Que venga Dios
Ser cristiano se ha convertido en los ¨²ltimos tiempos en un reto dif¨ªcil para quienes, adem¨¢s de creer en Dios, pretenden actuar con arreglo a una moral, a una conciencia propia y a un sentido com¨²n. Y no lo digo por esa pertinaz "persecuci¨®n" que, seg¨²n Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal, y Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco, arzobispo de Valencia, vienen sufriendo los creyentes. Hablo de todo lo contrario, del estado de perplejidad y de confusi¨®n que las jerarqu¨ªas eclesi¨¢sticas est¨¢n propagando entre sus fieles al enfrentar la doctrina de la Iglesia con asuntos de responsabilidad ¨¦tica que ata?en por igual a cristianos, ateos, practicantes y agn¨®sticos.
Seg¨²n el arzobispo de Madrid, el progresivo absentismo que sufren las iglesias, la escasez de vocaciones y la ca¨ªda en picado del n¨²mero de j¨®venes que ejercen la fe se debe a "instigadores" de parecido pelaje: las actuales corrientes de pensamiento y los influyentes centros de poder, que obnubilan la conciencia colectiva y conducen al pecado masivo. El arzobispo Garc¨ªa-Gasco atribuye ese descalabro espiritual al poder pol¨ªtico, que adem¨¢s de insultar y despreciar a los cristianos, est¨¢ sembrando la discordia en la sociedad y se obstina en dividirla dirigiendo sus burlas y amenazas a quienes ejercen la libertad religiosa. "El evangelio y la vida cristina", sentenci¨® el prelado desde el p¨²lpito de la catedral de Valencia, "no se ajustan a la moda". Eso dijo; s¨®lo que guiado por ese af¨¢n dogm¨¢tico de echar balones fuera y de inculpar al infiel urdi¨® una frase algo distinta de la que debi¨® escucharse en honor a la verdad: "La doctrina y la vida cristiana que nos empe?amos en salvaguardar no se ajustan a la realidad del mundo ni a los problemas ¨¦ticos del hombre actual". S¨®lo un ejemplo: mientras millones de seres humanos mueren de sida, la Santa Sede y sus mentes episcopales siguen condenando el preservativo en favor de la castidad. Pues muy bien. Acatemos el dogma, condenemos la ciencia y, mientras tanto, que venga Dios en persona a resolver esa epidemia que circula por el mundo menospreciando a sus criaturas. ?Vale as¨ª?
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