Philip johnson, el impulsor de la arquitectura de cristal
Philip Johnson, uno de los art¨ªfices e inspirados de la arquitectura estadounidense contempor¨¢nea, muri¨® en la noche del martes en su domicilio en New Canaan (Connecticut) a la edad de 98 a?os. Incluso esa residencia privada era una definici¨®n creativa: su vivienda era un cubo de cristal insertado en un bosque. Suyo es el dise?o del edificio de AT&T en Nueva York (ahora propiedad de Sony), que acab¨® convertido en modelo impulsor para la arquitectura de cristal y fue, como ¨¦l mismo acept¨®, "el mejor trabajo de mi vida". Era, seg¨²n algunos, el arquitecto vivo m¨¢s importante de la historia contempor¨¢nea y el que m¨¢s ha definido el skyline de las ciudades modernas de Estados Unidos.
Johnson naci¨® en Ohio en 1906 y descubri¨® tarde su pasi¨®n y su genio para la arquitectura. En 1927, despu¨¦s de acabar los estudios de filosof¨ªa en la Universidad de Harvard, se embarc¨® en un viaje por Europa que empez¨® a cambiar el sentido de su vida. En los a?os siguientes, en una aproximaci¨®n sosegada a la que acabar¨ªa siendo su profesi¨®n, Johnson trabaj¨® como cr¨ªtico, escritor, historiador e incluso director de museo, siempre inclinado hacia la arquitectura como forma de arte.
En 1932 asumi¨® el empleo que cambiar¨ªa su vida. El Museo de Arte Moderno de Nueva York contrat¨® a Johnson como director del departamento de arquitectura; ese mismo a?o organiz¨® una de las exhibiciones arquitect¨®nicas m¨¢s influyentes de la ¨¦poca; de hecho, los cr¨ªticos le atribuyen la internacionalizaci¨®n de la arquitectura contempor¨¢nea. Estaba especialmente entregado a la difusi¨®n de los trabajos de creadores europeos, especialmente los del arquitecto alem¨¢n Ludwig Mies van der Rohe, defensor de la austeridad visual como expresi¨®n del "alma" de los edificios.
Sin dejar ese cargo, Johnson regres¨® a Harvard para estudiar dise?o con Marcel Breuer. En 1949, como trabajo de fin de carrera, Johnson dise?¨® la vivienda privada en la que resid¨ªa en los ¨²ltimos a?os de su vida, conocida como "la casa de cristal". Cuando se reincorpor¨® plenamente a su despacho en Nueva York, los conocimientos adquiridos le permitieron dise?ar el ala oeste del MOMA en 1951 y el jard¨ªn de esculturas en 1953.
Johnson organiz¨® la primera visita a EE UU de Mies van der Rohe, que dise?¨® su apartamento en Nueva York y con quien lleg¨® a colaborar en la construcci¨®n de un edificio que ha sido descrito como el m¨¢s elegante de los rascacielos de este pa¨ªs, el Seagram Building, en Manhattan. A?os despu¨¦s, Johnson planific¨® en solitario la construcci¨®n de un edificio que acab¨® convertido en el m¨¢s aclamado y pol¨¦mico de su carrera, el rascacielos para la sede central de AT&T -propiedad ahora de la multinacional Sony- que coron¨® con un c¨ªrculo vac¨ªo.
Entre 1964 y 1967 trabaj¨® con Richard Foster y en los 20 a?os siguientes comparti¨® su vida y su obra con John Burgee. Esas dos d¨¦cadas de trabajo dejaron un legado colosal en su valor y en su tama?o. El Internacional Place de Boston, las torres Tycon de Vienna (Virginia), el Momentum Place en Dallas, el rascacielos de la 53 con la Tercera Avenida en Nueva York, el centro NCNB en Houston, la Catedral de Cristal en California y el Nacional Center for Performing Arts de Bombay son algunas de las obras que gener¨® esa colaboraci¨®n.
Johnson se jubil¨® en 1989, pero regres¨® al trabajo cinco a?os despu¨¦s con un antiguo colaborador, Alan Ritchie, con quien dise?¨®, entre otros edificios, la Trump Internacional Hotel and Tower de Nueva York y el espacio construido donde estuvo durante d¨¦cadas el Checkpoint Charlie, el paso fronterizo entre la Alemania Occidental y la comunista en el centro de Berl¨ªn, emblema de la separaci¨®n entre los dos pa¨ªses.
En los ¨²ltimos a?os de su vida, Johnson habl¨® con franqueza de su vida, reconoci¨® una homosexualidad que, seg¨²n dijo, siempre se esmer¨® en ocultar y asumi¨® con sentimiento de culpa la tristeza de haber mostrado cierta comprensi¨®n hacia el r¨¦gimen nazi de Adolf Hitler; sus a?os de admiraci¨®n hacia el fascismo respond¨ªan "a la fascinaci¨®n por el poder" que le dej¨® su estancia en Berl¨ªn durante la d¨¦cada de los a?os treinta, "pero no tengo excusa para justificar una estupidez tan incre¨ªble", dijo recientemente.-
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