana In¨¦s de la Cruz, aunque en contextos muy distintos (la monja en el cerrado esplendor del virreinato novohispano y la inglesa en el convulso clima insular de la Restauraci¨®n), ambas son mujeres conscientes de su condici¨®n femenina, doctas ambas y con la ¨ªntima y diversa necesidad de hacer que la mujer tome la voz y el protagonismo de su escritura. Por ello ambas han sido muy valoradas no s¨®lo por el feminismo -Virginia Woolf dec¨ªa que hab¨ªa que poner flores en la tumba de Mrs. Behn "porque ha ganado el derecho a expresar deseos y opiniones para todas las escritoras"- sino por los modernos y universitarios estudios de g¨¦nero.
LAS F?BULAS DEL DESEO Y OTROS POEMAS
Aphra Behn
Traducci¨®n y pr¨®logo
de Balbina Prior
Fugger/Sial. Madrid, 2004
174 p¨¢ginas. 13 euros
Nacida de familia humilde pero probablemente educada bajo el patrocinio de alg¨²n noble, Aphra Behn (que tom¨® el apellido de un marido del que qued¨® viuda) debi¨® ser una mujer decidida y valiente. Fue viajera y esp¨ªa -con el seud¨®nimo de Astrea, que us¨® tambi¨¦n en literatura- y de retorno a Inglaterra, una de las primeras mujeres de que tengamos noticia que us¨® la escritura como modo de vida.
Oroonoko -novela surgida de sus viajes- es una reivindicaci¨®n de la libertad, y aunque sus comedias est¨¦n claramente hechas a favor del p¨²blico del momento y del ¨¦xito comercial (la primera The Forced Marriage se estren¨® en 1670), en todas vuelven a aparecer los sentimientos que la situar¨ªan entre el bando de los libertinos: el libre derecho al placer -como testimonio individual de la libertad- y m¨¢s singularmente la voz propia de la mujer como sujeto y no s¨®lo como objeto de la f¨¢bula. Parecer¨¢ ocioso decir que, en condiciones tales, Mrs. Behn fue tenida por mujer poco recomendable, pese a su a menudo buena situaci¨®n social. Pope dir¨¢ en el siglo siguiente: "La incomparable Astrea sit¨²a a todos sus personajes en la cama".
Dice Balbina Prior en el pr¨®-
logo a su traducci¨®n -es edici¨®n biling¨¹e- que "despu¨¦s de John Dryden" (el escritor m¨¢s famoso de la ¨¦poca, agreg¨®), "Mrs. Behn es la autora m¨¢s prol¨ªfica de la Restauraci¨®n". Aqu¨ª la hemos de juzgar por una selecci¨®n de lo que se tiene por m¨¢s notable de su producci¨®n, la poes¨ªa, aunque algunos poemas est¨¦n extra¨ªdos de sus obras dram¨¢ticas. Lo m¨¢s llamativo de Las f¨¢bulas del deseo -sus poemas de amor o er¨®ticos- es indudablemente el papel protag¨®nico de la mujer, incluso en las convenciones arc¨¢dicas. En Desenga?o, Cloris se queja de que Lisander (?no debi¨® haberse traducido Lisandro?) sea incapaz de consumar el acto al que la ha encaminado. Y acaba: "cuya influencia de dulce hechicera / le conden¨® al infierno de la impotencia". En Una canci¨®n es una mujer la que habla a otra, y claramente puede tenerse por un texto de ¨¢mbito l¨¦sbico. M¨¢s claro es a¨²n el tema en el poema: "A la bella Clarinda, que me hizo el amor, imaginada m¨¢s como mujer". Entra aqu¨ª (adem¨¢s del tr¨ªo) el tema del hermafroditismo y el t¨¦rmino snake ( sierpe) como imagen del sexo masculino. Amores conseguidos o traicionados (a Aphra Behn se la tuvo por muy promiscua, aunque su m¨¢s conocido amante fue el abogado disoluto John Hoyle) en los poemas de nuestra autora es siempre la mujer quien tiene la palabra, a veces en un coro de voces distintas, recuerdo acaso de su actividad teatral. M¨¢s sencillos, aunque no faltos de inter¨¦s, son sus poemas breves imitados de las F¨¢bulas de Esopo (que escribi¨® con destino a una edici¨®n ilustrada) y los Otros poemas que son sat¨ªricos y morales, con amigos o contra enemigos: contra la hipocres¨ªa de Dryden -siempre de parte del poder, S¨¢tira al doctor Dryden- sobre un poeta amigo presa de males ven¨¦reos (Carta a un hermano escritor atribulado) o su eleg¨ªa A la muerte del malogrado conde de Rochester, tenido como cabeza de los libertinos y del que dice: "Audaces eran como de un dios sus azotes, / pero amable y gentil su mort¨ªfero ataque".
La traducci¨®n de Balbina Prior (a quien debemos este descubrimiento para el lector espa?ol) es correcta, pero brilla m¨¢s en los poemas de m¨¢s sencilla hechura, esto es, los varios y los es¨®picos. En los poemas amorosos -m¨¢s barrocos-, la traductora hubiera hecho mejor cuidando algo m¨¢s el ritmo, lo que no quiere decir copiar el original. Hay algunos fallos en la traducci¨®n de nombres arc¨¢dicos al espa?ol: Damon (sin acento), Lisander en lugar de Lisandro o Daphne por Dafne (aunque no descarto que en alg¨²n caso se trate de erratas, pues el libro no est¨¢ libre de ellas). Con todo, el conjunto (con pr¨®logo de car¨¢cter acad¨¦mico) es m¨¢s que digno y el pelda?o hacia arriba que se echa de menos en algunas traducciones se compensa por el encuentro -sin duda nuevo para muchos- con esta tan singular mujer y escritora, enterrada en la abad¨ªa de Westminster.
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