Futbolistas de complemento

Paciente por naturaleza, Rijkaard acepta que la junta fiche en verano o, al menos, personifique sus demandas a cambio de poder corregir los desequilibrios en invierno. Acert¨® el a?o pasado con Davids, cuando advirti¨® que al grupo le faltaba agresividad, y ahora recurre de nuevo al mercado porque, si bien entiende que una plantilla corta es m¨¢s f¨¢cil de gestionar, las lesiones le han impedido refrescar a un equipo que lleg¨® muy apurado a la media parte del curso. Condicionado por la econom¨ªa y tras dejar pasar el tiempo, el entrenador ha buscado en el calcio, el campeonato que conoce, a dos complementos para un Bar?a que ya dispone de los jugadores que tienen que marcar las diferencias y, como tales, su dinero le costaron. Se qued¨® con Albertini e Iaquinta. No habr¨¢ problemas con el medio centro y, en cambio, le ha fallado el ariete del Udinese por caro, circunstancia que le ha llevado hasta Maxi L¨®pez, un delantero que no tiene padrino o no se le conoce. Ausente Larsson, Rijkaard quiere a un punta f¨ªsico, capaz de pegarse con los centrales, de aguantar y descargar el bal¨®n, un jugador que amplie el repertorio de ataque. No se sabe si El Alem¨¢n es el hombre y, por tanto, se le se?ala como una apuesta a medio plazo. No hay dudas por contra sobre el papel Albertini pese a tener ya fecha de caducidad: se le quiere para marcar el tempo seg¨²n convenga, al principio o al final; airear a los medios y permitir que M¨¢rquez ejerza de central. Rijkaard pretende que Albertini sea su extensi¨®n en el campo porque guarda la posici¨®n y sabe de t¨¢ctica. El metr¨®nomo, en cualquier caso, le puede venir bien a un equipo que ficha lo que ha podido y no lo que ha querido.