Sostiene Montilla
Nueve l¨ªneas de un discurso de 13 p¨¢ginas pronunciado por Jos¨¦ Montilla en el acto de inauguraci¨®n de la 19? Escuela de Invierno del PSC han hecho correr r¨ªos de tinta. Se dice que Montilla habr¨ªa atacado de forma injustificada a los partidos catalanes contrarios a la Constituci¨®n europea. Estos partidos son, para m¨¢s inri, socios del PSC en el Gobierno catal¨¢n y apoyos necesarios para el Gobierno presidido por Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. ?Anatema! Montilla habr¨ªa insultado, descalificado, criticado. ?l, habitualmente tan sensato, se habr¨ªa dejado arrastrar por las bajas pasiones que empobrecen el debate pol¨ªtico. Montilla deber¨ªa pedir disculpas, dicen.
En esta pol¨¦mica corremos el mismo riesgo que aquel que cuando el dedo se?ala la luna, s¨®lo se fija en el dedo. Veamos primero la declaraci¨®n literal de Montilla: "Es cierto que desde la ambici¨®n europe¨ªsta algunos llegan a decantarse por el no. Pero no podemos ignorar quienes son la mayor¨ªa de partidos que ya han votado no en el Parlamento europeo: estoy hablando de personajes como Jean Marie Le Pen y su hija Marine; Alessandra Mussolini, del neofascismo italiano; los antieurope¨ªstas del Reino Unido; el partido unionista norirland¨¦s; el austriaco J?rg Haider, y el partido racista flamenco Vlaams Blok. Ciertamente es una lista de malas compa?¨ªas para el europe¨ªsmo. Son las compa?¨ªas que en esta campa?a por el no tendr¨¢n los partidos que tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs se decantan por esta opci¨®n".
Montilla habr¨ªa atacado de manera injustificada a los partidos catalanes contrarios a la Constituci¨®n europea, dej¨¢ndose arrastrar por las bajas pasiones que empobrecen el debate pol¨ªtico
?De d¨®nde proviene el esc¨¢ndalo? Dicha coincidencia existe. Como se da tambi¨¦n en este caso la coincidencia entre los socialistas y Berlusconi. El problema no es coincidir en una posici¨®n ante un refer¨¦ndum que, como es obvio, s¨®lo permite votar s¨ª o no. El problema es que desde los partidos catalanes que propugnan el no, se afirma que con la victoria de su posici¨®n se abrir¨ªa el camino a una renegociaci¨®n de la Constituci¨®n que nos llevar¨ªa a una Europa m¨¢s unida pol¨ªticamente, m¨¢s respetuosa con los derechos de las naciones sin estado, m¨¢s comprometida con la justicia social y la sostenibilidad, m¨¢s democr¨¢tica, m¨¢s adecuada a las sensibilidades altermundialistas. Y ah¨ª est¨¢ el quid de la cuesti¨®n. De ser cierto el argumento, muchos votar¨ªamos no. El problema es que el argumento es falso. Una victoria del no ser¨ªa capitalizada por los que quieren frenar la construcci¨®n europea.
En este refer¨¦ndum la contradicci¨®n principal no se produce entre izquierdas y derechas, sino entre "m¨¢s Europa" y "menos Europa". En la defensa del no se han concentrado la ultraderecha y los partidos conservadores antieuropeos o euroesc¨¦pticos: el Frente Nacional de Le Pen, el partido liberal austriaco de Haider, la Liga de Familias de Polonia (en la que se cobija el Movimiento Nacional Cat¨®lico de ese pa¨ªs), el Partido por la Independencia del Reino Unido, el Partido Democr¨¢tico C¨ªvico de la Rep¨²blica Checa (la derecha antieuropea de aquel pa¨ªs), los conservadores brit¨¢nicos, etc¨¦tera. Se puede comprobar f¨¢cilmente en la votaci¨®n producida en el Parlamento europeo: de los 137 votos contrarios a la Constituci¨®n, 42 proceden de partidos de izquierdas y progresistas y 95 corresponden a posiciones de derecha radical o del nacionalismo conservador antieuropeo de diversos pa¨ªses. Del total de votos, dos tercios son netamente euroesc¨¦pticos.
?Qui¨¦n gana si gana el no? Ganan quienes quieren frenar la construcci¨®n europea. El s¨ª se traducir¨¢ en "m¨¢s Europa" mientras que el no se convertir¨ªa en "menos Europa" con toda seguridad, porque estamos hablando de la nueva Europa de 25 Estados miembros, con amplia mayor¨ªa de gobiernos conservadores, con una Comisi¨®n Europea de mayor¨ªa liberalconservadora y con un Parlamento europeo de similar composici¨®n. El no es una imprudencia temeraria si se defiende desde posiciones europe¨ªstas.
Esa y no otra es la cuesti¨®n. Las palabras de Montilla no deben ser tomadas ni como insulto ni a la ligera. Los socialistas no pensamos que Carod o Saura tengan nada que ver con Le Pen y Mussolini. Les conocemos bien y les respetamos tanto como para haber firmado con ellos un ambicioso y valiente acuerdo de gobierno. Pero estamos convencidos de que ni Carod ni Saura podr¨¢n hacer de la victoria del no una victoria de Europa. Ese es el argumento que los defensores del no deber¨ªan rebatir. Pero, simplemente, no est¨¢n en condiciones de hacerlo. Y muchos de ellos lo saben. Y por eso dudan sobre su propio voto.
Miquel Iceta Llorens es viceprimer Secretario y Portavoz del PSC
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