Lo que el Pent¨¢gono puede hacer en secreto
El autor de este art¨ªculo es uno de los reporteros de investigaci¨®n m¨¢s notables de EE UU, conocido por revelar al mundo la matanza de My Lai durante la guerra de Vietnam y las torturas en la prisi¨®n iraqu¨ª de Abu Ghraib
La reelecci¨®n de George W. Bush no fue la ¨²nica victoria que obtuvo el pasado oto?o. El presidente y sus consejeros de seguridad nacional han logrado controlar los an¨¢lisis estrat¨¦gicos y las operaciones encubiertas de los servicios militares y de inteligencia hasta un extremo que no se ve¨ªa desde la ascensi¨®n del Estado de la seguridad, tras la Segunda Guerra Mundial. Bush tiene un programa agresivo y ambicioso en el que aplicar ese control durante su segundo mandato, contra los mul¨¢s en Ir¨¢n y contra los diversos objetivos de la guerra contra el terrorismo. La CIA va a seguir perdiendo poder y haciendo cada vez m¨¢s -como dice un consultor del Gobierno estrechamente vinculado al Pent¨¢gono- de "intermediaria" de las pol¨ªticas dictadas por el presidente Bush y el vicepresidente Dick Cheney. Este proceso ya est¨¢ en marcha.
El presidente ha firmado ¨®rdenes que autorizan a realizar operaciones encubiertas
Estados Unidos ha llevado a cabo misiones secretas de reconocimiento en Ir¨¢n
"Los civiles del Pent¨¢gono quieren destruir en Ir¨¢n toda la infraestructura militar"
Pese al deterioro de la situaci¨®n de la seguridad en Irak, la Administraci¨®n de Bush no quiere revisar su objetivo pol¨ªtico fundamental en Oriente Pr¨®ximo: el establecimiento de la democracia en toda la regi¨®n. En el Gobierno consideran que la reelecci¨®n de Bush es la prueba de que EE UU apoya su decisi¨®n de ir a la guerra. Ha reforzado la posici¨®n, al frente del Pent¨¢gono, de los civiles neoconservadores que apoyaron la invasi¨®n, incluidos el vicesecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, y Douglas Feith, subsecretario de Pol¨ªtica en el mismo Departamento. Seg¨²n un antiguo responsable de los servicios de informaci¨®n, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se reuni¨® con la junta de jefes de Estado Mayor poco despu¨¦s de las elecciones y les dijo, en pocas palabras, que los derrotistas hab¨ªan podido hablar y el pueblo estadounidense no hab¨ªa aceptado su mensaje. Y a?adi¨® que EE UU no iba a retroceder en su compromiso de permanecer en Irak. "Estamos en una guerra contra el terrorismo, e Irak no es m¨¢s que una campa?a", dice el ex funcionario de inteligencia. "El Gobierno de Bush considera la regi¨®n como una gran zona de guerra. Luego tendremos la campa?a de Ir¨¢n".
Bush y Cheney son seguramente quienes establecen los objetivos pol¨ªticos, pero Rumsfeld es el que dirige su puesta en pr¨¢ctica y ha sido blanco de gran parte de las cr¨ªticas cada vez que ha habido problemas: los malos tratos a los prisioneros en Abu Ghraib, o la falta de blindaje suficiente para los veh¨ªculos de infanter¨ªa en Irak. Han pedido su cese tanto congresistas dem¨®cratas como republicanos, y en el Ej¨¦rcito no se le admira precisamente mucho.
Durante el segundo mandato, Rumsfeld va a tener todav¨ªa m¨¢s importancia. En mis entrevistas con funcionarios y ex funcionarios de los servicios militares de inteligencia, me han dicho que las prioridades se establecieron antes de las elecciones presidenciales, y que ser¨¢n, en gran parte, responsabilidad de Rumsfeld. La guerra contra el terrorismo se extender¨¢ y estar¨¢ verdaderamente bajo la autoridad del Pent¨¢gono. El presidente ha firmado una serie de decretos y ¨®rdenes ejecutivas que autorizan a comandos secretos y otras unidades de las fuerzas especiales a realizar operaciones encubiertas contra presuntos objetivos terroristas en 10 pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo y el sur de Asia.
La decisi¨®n del presidente permite que Rumsfeld pueda dirigir las operaciones de manera extraoficial, libre de las restricciones legales que sujetan a la CIA. De acuerdo con las leyes actuales, las actividades clandestinas de la CIA en el extranjero deben estar autorizadas por un decreto presidencial y notificadas a los comit¨¦s de inteligencia del Senado y la C¨¢mara de Representantes (estas leyes entraron en vigor despu¨¦s de una serie de esc¨¢ndalos relacionados con actividades de espionaje interior e intentos de asesinato de dirigentes extranjeros por parte de la CIA en los a?os setenta). "El Pent¨¢gono no se siente obligado a notificar nada al Congreso", me explic¨® el ex responsable de inteligencia. "Ni siquiera las llaman operaciones encubiertas, porque se parece demasiado al t¨¦rmino empleado por la CIA".
En mis entrevistas he o¨ªdo, una y otra vez, que el pr¨®ximo objetivo estrat¨¦gico es Ir¨¢n. "Todos dicen: 'No dir¨¦is en serio lo de atacar Ir¨¢n. Fijaos en Irak", cuenta el ex funcionario de inteligencia. "Pero ellos responden: 'Hemos aprendido varias lecciones, no desde el punto de vista militar, sino desde el pol¨ªtico. No vamos a seguir dependiendo de ning¨²n idiota de la agencia'. No quieren cabos sueltos, y por eso han eliminado a la CIA".
Desde hace m¨¢s de un a?o, Francia, Alemania, Reino Unido y otros pa¨ªses de la UE consideran que impedir que Ir¨¢n obtenga un arma nuclear es una carrera contra el tiempo... y contra el Gobierno de Bush. Han estado negociando con los dirigentes iran¨ªes para que abandonen sus ambiciones nucleares a cambio de ayuda econ¨®mica y ventajas comerciales. Ir¨¢n ha aceptado interrumpir temporalmente sus programas de enriquecimiento, que generan combustible para centrales nucleares, pero tambi¨¦n podr¨ªan producirlo para armamento (Ir¨¢n sostiene que sus instalaciones son legales con arreglo al Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear, TNP, del que es firmante, y que no tiene intenci¨®n de construir ninguna bomba). Sin embargo, el objetivo de las negociaciones actuales, que comenzaron el mes de diciembre en Bruselas, es convencer a Teher¨¢n para que d¨¦ un paso m¨¢s y desmantele su maquinaria. Ir¨¢n, por su parte, insiste en que necesita ver alguna contrapartida concreta por parte de los europeos: tecnolog¨ªa para la producci¨®n de petr¨®leo, equipamiento industrial pesado y, tal vez, incluso permiso para adquirir una flota de aviones Airbus.
Los europeos han instado al Gobierno de Bush a que se incorpore a las negociaciones, y ¨¦ste se ha negado. Los dirigentes civiles del Pent¨¢gono han explicado que no puede haber avances diplom¨¢ticos en la cuesti¨®n del peligro nuclear de Ir¨¢n mientras no exista una amenaza cre¨ªble de acci¨®n militar. El problema fundamental es que Ir¨¢n ha conseguido ocultar por completo la dimensi¨®n de su programa nuclear y su grado de desarrollo. Muchos servicios de inteligencia occidentales, incluidos los de EE UU, creen que a Ir¨¢n le faltan entre tres y cinco a?os, por lo menos, para poder fabricar cabezas nucleares, si bien est¨¢n mucho m¨¢s adelantados en el desarrollo de los sistemas de lanzamiento de misiles. Asimismo, tanto los servicios de informaci¨®n occidentales como el Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA) creen que Ir¨¢n tiene graves problemas t¨¦cnicos con su sistema de armamento, sobre todo en la producci¨®n del gas hexafluoruro que se necesita para fabricar cabezas nucleares.
Un funcionario de la CIA reci¨¦n retirado dice que conoce las evaluaciones realizadas y que es sabido que Ir¨¢n tiene graves dificultades en su labor de desarrollo de armamento. Tambi¨¦n reconoce que el calendario de la CIA para que haya un Ir¨¢n nuclear coincide con los c¨¢lculos europeos, siempre que Ir¨¢n no cuente con ayuda del exterior. "La gran inc¨®gnita es que no se sabe qui¨¦n puede suministrarles las piezas que les faltan ?Corea del Norte? ?Pakist¨¢n?".
Un diplom¨¢tico occidental me ha dicho que los europeos se sienten en lo que ¨¦l llama un "callej¨®n sin salida" mientras EE UU se niegue a intervenir. "Francia, Alemania y Gran Breta?a no pueden conseguirlo por s¨ª solos, y todo el mundo lo sabe". La alternativa ser¨ªa acudir al Consejo de Seguridad, pero cualquier resoluci¨®n para imponer sanciones contar¨ªa seguramente con el veto de China o Rusia, y entonces "se culpar¨¢ de todo a la ONU, y EE UU dir¨¢ que la ¨²nica soluci¨®n es bombardear".
El Gobierno israel¨ª se muestra esc¨¦ptico ante la postura europea. Silvan Shalom, ministro de Exteriores, dijo la semana pasada, en una entrevista concedida en Jerusal¨¦n a otro periodista de The New Yorker: "No me gusta lo que est¨¢ pasando. Al principio nos anim¨® que intervinieran los europeos. Durante mucho tiempo pensaron que era problema de Israel. Pero cuando vieron que los misiles ten¨ªan m¨¢s alcance y pod¨ªan apuntar a toda Europa, se preocuparon. Su postura consiste en usar el palo y la zanahoria, pero, hasta ahora, s¨®lo hemos visto la zanahoria". Y a?adi¨®: "Si no lo consiguen, Israel no puede vivir sabiendo que Ir¨¢n tiene una bomba nuclear".
En un reciente ensayo, Patrick Clawson, experto en Ir¨¢n y director adjunto del Instituto de Pol¨ªtica para Oriente Pr¨®ximo en Washington (adem¨¢s de partidario del Gobierno), expresaba la opini¨®n de que la fuerza, o la amenaza de usarla, es un instrumento crucial para negociar con Ir¨¢n. Dec¨ªa que, si Europa quiere colaborar con el Gobierno de Bush, "har¨ªa bien en recordar a Ir¨¢n que la opci¨®n militar sigue sobre la mesa". Y a?ad¨ªa que el argumento de que las negociaciones europeas dependen de Washington parece "una excusa por anticipado para la probable ruptura de las conversaciones entre la UE e Ir¨¢n". En una conversaci¨®n que mantuve posteriormente con ¨¦l, Clawson sugiri¨® que, aunque es inevitable alg¨²n tipo de acci¨®n militar, "ser¨ªa mucho m¨¢s conveniente para Israel -y para Washington- llevar a cabo acciones encubiertas".
Hay expertos militares y diplom¨¢ticos que rechazan la idea de que la acci¨®n militar, a la escala que sea, constituya el m¨¦todo apropiado. Shahram Chubin, un estudioso iran¨ª que es director de investigaciones del Centro de Pol¨ªtica de Seguridad en Ginebra, dice: "Es un enga?o pensar que EE UU o Israel tienen una opci¨®n militar apropiada para Ir¨¢n. La opini¨®n israel¨ª es que se trata de un problema internacional. 'Hacedlo vosotros', le dicen a Occidente. 'Si no, se encargar¨¢ nuestra fuerza a¨¦rea". En 1981, la aviaci¨®n israel¨ª destruy¨® el reactor iraqu¨ª Osirak e hizo retroceder su programa nuclear varios a?os. Pero ahora la situaci¨®n es m¨¢s compleja y m¨¢s peligrosa, dice Chubin. El bombardeo del Osirak "hizo que los iran¨ªes escondieran su programa nuclear, en lugares inaccesibles y dispersos", explica. "No podemos estar seguros de que, despu¨¦s de atacar, sea posible librarse de las consecuencias. EE UU e Israel no podr¨ªan saber con seguridad si hab¨ªan destruido todas las instalaciones, ni a qu¨¦ velocidad se podr¨ªan reconstruir. Mientras tanto, estar¨ªan a la espera de un contraataque iran¨ª que podr¨ªa ser militar, terrorista o diplom¨¢tico. Ir¨¢n posee misiles de largo alcance y v¨ªnculos con Hezbol¨¢, que tiene aviones no pilotados; no es posible ni imaginar c¨®mo podr¨ªan responder".
El Gobierno ha llevado a cabo misiones secretas de reconocimiento en Ir¨¢n, por lo menos, desde el verano pasado. Su inter¨¦s se centra, sobre todo, en reunir informaciones y datos sobre las instalaciones nucleares, qu¨ªmicas y de misiles, tanto declaradas como supuestas, con el fin de destacar los objetivos. El fin es identificar y aislar tres docenas o m¨¢s de blancos que puedan destruirse mediante ataques de precisi¨®n e incursiones rel¨¢mpago de comandos. "Los civiles del Pent¨¢gono quieren entrar en Ir¨¢n y destruir toda la infraestructura militar que sea posible", explica el consultor gubernamental estrechamente relacionado con el Departamento de Defensa.
Algunas de esas misiones exigen un grado de cooperaci¨®n extraordinario. Por ejemplo, el ex responsable de los servicios de informaci¨®n me contaba que en el sur de Asia se ha creado un grupo de trabajo de las fuerzas especiales estadounidenses que colabora estrechamente con un equipo de cient¨ªficos y t¨¦cnicos paquistan¨ªes muy familiarizados con sus colegas iran¨ªes. El grupo de trabajo estadounidense, ayudado por la informaci¨®n obtenida en Pakist¨¢n, ha penetrado en el este de Ir¨¢n, desde Afganist¨¢n, en busca de instalaciones subterr¨¢neas. Los miembros del grupo, o los agentes reclutados sobre el terreno, introdujeron dispositivos de detecci¨®n remota -llamados rastreadores-, capaces de examinar la atm¨®sfera y detectar emisiones radiactivas y otras pruebas de la existencia de programas de enriquecimiento nuclear.
La obtenci¨®n de esas pruebas es una de las prioridades del Gobierno de Bush. Dice el ex alto funcionario de inteligencia: "No quieren cometer los mismos errores de inteligencia que con las armas de destrucci¨®n masiva en Irak. Los republicanos no pueden permitirse el lujo de repetirlos. Un segundo tropez¨®n no a?ade ninguna lecci¨®n nueva". Y a?ade que el Gobierno de Pervez Musharraf, el presidente de Pakist¨¢n, ha visto muy recompensada su cooperaci¨®n: EE UU le garantiza que no tendr¨¢ que entregar a A. Q. Khan, considerado el padre de la bomba nuclear paquistan¨ª, al OIEA ni a ninguna otra autoridad internacional para ser interrogado. A Khan se le relaciona, desde hace dos d¨¦cadas, con un amplio consorcio de actividades en el mercado negro de las armas nucleares. El a?o pasado, Musharraf afirm¨® haberse sorprendido cuando Khan, ante una serie de pruebas abrumadoras, confes¨® sus actividades. Musharraf le perdon¨® unos d¨ªas despu¨¦s y, hasta ahora, se ha negado a que el OIEA o los servicios de informaci¨®n estadounidenses le interroguen. Se dice que Khan est¨¢ en la actualidad bajo arresto domiciliario, en una villa de Islamabad.
Tambi¨¦n ha habido una estrecha cooperaci¨®n con Israel, que ha pasado inadvertida. El consultor gubernamental vinculado al Pent¨¢gono dice que los civiles del Departamento de Defensa, bajo la direcci¨®n de Douglas Feith, han estado trabajando con estrategas y asesores israel¨ªes para desarrollar y perfeccionar posibles armas nucleares y qu¨ªmicas y objetivos de misiles en el interior de Ir¨¢n.
Tambi¨¦n se est¨¢n poniendo al d¨ªa los planes de contingencia del Pent¨¢gono para una invasi¨®n m¨¢s amplia de Ir¨¢n. Se ha pedido a los estrategas en el cuartel general del Mando Central de EE UU, situado en Tampa (Florida), que revisen el plan de guerra del Ej¨¦rcito para contar con una invasi¨®n lo m¨¢s generalizada posible del pa¨ªs, por tierra y por aire. Resulta l¨®gico tener que actualizar los planes, independientemente de que el Gobierno tenga intenci¨®n de actuar o no, porque la geopol¨ªtica de la regi¨®n ha cambiado dr¨¢sticamente en los tres ¨²ltimos a?os. Antes, una fuerza estadounidense de invasi¨®n habr¨ªa tenido que entrar en Ir¨¢n por mar, a trav¨¦s del golfo P¨¦rsico o el golfo de Om¨¢n; ahora es posible mover las tropas por tierra, desde Afganist¨¢n o Irak. Las unidades de fuerzas especiales y otros grupos podr¨ªan entrar desde las bases de nueva creaci¨®n en las rep¨²blicas de Asia central.
Es posible que algunas autoridades estadounidenses que hablan de la necesidad de eliminar la infraestructura nuclear de Ir¨¢n lo hagan como parte de una campa?a de propaganda para forzar a Ir¨¢n a abandonar sus planes de armas. Si es as¨ª, las se?ales no siempre est¨¢n claras. El presidente Bush, que, tras el 11-S hizo su famosa declaraci¨®n de que Ir¨¢n formaba parte del eje del mal, subraya ahora p¨²blicamente la necesidad de agotar la v¨ªa de la diplomacia.
Los halcones de la Administraci¨®n creen que pronto quedar¨¢ claro que el m¨¦todo negociador de los europeos no sirve de nada, y entonces actuar¨¢ el Gobierno de Estados Unidos. Los objetivos inmediatos de los ataques ser¨ªan destruir o inutilizar temporalmente la capacidad nuclear de Irak. Pero existen otros motivos igual de poderosos. El consultor gubernamental me dec¨ªa que los halcones del Pent¨¢gono, en conversaciones privadas, han presionado para que se realice un ataque limitado contra Ir¨¢n, porque creen que podr¨ªa desencadenar la ca¨ªda de los dirigentes religiosos.
Rumsfeld plane¨® y presion¨® durante m¨¢s de dos a?os antes de obtener la autorizaci¨®n presidencial para emplear comandos militares en operaciones encubiertas. Una de sus primeras medidas fue traspasar el mando de una unidad secreta, llamada entonces Zorro Gris, del Ej¨¦rcito al Mando de Operaciones Especiales (SOCOM), situado en Tampa. A instancias de la oficina de Rumsfeld, Zorro Gris qued¨® formalmente asignada a SOCOM en julio de 2002, con lo que, a partir de entonces, tendr¨ªa un ¨²nico jefe para los aspectos administrativos y en el despliegue operativo. En el pasado oto?o, Rumsfeld adquiri¨® m¨¢s capacidad de desplegar comandos.Ma?ana, segunda parte
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